LA IMPORTANCIA DE LAS MISAS Y EL AUXILIO DEL ÁNGEL CUSTODIO


 


Veamos un caso ocurrido en la Ferriere, Francia, en 1154. Este milagro está documentado en el libro “De miraculis” de Pedro Cluniacense (libro 2, cap. 2).

Un minero quedó sepultado por un desprendimiento de tierras en una mina. Después de ocho días, lo dieron por muerto. Su mujer empezó a mandar celebrar una Misa por su alma cada semana. Solamente una vez se olvidó de esta práctica piadosa. 

Al cabo de un año, un grupo de mineros logró rescatarlo con vida, al hacer trabajos de exploración. 

Le preguntaron cómo había podido sobrevivir durante tanto tiempo y él respondió: “Un joven resplandeciente como el sol y de una belleza celestial, que llevaba en la mano una antorcha encendida y la fijaba en la roca delante de mí venía y me dejaba un gran pan con agua y me consolaba para que comiera y tuviera esperanza. Luego desaparecía y volvía a aparecer cada semana.  Recuerdo que solamente una vez pareció olvidarse de mí, dejándome en tinieblas y sin alimento “. 

Entonces, todos reconocieron en él a su Ángel custodio, que le traía los socorros que su esposa le conseguía con la Misa semanal, que mandaba celebrar por él, excepto en la semana que se había olvidado.

(Más allá de la muerte, P. Ángel Peña O.A.R.)

CRISTO ES MÍO

 Míos son los cielos y mía es la tierra; mías son las gentes, los justos son míos y míos los pecadores; los ángeles son míos, y la Madre de Dios y todas las cosas son mías; y el mismo Dios es mío y para mí, porque Cristo es mío y todo para mí. Pues ¿qué pides y buscas, alma mía? Tuyo es todo esto, y todo es para ti. No te pongas en menos ni repares en migajas que se caen de la mesa de tu Padre.

Sal fuera y gloríate en tu gloria, escóndete en ella y goza, y alcanzarás las peticiones de tu corazón.

No me quitarás, Dios mío, lo que una vez me diste en tu único Hijo Jesucristo, en que me diste todo lo que quiero. Por eso me holgaré que no te tardarás si yo espero.

(San Juan de la Cruz)



NADIE MERECE MÁS AMOR QUE JESÚS

 La caridad va siempre unida con la verdad, por lo que, conociendo que Dios es el único y verdadero bien, aborrece la iniquidad, que se opone a la voluntad divina, y sólo se complace en lo que Dios quiere. De aquí procede que el alma amante de Dios se preocupa poco de lo que los demás digan de ella y sólo atiende a lo que es del agrado de Dios. (San Alfonso Mª de Ligorio)

Decía el Beato Enrique Susón: «Aquellos que están verdaderamente con Dios, son los que se esfuerzan por cumplir con la verdad y después no se cuidan de lo que de ellos digan los hombres o de cómo les traten». 

Por eso no se entiende que algunas personas que dicen ser creyentes y católicos viven continuamente en una vida de pecado, por ejemplo viviendo (y teniendo relaciones sexuales) sin estar casados por la Iglesia como Dios manda. Se saltan el Sacramento del matrimonio con excusas varias: "es que mi pareja no quiere casarse" "es que mi pareja no cree en Dios". A estas personas habrá que preguntarles si sus parejas lo van a salvar el día terrible del juicio, cuando Dios les pregunte por qué no se unieron por el Sacramento del matrimonio instituido por Cristo.

Hay que tener clara una cosa: Si para conseguir algo que queremos, ya sea persona o situación, nos saltamos las leyes de Dios y de la Santa Madre Iglesia, es que esa persona o esa situación no es querida por Dios en nuestras vidas.

Por ejemplo, si para conseguir un trabajo tengo que mentir, entonces NO es voluntad de Dios que consigamos ese trabajo, seguro él tiene otro para nosotros. Dios no desampara nunca a quien lo sigue valientemente sin querer ofenderlo.

Hay una frase preciosa que dice: "La voluntad de Dios nunca te lleva donde la gracia de Dios no te proteja", esto quiere decir que a veces vamos a tener miedo de cumplir la voluntad de Dios, pero no debemos temer, pues Dios siempre estará con nosotros, es un amigo fiel que no nos va a abandonar, y menos cuando queremos seguirlo.

Debemos tener valor y rechazar enérgicamente el pecado.

NADIE se merece más amor ni honor que Jesucristo, no lo ofendamos por nadie.



EL ARTE DE CALLAR

Callar.... sobre tu propia persona, es humildad

Callar.... sobre los defectos de los demás, es caridad

Callar.... cuando estamos sufriendo, es heroísmo...

Callar.... delante del sufrimiento ajeno, es cobardía

Callar.... delante de la injusticia, es flaqueza

Callar.... cuando el otro está hablando, es delicadeza

Callar.... cuando el otro espera una palabra, es omisión

Callar.... y no decir palabras inútiles, es penitencia

Callar.... cuando no hay necesidad de hablar, es prudencia

Callar.... cuando Dios nos habla en el corazón, es silencio



JESÚS, EL DULCE, VIENE…(Juan Ramón Jiménez)


Jesús, el dulce, viene...

Las noches huelen a romero…

¡Oh, qué pureza tiene

la luna en el sendero!


Palacios, catedrales,

tienden la luz de sus cristales

insomnes en la sombra dura y fría…

Mas la celeste melodía

suena fuera…

Celeste primavera

que la nieve, al pasar, blanda, deshace,

y deja atrás eterna calma…


¡Señor del cielo, nace

esta vez en mi alma!

NOCHEBUENA Amado Nervo

Pastores y pastoras,

abierto está el edén.

¿No oís voces sonoras?

Jesús nació en Belén.


La luz del cielo baja,

el Cristo nació ya,

y en un nido de paja

cual pajarillo está.


El niño está friolento.

¡Oh noble buey,

arropa con tu aliento

al Niño Rey!


Los cantos y los vuelos

invaden la extensión,

y están de fiesta cielos

y tierra… y corazón.



Resuenan voces puras

que cantan en tropel:

Hosanna en las alturas

al Justo de Israel!


¡Pastores, en bandada

venid, venid,

a ver la anunciada

Flor de David!…

AVIENTO (Poema del Padre Jesús del Castillo)



El Adviento se viste de violetas. 
Es, en el alma, tensión de espera. 
No es aún la cosecha: es primavera. 

 El Adviento es hambre de pan, clamor de profetas; 
es mugido en los establos y cónclave en las estrellas. 
 El Adviento es llamada en los cielos, 
luna que al sueño despierta, 
suave temblor de alborada que alerta, 
pasos de peregrinos que inquietan. 

 El Adviento es gravidez que viene pidiendo urgencias. 
Ya están convocados ángeles y reyes, pastores, pesebre y bueyes… 
 El Adviento es Ella, es la Virgen bella, 
serena, ante el cuenco de pajas que ya se quiebran. 
Ya se escucha el «Gloria» en las lejanías. 
El Adviento es Ella: ¡Santa María!

LAS VIRTUDES SE PONEN A PRUEBA Y SE FORTALECEN POR SUS CONTRARIOS (Palabras de Jesús a Santa Catalina de Siena)

Te he enseñado cómo el hombre es útil al prójimo y cómo sus obras son manifestación del amor que me tiene. 

Ahora te digo que la virtud de la paciencia se prueba en el hombre en el tiempo de la injuria que se recibe del prójimo, como la humildad por medio del soberbio; la fe, por el que no la tiene; la verdadera esperanza, por el que no espera; la justicia, por el injusto; la piedad, por el cruel, y la mansedumbre y benignidad, por medio del iracundo. 

Todas las virtudes se prueban y cobran vida en relación con el prójimo, lo mismo que los malvados dan el ser a todos los vicios en relación con el prójimo. Si lo analizas bien, la humildad es probada por la soberbia, esto es, que el humilde mata la soberbia, razón por la cual el soberbio no le puede hacer daño espiritual; tampoco la infidelidad del inicuo, que ni me ama ni espera en mí, le disminuye la fe al que la tiene, ni la esperanza, que ha nacido en él por amor a mí, sino que, más bien, las fortalece y deja todas comprobadas por la dilección del amor al prójimo. Y, aunque se le vea sin fe y sin esperanza, siempre puede buscar en mí la salvación. 

La justicia no se empequeñece con la injusticia, sino, más bien, intenta dar pruebas de ella, es decir, desenmascara al injusto por la virtud de la paciencia; lo mismo que la benignidad y mansedumbre se manifiestan en el tiempo de la ira por medio de la dulce paciencia; y en la envidia, el desprecio y el odio muestran la dilección de la caridad en cuanto al hambre y deseo de la salvación de las almas. 

Además te digo que no sólo se prueba la virtud en los que devuelven bien por mal, sino que frecuentemente pondrá carbones encendidos en el fuego de la caridad. 

Ese fuego reduce a la nada el odio y rencor del corazón y del espíritu del iracundo, y, en consecuencia, el odio se convierte, a veces, en benevolencia. Esto ocurre en razón de la virtud de la caridad y perfecta paciencia que hay en el que sufre la ira del malvado, por sufrir y soportar sus defectos '. 

("El diálogo, Santa Catalina de Siena)



CÁNTICO ESPIRITUAL Canciones entre el alma y el esposo (San Juan de la Cruz)


 

Esposa:


¿Adónde te escondiste,

amado, y me dejaste con gemido?

Como el ciervo huiste,

habiéndome herido;

salí tras ti, clamando, y eras ido.


Pastores, los que fuerdes

allá, por las majadas, al otero,

si por ventura vierdes

aquél que yo más quiero,

decidle que adolezco, peno y muero.


Buscando mis amores,

iré por esos montes y riberas;

ni cogeré las flores,

ni temeré las fieras,

y pasaré los fuertes y fronteras.


(Pregunta a las Criaturas)


¡Oh bosques y espesuras,

plantadas por la mano del amado!

¡Oh prado de verduras,

de flores esmaltado,

decid si por vosotros ha pasado!


(Respuesta de las Criaturas)


Mil gracias derramando,

pasó por estos sotos con presura,

y yéndolos mirando,

con sola su figura

vestidos los dejó de hermosura.


Esposa:


¡Ay, quién podrá sanarme!

Acaba de entregarte ya de vero;

no quieras enviarme

de hoy más ya mensajero,

que no saben decirme lo que quiero.


Y todos cantos vagan,

de ti me van mil gracias refiriendo.

Y todos más me llagan,

y déjame muriendo

un no sé qué que quedan balbuciendo.


Mas ¿cómo perseveras,

oh vida, no viviendo donde vives,

y haciendo, porque mueras,

las flechas que recibes,

de lo que del amado en ti concibes?


¿Por qué, pues has llagado

aqueste corazón, no le sanaste?

Y pues me le has robado,

¿por qué así le dejaste,

y no tomas el robo que robaste?


Apaga mis enojos,

pues que ninguno basta a deshacellos,

y véante mis ojos,

pues eres lumbre dellos,

y sólo para ti quiero tenellos.


¡Oh cristalina fuente,

si en esos tus semblantes plateados,

formases de repente

los ojos deseados,

que tengo en mis entrañas dibujados!


¡Apártalos, amado,

que voy de vuelo!


Esposo:


Vuélvete, paloma,

que el ciervo vulnerado

por el otero asoma,

al aire de tu vuelo, y fresco toma.


Esposa:


¡Mi amado, las montañas,

los valles solitarios nemorosos,

las ínsulas extrañas,

los ríos sonorosos,

el silbo de los aires amorosos;


la noche sosegada,

en par de los levantes de la aurora,

la música callada,

la soledad sonora,

la cena que recrea y enamora;


nuestro lecho florido,

de cuevas de leones enlazado,

en púrpura tendido,

de paz edificado,

de mil escudos de oro coronado!


A zaga de tu huella,

las jóvenes discurran al camino;

al toque de centella,

al adobado vino,

emisiones de bálsamo divino.


En la interior bodega

de mi amado bebí, y cuando salía,

por toda aquesta vega,

ya cosa no sabía

y el ganado perdí que antes seguía.


Allí me dio su pecho,

allí me enseñó ciencia muy sabrosa,

y yo le di de hecho

a mí, sin dejar cosa;

allí le prometí de ser su esposa.


Mi alma se ha empleado,

y todo mi caudal, en su servicio;

ya no guardo ganado,

ni ya tengo otro oficio,

que ya sólo en amar es mi ejercicio.


Pues ya si en el ejido

de hoy más no fuere vista ni hallada,

diréis que me he perdido;

que andando enamorada,

me hice perdidiza, y fui ganada.


De flores y esmeraldas,

en las frescas mañanas escogidas,

haremos las guirnaldas

en tu amor florecidas,

y en un cabello mío entretejidas:


en sólo aquel cabello

que en mi cuello volar consideraste;

mirástele en mi cuello,

y en él preso quedaste,

y en uno de mis ojos te llagaste.


Cuando tú me mirabas,

tu gracia en mí tus ojos imprimían;

por eso me adamabas,

y en eso merecían

los míos adorar lo que en ti vían.


No quieras despreciarme,

que si color moreno en mí hallaste,

ya bien puedes mirarme,

después que me miraste,

que gracia y hermosura en mí dejaste.


Cogednos las raposas,

que está ya florecida nuestra viña,

en tanto que de rosas

hacemos una piña,

y no parezca nadie en la montiña.


Deténte, cierzo muerto;

ven, austro, que recuerdas los amores,

aspira por mi huerto,

y corran sus olores,

y pacerá el amado entre las flores.


Esposo:


Entrado se ha la esposa

en el ameno huerto deseado,

y a su sabor reposa,

el cuello reclinado

sobres los dulces brazos del amado.


Debajo del manzano,

allí conmigo fuiste desposada,

allí te di al mano,

y fuiste reparada

donde tu madre fuera violada.


O vos, aves ligeras,

leones, ciervos, gamos saltadores,

montes, valles, riberas,

aguas, aires, ardores

y miedos de las noches veladores,


por las amenas liras

y canto de serenas os conjuro

que cesen vuestras iras

y no toquéis al muro,

porque la esposa duerma más seguro.


Esposa:


Oh ninfas de Judea,

en tanto que en las flores y rosales

el ámbar perfumea,

morá en los arrabales,

y no queráis tocar nuestros umbrales.


Escóndete, carillo,

y mira con tu haz a las montañas,

y no quieras decillo;

mas mira las compañas

de la que va por ínsulas extrañas.


Esposo:


La blanca palomica

al arca con el ramo se ha tornado,

y ya la tortolica

al socio deseado

en las riberas verdes ha hallado.


En soledad vivía,

y en soledad he puesto ya su nido,

y en soledad la guía

a solas su querido,

también en soledad de amor herido.


Esposa:


Gocémonos, amado,

y vámonos a ver en tu hermosura

al monte o al collado

do mana el agua pura;

entremos más adentro en la espesura.


Y luego a las subidas

cavernas de la piedra nos iremos,

que están bien escondidas,

y allí nos entraremos,

y el mosto de granadas gustaremos.


Allí me mostrarías

aquello que mi alma pretendía,

y luego me darías

allí tú, vida mía,

aquello que me diste el otro día:


el aspirar del aire,

el canto de la dulce filomena,

el soto y su donaire,

en la noche serena

con llama que consume y no da pena;


que nadie lo miraba,

Aminadab tampoco parecía,

y el cerco sosegaba,

y la caballería

a vista de las aguas descendía.


MARÍA. poema del Padre Lamet


 

Cuando contemplo el brillo de mi aldea

bajo el sol que se ríe con la fuente,

o el trigo que se mece blandamente

y promete nacer mientras verdea;


cuando escucho a José que carpintea

una cuna de olivo, oigo a la gente

que me sabe feliz porque presiente

una ola de luz con la marea…,


los ojos cierro y palpo tu presencia

en este santuario de mi seno.

Oh, mi niño, te siento en mi regazo,


y te escucho latir con la querencia

de un vacío que nunca estuvo lleno,

y un mundo desvalido sin tu abrazo


(Padre Lamet) 

ADVIENTO, poesía del Padre Salvador Lugo Azuela



Si todo aguarda al Mesías:

la brisa, el ave y la flor,

y ya lo anuncia Isaías,

¿por qué se tarda el Señor?


Se apresuran los pastores

y la estrella da su luz.

Ángeles cantan primores,

¿dónde está el Niño Jesús?


El establo ya está listo,

la tosca paja también.

Anochece ya en Belén

¿y no llega Jesucristo?


Callad todos, tened calma.

Algo pasa si no llega.

Falta aún alguna entrega:

falta… ¡preparar el alma!

(P. Salvador Lugo Azuela)

MARÍA ES INTERCESORA ANTE SU HIJO JESÚS

 María es aquella nave afortunada que nos trajo del cielo a la tierra a Jesucristo, pan vivo, que vino del cielo para darnos la vida eterna, como él mismo lo dice: “Yo soy el pan vivo que he bajado del cielo; el que coma de esta pan vivirá eternamente” (Jn 6, 51-52). Por eso dice Ricardo de San Lorenzo que en el mar del mundo se pierden todos los años los que no se encuentran dentro de esta nave protegidos por María. Y añade: “En cuanto veamos que se encrespan las olas de este mar, debemos gritar a María: ¡Señora! ¡Sálvanos, que perecemos! Siempre que nos veamos en peligro de perdernos por las tentaciones y malas pasiones, debemos recurrir a María, gritando: “Pronto, María, ayúdanos, sálvanos si no quieres vernos perdidos”. 

Adviértase que este autor no tiene escrúpulo en decir a María: “Sálvanos, que perecemos”, pues hay personas que pretenden prohibir que digamos a la Virgen que nos salve, pues dicen que salvar es sólo cosa de Dios. Pero si un condenado a muerte puede pedir a un favorito del rey que le salve la vida intercediendo ante el príncipe, ¿por qué no hemos de poder decir a la Madre de Dios que nos salve e interceda ante su Hijo impetrándonos la gracia de la vida eterna?

(Las Glorias de María, San Alfonso Mª de Ligorio)



ORACIÓN POR LOS CRISTIANOS PERSEGUIDOS


 Dios nuestro,

que en tu amorosa Providencia

has querido asociar a tu Iglesia

a los sufrimientos de tu Hijo,

concede a los fieles que sufren persecución

a causa de tu Nombre,

en los diversos países del mundo,

los dones de la paciencia y de la caridad,

para que puedan dar testimonio fiel y creíble 

de tus promesas.

Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.


HAGAMOS REPARACIÓN POR LOS ULTRAJES E INDIFERENCIAS CONTRA JESÚS EUCARÍSTICO



 ¡Reparad! porque este Cuerpo es olvidado, 

desconocido y muchas veces ultrajado. 

¿Quién no olvida que el Cuerpo de Jesús en 

la Eucaristía tiene un verdadero corazón, 

un corazón delicado, atento, amante 

y verdaderamente vivo? 

¿Quién trata a la Hostia como al cuerpo de 

Dios, como el cuerpo vivo y animado 

de Jesús en persona? 

¡Reparad por los herejes y consolad a Jesús, 

porque ellos dicen que la Hostia no es más que 

una imagen, un signo conmemorativo de la 

carne de Jesús! ¡Ellos le acusan de mentira! 

Los incrédulos, los racionalistas dicen que la 

Eucaristía no es más que una fábula, 

una superstición imposible: ¡qué ultrajante desprecio! 

¡Los malos cristianos se portan en su presencia 

con una ligereza y una inconveniencia muy 

despreciables! Y los buenos, y los que están 

consagrados al ministerio de la Eucaristía, ¿no 

olvidan muy frecuentemente, cuando se acercan 

al Cuerpo del Señor, que sus ojos están 

abiertos, su persona viva, su corazón sensible; 

y por último, que está allí un ser dignísimo, 

respetabilísimo, adorabilísimo? 

¡Reparad por vosotros! porque esos olvidos, 

esas irreverencias, esas faltas de delicadeza son, 

mirándolo bien, verdaderos crímenes cometidos 

contra la Divina Majestad. 

Cuando se recuerdan los honores, homenajes,

adoraciones y alabanzas que la corte celestial rinde al 

Cuerpo de Jesús, y se palpa la manera con que 

lo tratamos, hay muchos motivospara llorar de dolor 

y temblar de espanto. 

Nada digo de las comuniones y robos sacrílegos, 

atentados horribles cometidos sobre el 

más santo de los cuerpos; crímenes mucho más 

negros que los de los judíos cuando arrastraron, 

flagelaron y crucificaron el cuerpo de Jesús. 

¡ Y esta monstruosidad es de todos los días, 

sí, de cada día! ¡Sabedlo! ¡Vivid en este pensamiento, 

y reparad por los que ultrajan el Santísimo 

Cuerpo de Jesús!

(La persona del Cristo Eucarístico, P. Terniere)

DONDE ESTÁ MARÍA, SIEMPRE ESTÁ JESÚS

 Jesús es el fruto de María como lo dijo Isabel: 

Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre” (Lc 1, 42). Y el que quiere el fruto tiene que ir al árbol. El que quiere a Jesús debe ir a María, y el que encuentra a María también encuentra con toda certeza a Jesús. 

Santa Isabel, cuando vio que la santísima Virgen llegaba a visitarla a su casa, no sabiendo cómo agradecer tanta humildad, exclamó: “¿De dónde a mí que la Madre de mi Señor venga a visitarme?” (Lc 1, 43).Pero ¿No sabía Isabel que a su casa habían llegado no sólo la santísima Virgen, sino Jesús también? Y entonces, ¿por qué se declara indigna de recibir a la Madre y no más bien de que viniera el Hijo a visitarla? 

¡Qué bien comprendía la santa que cuando venía María llevaba también a Jesús! Y por eso le bastó con agradecer a la Madre sin tener que nombrar al Hijo.

(Las Glorias de María, san Alfonso Mªde Ligorio)




JESUCRISTO ES EL SACERDOTE PERFECTO



Reunid todos los sentimientos de respeto, de veneración, de reconocimiento, 

de amor y de fe que pueden  entrar en el acto de adoración, para adorar 

a Nuestro Señor Jesucristo como lo merece, bajo su nombre sacrosanto 

y admirable e inefable de Sacerdote.

Adorad al Sacerdote por excelencia: « Tu es sacerdos in ceternum.» 

Vos sois Sacerdote, Vos sois el único Sacerdote eterno, 

oh Jesús, hijo de Dios hecho hombre Vos sois Sacerdote como nadie lo ha sido ni lo será: 

Sacerdote por esencia, por naturaleza,  por elección. 

Vos sois Sacerdote en toda la plenitud de la forma sacerdotal, 

en toda la perfección de las cualidades sacerdotales, en toda la extensión posible del poder, 

de la acción y de las funciones del Sacerdocio. 

Dice Santo Tomás: propio es del sacerdocio comunicar al pueblo 

los dones sagrados de Dios, la verdad, la gracia, el perdón, la vida sobrenatural,

y hacer subir hasta Dios los dones sagrados de los hombres, sus adoraciones, 

sus oraciones y sus ofrendas. 

Concentremos nuestra atención en la persona de nuestro adorable Sacerdote, 

Él goza de todas las infinitas complacencias del Padre, 

recibe todos los dones divinos, es santo, inocente, sin mancha, 

puesto al abrigo de todo pecado, y no teniendo deuda ninguna 

delante de Dios. Tal es la consagración de nuestro Sacerdote. 

Y al mismo tiempo, como es el hombre perfecto por excelencia, 

el más noble, más puro y más rico de los hijos de los hombres 

y por la naturaleza y por la gracia su preferido por todos motivos, 

encuentra en este hecho el derecho de representarlos a todos delante de Dios.

¡Oh Sacerdocio sublime! ¡Sacerdote perfecto!

 Jesús, yo os adoro en la plenitud y la perfección de vuestro Sacerdocio. 

(Manual de Adoración, R.P.A. Tesniere)


EL HUMILDE SABE RECONOCER SUS FALTAS Y DEFECTOS A LA LUZ DE DIOS



Cuando una persona está alejada de Dios no se ve apenas defectos, se cree muy buena y mejor que los demás, pero cuando Dios le va quitando la ceguera, esta persona empieza a verse tal como es. Santa Teresa de Ávila explica este hecho en el capítulo 20 del  Libro de la vida, que cuando Dios más se acerca al alma, le da más luz y así va conociendo sus defectos, esto es una gracia muy grande porque así es como se puede perfeccionar:

"Aquí no sólo las telarañas ve de su alma y las faltas grandes, sino un polvito que haya, por pequeño que sea, porque el sol está muy claro; y así, por mucho que trabaje un alma en perfeccionarse, si de veras la coge este Sol, toda se ve muy turbia.  Es como el agua que está en un vaso, que si no le da el sol está muy claro; si da en él, se ve que está todo lleno de motas. 

Al pie de la letra es esta comparación. Antes de estar el alma en este éxtasis, parécele que trae cuidado de no ofender a Dios y que conforme a sus fuerzas hace lo que puede; mas llegada aquí, que le da este sol de justicia que la hace abrir los ojos, ve tanta motas, que los querría tornar a cerrar; porque aún no es tan hija de esta águila caudalosa, que pueda mirar este sol de en hito en hito; mas, por poco que los tenga abiertos, se ve toda turbia. Se acuerda del verso que dice; ¿Quién será justo delante de Ti? Aquí se gana la verdadera humildad, que ya no quiere decir bienes de sí, ni que lo digan otros".

(Libro de la Vida, Santa Teresa de Jesús, de Ávila) 

NO DEBEMOS APLAZAR LA CONFESIÓN

Sentí un desmayo repentino, sufrimiento preagónico. No era la muerte, es decir el pasaje a la verdadera vida, sino una muestra de los sufrimientos de la misma. 

La muerte es espantosa a pesar de darnos la vida eterna. De repente me sentí mal, la falta de respiración, la oscuridad delante de los ojos, la sensación del debilitamiento de los miembros, este sofocamiento es atroz. Un instante de este sofocamiento es infinitamente largo… 

A pesar de la confianza, viene también un extraño miedo. 

Deseé recibir los últimos santos sacramentos. Sin embargo la Confesión resulta muy difícil a pesar del deseo de confesarme. Uno no sabe lo que dice; comienza a decir una cosa, deja la otra sin terminar. 

Oh, que Dios preserve a cada alma de aplazar la confesión a la última hora.

Conocí el gran poder de las palabras del sacerdote que descienden sobre el alma del enfermo. Cuando pregunté al Padre espiritual si estaba preparada para presentarme delante de Dios y si podía estar tranquila, recibí la respuesta: Puedes estar completamente tranquila no solamente ahora, sino después de cada confesión semanal. La gracia de Dios que acompaña estas palabras del sacerdote es grande. El alma siente la fortaleza y el arrojo para la lucha.

(Santa Faustina, la Divina Misericordia en mi alma)



LO QUE EL DEMONIO A DIARIO TE INSPIRA PARA QUE TU ALMA SE PIERDA Y SE ALEJE DE LA IGLESIA DE DIOS:



1.- No, eso ya No es pecado.

2.- Jesús es relación no religión, la religión no salva.

3.- No existen verdades absolutas.

4.- El demonio no existe.

5.- No Todos somos hijos de Dios.

6.- Todas las religiones llevan a Dios.

7.- ¿Para qué seguir la verdad revelada s puedes tener un “Dios” a tu conveniencia?

8.- Los Dogmas nos atan a la ignorancia.

9.- ¿Para qué confesarme con un hombre que puede ser más pecador que yo?

10.- Todos los curas son violadores y están ahí por el dinero.

11.- Es mi cuerpo yo decido.

12.- ¿Para qué bautizar a un bebé?

         Esperen hasta que crezca y pregúntenle si quiere ser cristiano.

13.- Dios está muerto.

14.- El infierno es un invento medieval.

15.- El purgatorio es un invento de la Iglesia para sacar dinero a los fieles.

16.- No vayas a Misa, hay puro hipócrita.

17.- Peca y disfruta de la vida y al final te arrepientes.

18.- ¿Para qué te confiesas si vas a volver a pecar?

19.- ¿Casarse? ¿Para qué?

        El amor es mejor sin compromisos.

20.- Mírate, has pecado mucho, Dios nunca te va a perdonar.

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¡NO TE DEJES ENGAÑAR!

Aprovechemos hoy que estamos con vida y acudamos a los Santos Sacramentos, la Confesión es la llave para una Vida sana y en Paz aquí en la tierra para que con la comunión podamos gozar un poquito de la vida Eterna."

(Ángel Salguero)

SAN JOSÉ, COMPARTE TUS VIRTUDES CON NOSOTROS


 

Pidamos a San José que sea nuestro padre espiritual, para fortalecer nuestra fe, para darnos una parte de su confianza en Dios, y para enseñarnos a amar a Jesús y a María como Él los ama. 

Busquemos una parte de su profundo respeto por el Verbo hecho carne. 

Que nos permita formarnos buenos hábitos buscando otros dones de él: el don de la oración contemplativa, la santificación de nuestro trabajo diario, la protección de las influencias del diablo, y verdadera humildad en el corazón. 

Y por encima de todo, a ingresar en la escuela José a través de la intimidad con él en la oración, pidámosle que nos enseñe cómo no sucumbir al egoísmo y el pecado, al narcisismo en todas sus formas, para que Jesús viva con nosotros y en nosotros, de modo que podamos vivir y morir en Cristo y, un día, unirnos a la Sagrada Familia en el cielo.

(San José, nuestro Padre en la fe, Padre Frederick L. Miller)

TE NECESITO, SEÑOR

 


¡Te necesito, Señor!, 

porque sin Ti mi vida se seca. 

Quiero encontrarte en la oración,

en tu presencia inconfundible, durante

esos momentos en los que el silencio se

sitúa de frente a mí, ante Ti.

¡Quiero buscarte!


Quiero encontrarte dando vida a la

naturaleza que Tú has creado; en la

transparencia del horizonte lejano desde

un cerro, y en la profundidad de un bosque

que protege con sus hojas los latidos

escondidos de todos sus inquilinos.

¡Necesito sentirte alrededor!


Quiero encontrarte en tus sacramentos, en

el reencuentro con tu perdón, en la

escucha de tu palabra, en el misterio de tu

cotidiana entrega radical.

¡Necesito sentirte dentro!


Quiero encontrarte en el rostro de los hombres

y mujeres, en la convivencia con mis

hermanos; en la necesidad del pobre y

en el amor de mis amigos; en la sonrisa de

un niño y en el ruido de la muchedumbre.

¡Tengo que verte!


Quiero encontrarte en la

pobreza de mi ser, en las capacidades

que me has dado, en los deseos y

sentimientos que fluyen en mí, en mi

trabajo y mi descanso y, un día, en la

debilidad de mi vida, cuando me acerque

a las puertas del encuentro cara a cara contigo”.


P. Pierre Teilhard de Chardin S.J

FUISTEIS ESCARNECIDO POR AMOR MÍO, JESÚS

 


Despreciado Jesús mío, amor y alegría de mi alma, con vuestro ejemplo

 habéis hecho que hasta los desprecios nos resulten amables a los que te amamos.

En adelante os prometo sufrir las afrentas por amor vuestro, 

ya que en esta tierra fuisteis tan escarnecido por amor mío. 

Dadme fuerza para cumplir lo prometido; dadme a conocer 

y obligadme a obrar todo cuanto de mí queréis. 

Dios mío y mi todo, no quiero buscar más bien fuera de vos, 

que sois bien infinito. 

Vos, que tanto veláis por mi adelantamiento, 

haced que no tenga otro cuidado que el de agradaros. 

Haced que todos mis pensamientos vayan encaminados 

a huir de cuanto pueda ofenderos e ir en seguimiento de cuanto pueda agradaros. 

Alejad de mí toda ocasión que pueda desviarme de vuestro amor. 

Me despojo de mi libertad y por entero la consagro a 

vuestro divino beneplácito. 

Os amo, bondad infinita; os amo, amor mío. 

Verbo encarnado, os amo más que a mí mismo. 

Tened compasión de mí y curad cuantas llagas padece mi alma 

por los pecados con que os ofendí. 

Me abandono por completo en vuestros brazos, Jesús mío; 

quiero ser del todo vuestro, quiero sufrirlo todo por vuestro amor 

y no quiero de vos más que a vos mismo. 

Virgen Santa y Madre mía, María, os amo y en vos confío; 

socorredme con vuestra poderosa intercesión.

(San Alfonso Mª de Ligorio, oración extraída del libro "Práctica de amor a Jesucristo)

HORA SANTA DE REPARACIÓN ACOMPAÑANDO A MARÍA


 

María,

Dame tus ojos, para mirarlo.

Dame tus brazos, para abrazarlo.

Dame tus manos, para acariciarlo y tus labios para besarlo.

Dame tu rostro, para que Él voltee a verme.

Dame tus pies, para sostenerme.

Dame tu cielo, para llevarle alegría.

Dame tu sonrisa, para aliviar su agonía.

Dame tu paz, para encontrarlo a Él, y tu alma,

para permanecer en Él.

Dame tu belleza, para enamorarlo.

Dame tus oídos, para escucharlo.

Dame tu voz, para llamarlo, y tus palabras, para consolarlo.

Dame tu amor, para amarlo, y tu corazón, para adorarlo.

Dame tu dolor, para sufrirlo, y tu sufrimiento, para vivirlo.

Dame tus lágrimas, para llorar, y tu silencio, para callar.

Dámelo todo, Madre mía, para a tu Hijo al extremo amar,

para entregarle mi vida y mi voluntad.

Dame la luz que me guíe, para encontrar a Jesús,

en el camino al Calvario, y cargar yo su Cruz.

Para subirme con Él, y ser clavado y crucificado,

para llegar a la gloria con mi Dios resucitado.

Amén

¡CIELOS, LLOVED VUESTRA JUSTICIA!




¡Ábrete, tierra! ¡Haz germinar al Salvador!

Oh Señor, Pastor de la casa de Israel, 

que conduces a tu pueblo, 

ven a rescatamos por el poder de tu brazo. 

Ven pronto, Señor. ¡Ven, Salvador!


Oh Sabiduría, salida de la boca del Padre, 

anunciada por profetas, 

ven a enseñamos el camino de la salvación. 

Ven pronto Señor. ¡Ven, Salvador!


Hijo de David, estandarte de los pueblos y los reyes, 

a quien clama el mundo entero, 

ven a libertamos, Señor, no tardes ya. 

Ven pronto, Señor. ¡Ven, Salvador!


Llave de David y Cetro de la casa de Israel,

Tú que reinas sobre el mundo, 

ven a libertar a los que en tinieblas te esperan. 

Ven pronto, Señor. ¡Ven, Salvador!


Oh Sol naciente, esplendor de la luz eterna 

y sol de justicia, 

ven a iluminar a los que yacen en sombras de muerte. 

Ven pronto, Señor. ¡Ven, Salvador!


Rey de las naciones y Piedra angular de la Iglesia, 

tú que unes a los pueblos, 

ven a libertar a los hombres que has creado. 

Ven pronto, Señor. ¡Ven, Salvador!


Oh Emmanuel, 

nuestro rey, salvador de las naciones, 

esperanza de los pueblos, 

ven a libertamos, Señor, no tardes ya. 

Ven pronto, Señor. ¡Ven, Salvador!

(Liturgia de las Horas) 

DEBEMOS AYUDAR A LAS ALMAS DEL PURGATORIO

 Hay tres estados en la Iglesia:

1- La iglesia peregrina en la tierra, estos somos nosotros hasta el día de nuestra muerte.

2- La iglesia purgante (en el purgatorio), son los difuntos que aun no han ido al cielo. Por estos oramos el día de los difuntos, el 2 de noviembre.

3- La iglesia triunfante, ya glorificada en el cielo, estos son los santos que celebramos el 1 de Noviembre.

Los miembros del Cuerpo Místico pueden ayudarse unos a otros, mientras estén en la tierra y después de la muerte.

Toda persona en estado de gracia puede orar con provecho por las benditas almas; es necesario, al menos, hallarse en estado de gracia santificante para ganar las indulgencias por los difuntos.

Nuestra oración por las almas de los difuntos solo puede ayudar a los que están en el purgatorio ya que la condición del infierno es irreversible y los que están en el cielo no necesitan oración, pero, como no tenemos la certeza si un alma está en el purgatorio o no (excepto en el caso de los que han sido llevado a los altares), es recomendable orar por todos los difuntos. Nuestras oraciones por las almas del purgatorio pueden reducir sus penas en intensidad y duración.

La preocupación de sufragar por las almas del Purgatorio no es sólo un deber de justicia y de caridad, es también un gran beneficio, porque las almas del Purgatorio están muy agradecidas por los alivios que les damos y nos protegen. Si nosotros con el sufragio rogamos por ellas, ellas ciertamente responden rezando por nosotros. Sus plegarias son muy eficaces, porque son santas y nos procuran beneficios inmensos, tanto para nuestra vida corporal como espiritual.

Entre las obras de sufragio por las almas del Purgatorio, hay tres que tienen un efecto maravilloso: La oración, la Santa Misa y las Indulgencias.

(Las Almas del Purgatorio, conociendo la doctrina católica)



ORACIÓN DE PREPARACIÓN PARA COMULGAR (Santo Tomás de Aquino)



Omnipotente y sempiterno Dios, 

he aquí que me acerco al sacramento de tu 

unigénito Hijo Jesucristo, Señor nuestro; 

me acerco como un enfermo al médico de la vida, como 

un inmundo a la fuente de la misericordia, como un ciego a 

la luz de la claridad eterna, como un pobre y necesitado al 

Señor de cielos y tierra.

Imploro la abundancia de tu infinita generosidad para 

que te dignes curar mi enfermedad, lavar mi impureza, iluminar mi ceguera, 

remediar mi pobreza y vestir mi desnudez, para que me acerque 

a recibir el pan de los ángeles, al rey de reyes y Señor de señores 

con tanta reverencia y humildad, con tanta contrición y piedad, con tanta pureza y 

fe, y con tal propósito e intención como conviene a la salud de mi alma.

Te pido que me concedas recibir no solo el sacramento 

del cuerpo y de la sangre del Señor, sino la gracia y la virtud 

de ese sacramento. Oh, Dios benignísimo, concédeme recibir el cuerpo 

de tu unigénito Hijo Jesucristo, Señor nuestro, 

nacido de la Virgen María, de tal modo que merezca ser incorporado 

a su Cuerpo Místico y contado entre sus miembros. 

Oh, Padre amantísimo, concédeme contemplar eternamente 

a tu querido Hijo, a quien, bajo el velo de la fe, 

me propongo recibir ahora. Que vive y reina contigo en la 

unidad del Espíritu Santo Dios, por los siglos de los siglos. 

Amén.

(Santo Tomás de Aquino)

ORACIÓN DE SAN EPIFANIO A LA VIRGEN MARÍA

Vos sois, oh María, la Esposa de la Santísima Trinidad, 

y el oculto tesoro de los bienes que dispensa; 

la gracia os ha sido concedida sin límites. 

Por Vos se ha levantado Eva de su caída 

y Adán ha sido admitido en el paraíso 

de donde había sido arrojado por la culpa. 

Por Vos, Santísima Virgen, y con vuestro socorro 

se ha concedido al mundo la paz celestial, 

y contados los hombres, como los ángeles, 

en el número de los siervos, de los amigos 

y de los hijos de Dios. 

Por Vos ha sido rechazada la muerte, 

despojado el infierno, derribados los ídolos, 

y propagado el conocimiento del cielo 

y de vuestro Divino Hijo por toda la tierra. 

Dignaos, pues, Señora, interceder en nuestro favor 

para que así tengamos la seguridad de alcanzar 

algún día el inmenso bien que Vos gozáis en toda su plenitud. Amén.



PADRE NUESTRO CON MARÍA ANTE LA CRUZ

Padre nuestro

Mira a tu único Hijo, al que enviaste al mundo para rescatarnos, al que enviaste como cordero en medio de lobos. Mira al que es santo, al que es bueno, al que enviaste al mundo a llevar tu misericordia, al que por su sacrificio hemos sido salvados al ser su cuerpo destrozado y crucificado, y su corazón abierto para introducirnos en Él, y así por Él, con Él y en Él hacernos hijos tuyos y poderte llamar Padre.

Que estás en el cielo

Mira su obediencia y su sagrado cuerpo inerte. Mira su entrega y sus manos clavadas. Mira su perseverancia y sus pies unidos al mundo por esta Cruz. Mira su misericordia y su corazón abierto derramando su preciosísima sangre. Mira su amor por Ti, que amándote por sobre todas las cosas te amó hasta el extremo, amando también a los hombres. Mira su humildad y mira su cabeza coronada de burla, de desprecio, de odio. Mira su esperanza, entregándolo todo por nuestra salvación. Y mira cómo se pueden contar todos sus huesos. Mira su fe puesta en tu paternidad, y ten compasión de tus hijos.

Santificado sea tu nombre

Por el Hijo que Tú mismo has santificado y enviado al mundo, para que crean en Él y en que Él es el Hijo de Dios. Al que exaltaste y le otorgaste el nombre que está sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese que Jesús es el Señor para la gloria de Dios Padre. 

Venga a nosotros tu Reino, Hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo

Y con tu Hijo resucitado y vivo envíanos a tu Santo Espíritu, para renovar la faz de la tierra. 

Danos hoy nuestro pan de cada día

Mira Señor el pan bajado del cielo, para que quien lo coma no muera.

Está escrito que si uno come de este pan vivirá para siempre, y el pan que tú nos vas a dar es la carne de tu Hijo, para la vida del mundo. Mira cuánto amor nos has tenido para enviarnos a tu Hijo, para poder ser llamados hijos de Dios, que por Él lo somos, pero el mundo no lo reconoció. Mira Señor nuestras miserias, compadécete de nosotros y derrama tu divina providencia sobre nuestras necesidades.

Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden

Para que, por tu misericordia, seamos dignos de ir a ti. Mira a tu Hijo muerto, para salvar a los que le diste para que cuidara en tu nombre y que no perdió a ninguno, menos al que tenía que perderse, para que se cumpliera la Escritura.

No nos dejes caer en la tentación

Porque nos ha dado tu palabra, y el mundo nos ha odiado, porque no somos del mundo, como tampoco Él es del mundo. No te pido que nos retires del mundo, sino que, por su pasión y su muerte

Líbranos del mal

Y santifícanos en la verdad.

Amén




RESPUESTAS A TRES PREGUNTAS QUE SOLEMOS HACERNOS A MENUDO

 ¿POR QUÉ PERMITE DIOS QUE SUFRAMOS?

El sufrimiento que nos llega no es una venganza de Dios, simplemente los permite para que vayamos pagando las deudas que le tenemos por tantas faltas que hemos cometido y para que con ellos nos ganemos grandes premios para el cielo.

Recordad que todo se convierte en bien. Las contrariedades y dificultades que se nos presentan no son en realidad males, sino ocasión de conseguir bienes para el alma y para la eternidad.

Puede ser que los fines por los cuales Dios permite que estos sufrimientos nos lleguen, permanezcan ocultos y desconocidos para nosotros, pero podemos estar seguros de que al final de nuestra vida, al llegar a la eternidad, podremos repetir lo que les dijo José en Egipto a sus hermanos que lo habían vendido como esclavo: "Fue Dios el que permitió esto que parecía un gran mal. Y lo permitió porque de ello iba a resultar un gran bien" (Gn 45).

¿POR QUÉ DEBEMOS ESTAR ALEGRES?

Porque la tristeza hace un gran daño al corazón y no es de ningún provecho para el alma, y ella proviene casi siempre de que recordamos las pocas cosas desagradables que nos han sucedido y nos olvidamos de las muchísimas cosas agradables y provechosas que Dios ha permitido que nos sucedan.

 ¿ES BUENO TENER REMORDIMIENTOS?

Sí, pero cuando ellos nos llevan a confiar más en la divina misericordia de Dios, a pedirle perdón y a empezar una vida más virtuosa, a ser más humildes y más compresivos con los demás, entonces sí son provechosos.

Pero si solamente nos llenan de amargura y desánimo, rechacémoslos como venidos del mal espíritu, porque pueden ser sugestiones del enemigo para hacer que vivamos llenos de inútil inquietud.

- El combate espritual, Lorenzo Scupoli-




Y EL VERBO SE HIZO CARNE

 Mis sufrimientos los uní a los sufrimientos de Jesús y los ofrecí por mí y por la conversión de las almas que no confiaban en la bondad de Dios.  De repente mi celda se llenó de figuras negras, llenas de furia y de odio hacia mí. Una de ellas dijo: Maldita tú y Aquel que está en ti, porque ya empiezas a atormentarnos en el infierno.  En cuanto pronuncié: "Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros", en seguida esas figuras desaparecieron ruidosamente.

(Diario de Santa Faustina, +323)

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Aquí vemos lo poderosa que es la oración del Ángelus, que contiene esa frase: "Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros"



PRIVILEGIOS DE SAN JOSÉ


Algunos privilegios he entendido que, por su gran santidad, le concedió el Altísimo para los que le invocaren como intercesor.

El primero es para alcanzar la virtud de la castidad y vencer los peligros de la sensualidad carnal.

El segundo para alcanzar auxilios poderosos para salir del pecado y volver a la amistad de Dios.

El tercero para alcanzar por su medio la gracia y devoción de María Santísima.

El cuarto, para conseguir buena muerte y, en aquella hora, defensa contra el demonio.

El quinto, que temiesen los mismos demonios oír el nombre de san José.

El sexto, para alcanzar salud corporal y remedio en otros trabajos.

El séptimo privilegio, para alcanzar sucesión de hijos en las familias.

Estos y otros muchos favores hace Dios a los que, debidamente y como conviene, le piden por la intercesión de san José; y pido yo a todos los fieles hijos de la santa Iglesia que sean muy devotos suyos, y conocerán estos favores por experiencia, si se disponen como conviene para recibirlos y merecerlos.

(Madre María de Jesús de Ágreda, Mística ciudad de Dios) 

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