NO DEBEMOS DEJARNOS ARRASTRAR POR LOS MALOS AMBIENTES

 A veces, los malos ambientes pervierten a muchos católicos. Como dijo Pablo VI, en una solemne alocución: 

«Muchos cristianos de hoy, en lugar de misionar, son misionados; en lugar de convertir, son convertidos; en lugar de comunicar el Espíritu de Jesús, son ellos contagiados por el espíritu del mundo»

No podemos vencer las tentaciones nosotros solos; pero tenemos la ayuda de Dios, su gracia, que la tenemos a nuestra disposición si la buscamos con la oración y los sacramentos.

Dice San Pablo que Dios no permite al demonio que nos tiente por encima de nuestras fuerzas.

Es necesario saber luchar contra los malos ambientes, y no dejarse arrastrar al pecado por el respeto humano. El mejor medio para esto es huir de las malas compañías y juntarse con buenos amigos.

Ten mucho cuidado de que nadie atente contra la integridad y  rectitud de tu personalidad.

La mejor manera de vencer los malos ambientes es tomar desde el primer momento una actitud decidida, clara, inquebrantable. Si ven que contigo es inútil, te dejarán en paz. Pero si ven que vacilas, volverán una y otra vez a la carga hasta tumbarte.

(Para Salvarte, P. Jorge Loring)




ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO


 Espíritu Santo, 

dulce huésped y consolador de mi alma, 

ven a transformarme en Cristo, 

y sostenme en la misión de instaurar su reino. 

Te suplico me concedas tus siete dones 

e incrementes en mí la fe, la esperanza y la caridad, 

que recibí el día de mi bautismo. 

Ayúdame a ser dócil a tus inspiraciones 

para caminar por el sendero de la voluntad de Dios.

Amén.

EL SEÑOR NO HABITA EN LOS CORAZONES TURBADOS

Quien ama de corazón a Jesucristo, se conforma en todo con la voluntad divina, acepta con la misma paz y ánimo igual lo próspero como lo adverso, los consuelos como las aflicciones, las injurias como las alabanzas. Así hacía el Apóstol, quien por ello decía: Estoy que reboso de gozo en medio de esta tribulación nuestra. 

¡Feliz del que consigue tal grado de virtud! Decía San Francisco de Sales: «¿Qué es el mundo entero, comparado con la paz del corazón?».  En efecto, ¿de qué sirven todas las riquezas y todos los honores del mundo a quien vive inquieto y no disfruta de paz del corazón? 

Para vivir siempre unidos con Jesucristo, debemos hacer todas las cosas con tranquilidad, sin inquietarnos por las contrariedades.

El Señor no habita en los corazones turbados.

(Práctica de amor a Jesucristo, san Alfonso María de Ligorio)




¿QUÉ ES EL VOTO DE ÁNIMAS?

Este voto consiste en la oblación o voluntaria donación que la persona hace del fruto satisfactorio de sus obras durante su vida, y de los sufragios que se le aplicarán después de su muerte, en favor de las Almas del Purgatorio.

Todas las obras buenas que practicamos en estado de gracia santificante, tienen la virtud de producir cuatro efectos: meritorio, propiciatorio, impetratorio y satisfactorio.

El efecto meritorio de nuestras buenas obras consiste en aumentar la gracia y la gloria del que las practica, y este efecto no puede cederse a nadie.

El efecto propiciatorio es hacer a Dios propicio, aplacando la ira de su Divina Justicia.

El efecto impetratorio está en alcanzarnos gracias y favores de parte de Dios.

El efecto satisfactorio es aquel que nos permite pagar la pena temporal que merecemos por nuestros pecados.

Sólo este último efecto es el que podemos ofrecer a las Almas del Purgatorio mediante este Voto, a fin de que les sirva para completar la pena temporal que por sus pecados deben a la Justicia Divina y que están pagando en el Purgatorio.

Es decir, que todos los actos que una persona puede hacer para la salvación de su propia alma, como son oraciones, ayunos penitencias, indulgencias, jubileos, e incluso las Misas que le ofrecieran por su alma después de haber fallecido, todos estos sufragios los pone en manos de la Santísima Virgen para que Ella los distribuya a favor de la Benditas Ánimas del Purgatorio.

Esto no significa que la persona que realiza este acto se puede perder, al contrario, ganaría más grados de gloria en el cielo, pero si hubiera tenido una vida pecaminosa, quizás estaría más tiempo en el Purgatorio por haber renunciado a los actos buenos, oraciones etc...que podrían acortar y expiar (pagar) sus deudas. Verdaderamente es un ACTO HEROICO pues renuncia a los sufragios por su propia alma a favor de las del Purgatorio.

Aquellos que hacen el VOTO DE ÁNIMAS, ganan indulgencia plenaria todos los lunes del año, a condición de asistir al Santo Sacrificio de la Misa con intención de dar reposo y consuelo a las Benditas Almas del Purgatorio; también si ofrecemos el Santo Rosario a la Virgen con el mismo fin caritativo.

Este voto es tan importante, que hay que estar en estado de gracia para hacerlo y además es aconsejable pedir permiso a un sacerdote.

Hay varias fórmulas, pongo aquí una de ellas: 

Yo, [decir el nombre], cedo en sufragio de las benditas ánimas del Purgatorio todo el fruto satisfactorio de todas cuantas obras hiciere en toda mi vida, y de los sufragios que por mí se hicieren después de mi muerte. Y para mayor acierto, pongo todo este fruto satisfactorio en manos de la Santísima Virgen, para que ella lo distribuya según su voluntad.

Recordar aquí que Dios no se deja ganar en generosidad, y quien es generoso con las pobres Almas que padecen tanto en el Purgatorio, seguro le espera una gran recompensa en el cielo, pues procurar la salvación de las almas y ayudar a liberar a las Almas del Purgatorio, son las dos obras de caridad más grandes que podemos hacer en la tierra y las más agradables a Dios. 

Y para terminar, contar lo que le ocurrió a santa Gertrudis, que había hecho el voto de ánimas: cuando estaba en su lecho de muerte, el demonio la asustó con que se iba a condenar por haber cedido a las Almas del Purgatorio sus buenas obras, oraciones etc...sin embargo Jesús la tranquilizó y le dijo todo lo contrario, que por haber sido tan generosa, iba a ir directamente al Cielo.

(Oratorio Carmelitano, blogspot.com)

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN


Madre mía, me postro ante Ti para bendecirte por las cosas grandes que ha hecho en ti Dios todopoderoso (cf. Lc 1, 48-49), para agradecerte por las gracias que me has alcanzado, para consagrarte todos mis pensamientos, palabras y obras, y para pedirte tu bendición para mi, para mis familiares y amigos.

Concédeme imitar la vida de oración, de obediencia, de pureza, de sacrificio y de sencillez que compartiste con tu Hijo Jesucristo, nuestro Señor, y ayúdame a tener un corazón manso y humilde como el Suyo.

Alcánzame la gracia de recibir la Eucaristía con el fervor con que tú lo hacías en los años de tu soledad. Intercede ante tu hijo por los pecadores, los enfermos, los necesitados, y por todos los que trabajamos para el Reino de Dios. Te pedimos también por los sacerdotes y consagrados. Te pedimos por los niños abortados, por los cristianos perseguidos, por los niños maltratados, por las personas vendidas y usadas como objetos, por los gobernantes que rechazan las leyes de Dios y causan al pueblo un sufrimiento indecible.

Te pedimos que con tu poderosa intercesión nos alcances de tu Divino Hijo el valor para mostrar al mundo Su camino de amor y paz, que caigan las vendas de los ciegos que sólo siguen el camino de la perdición, te pedimos por el triunfo de la pureza en el mundo.

(Manual de oraciones Católicas)

ACCIÓN DE GRACIAS A JESÚS SACRAMENTADO


 

Dad gracias a Nuestro Señor por su presencia real

en el Santísimo Sacramento del Altar y por los grandes bienes que brotan de ella. 

Éste es Jesús a quienes los Patriarcas deseaban ver, tras de la cual corrían las multitudes: 

nosotros lo tenemos, es de nosotros, es de todos; es para todos y para siempre. 

Esta es la presencia de ese Cuerpo que cura por su solo contacto a tantos enfermos desesperados; 

las especies son la franja poderosa del vestido de Jesús; 

Él tiene tanta virtud y poder en su vida eucarística como tuvo en su vida pública. 

Y obra más maravillas de las que se cree. 

Esta es la presencia de este Cuerpo quien muriendo venció á Satanás, 

reconcilió al mundo con Dios y abrió para siempre los tesoros de la misericordia. 

Él tiene la misma eficacia, obra constantemente los mismos efectos; dadle gracias. 

Cierto es que está oculto; pero esto es por condescendencia con nuestra debilidad,

pues no podríamos resistir el brillo de su gloria: esta es una razón de más para darle gracias. 

Y vosotros tenéis este Cuerpo ante vuestros ojos, todo es vuestro; 

¿no tenéis en Él y por Él todos los bienes ? 

¿Recordáis las tentaciones de de la que os ha librado, los pecados de que os ha curado, 

las fuerzas, los consuelos que os ha procurado ? 

¡ Ah! ¡dad gracias al Cuerpo santísimo de Jesucristo Sacramentado! 

(Manual de Adoración al Santísimo Sacramento, R.P.A. Tesniére)

NEGRO DESCANSO PROCURA EL DINERO


Ríase de sí, del tiempo que tenía en algo los dineros y codicia de ellos, harta culpa sería tenerlos en algo (darles importancia). Si con ellos se pudiera comprar el bien que ahora veo en mí, tuviéralos en mucho, pero este bien se gana con dejarlo todo (la fe, el amor de Dios, se consigue al desprendernos del dinero).

¿Qué es esto que se compra con estos dineros que deseamos? ¿Es cosa de precio? ¿Es cosa durable? ¿O para qué los queremos? Negro descanso se procura, que tan caro cuesta. Muchas veces se procura con ellos el infierno y se compra fuego perdurable y pena sin fin. 

¡Oh, si todos diesen en tenerlos por tierra sin provecho (no dar importancia a tener dinero de más), qué concertado andaría el mundo, qué sin tráfagos! ¡Con qué amistad se tratarían todos si faltase interés de honra y de dineros! Tengo para mí se remediaría todo.

(Santa Teresa de Jesús, Libro de la Vida)

ORACIÓN A SAN JOSÉ PARA LOS TRABAJADORES



Glorioso San José, modelo de todos aquellos 

quienes se dedican al trabajo, concédeme la gracia de:

Trabajar con espíritu de penitencia 

para la expiación de mis numerosos pecados;

Trabajar con dedicación, poniendo el culto 

del deber por encima de mis inclinaciones;

Trabajar con reconocimiento y alegría, 

considerando un honor usar los dones recibidos de Dios;

Trabajar con orden, paz, moderación y paciencia, 

nunca cediendo al cansancio o dificultades;

Trabajar con buenas intenciones y desprendimiento 

de mí mismo, teniendo sin cesar ante mis ojos

 la muerte y la cuenta que deberé rendir del tiempo perdido, 

talentos no usados, buenos actos omitidos 

y las vanas complacencias del éxito, 

tan opuestas a la obra de Dios.

Todo por Jesús, todo por María, este es mi lema. 

Amén. 


(San Pio X)

CON UN SOLO CORAZÓN RESCATARON AL MUNDO


Dice san Bernardo que, conforme un hombre y una mujer cooperaron a nuestra ruina, así un hombre y una mujer debían cooperar a nuestra reparación, y  éstos fueron Jesús y su Madre María.

San Alberto Magno llama con razón a María colaboradora 

en la redención. Y ella misma reveló a santa Brígida que como Adán y Eva por la fruta prohibida vendieron al mundo, ella con su Hijo con un solo corazón rescataron al mundo. 

Bien pudo Dios crear el mundo de la nada dice san Anselmo; pero 

habiéndose perdido el mundo por la culpa, no ha querido Dios repararlo sin la cooperación de María. “El que pudo hacerlo todo de la nada no quiso repararlo sin María”.


(Las Glorias de María, San Alfonso Mª de Ligorio)

DESDEÑAR TU PROPIA VOLUNTAD

 Jesús le explica a Santa Brígida cómo encontrar el camino hacia el tesoro (la vida eterna), y es negándose a unos mismo su propia voluntad y solo desear cumplir la voluntad de Dios:

"Mis amigos descansan en un lugar que, para los malvados y desidiosos, parece estar cubierto de espinas y clavos, pero que a mis amigos les ofrece el mejor reposo, suave como las rosas. 

El camino directo hacia este tesoro es desdeñar tu propia 

voluntad. Esto sucede cuando un hombre, pensando en mi pasión y muerte, no se preocupa de su voluntad sino que resiste y lucha constantemente para mejorarse. 

Pese a que este camino es algo difícil al principio, aún hay delicias en este proceso, tanto que todo lo que en un principio parecía imposible de cargar se llega a volver muy ligero, de forma que uno puede decirse con toda razón a sí mismo: ‘Leve es el yugo de Dios’.

(Del Libro de Revelaciones de Santa Brígida de Suecia)

MARÍA HA COOPERADO JUNTO A JESÚS EN NUESTRA SALVACIÓN

 De tres maneras, dice Suárez, ha cooperado la Madre de Dios a nuestra salvación: primero, habiendo merecido con mérito de congruo la encarnación del Verbo; segundo, habiendo rogado mucho por nosotros, y tercero, habiendo ofrecido de todo corazón la vida de su Hijo por nuestra salvación. 

Y por eso ha establecido justamente el Señor que habiendo cooperado María con tanto amor al bien de los hombres y con tanta gloria a la salvación de todos, todos obtengan por su medio también la salvación.

María es llamada la cooperadora de nuestra justificación porque a ella le ha confiado Dios todas las gracias que se nos dispensan. 

Por lo que, afirma san Bernardo, todos los hombres, pasados, presentes y por venir, deben ver en María como el medio de lograr la salvación junto con Jesucristo y la negociadora de la misma durante todos los siglos.

(San Alfonso Mª de Ligorio)



ORACIÓN A MARÍA POR LOS SACERDOTES


 

Madre Inmaculada, siempre Virgen María,

Madre de la gracia, Madre de todas las gracias.

Madre de todos los hombres, Madre de Dios.

Te acompaño y contigo ofrezco a tu Hijo, inmolado en la cruz, 

y junto con Él a todos los sacerdotes y las vidas consagradas, 

para que este sacrificio purifique y redima a las almas de

todos los pecadores, y que, por la pasión y resurrección de tu Hijo, 

sean transformadas por el Espíritu Santo, 

y llevadas al Padre, para su mayor gloria.

Te pido, Madre mía, tu especial protección para el Papa, 

los obispos y sacerdotes, fieles representantes de tu Hijo, 

y para todas las almas que por él han sido llamadas a la vida

consagrada. Derrama sobre ellos todas tus gracias, 

para que, habiendo renunciado a los placeres de este mundo, 

para entregarse totalmente al servicio de tu Hijo, 

sean santos en esta vida, practicando la perfección 

de las virtudes diarias.

Que perseveren en esa santidad y, unidos al amor 

del Sagrado Corazón de Jesús, alcancen con él 

y con todas las almas la vida eterna.

Te pido que consigas para ellos los dones, 

frutos y carismas del Espíritu Santo, 

para que fortalezcan su entrega diaria y su fe. 

Te doy gracias por tu amor maternal, y por tu constante

presencia en todas las Santas Misas y en todo momento. 

Me ofrezco enteramente a ti, con toda mi voluntad y mi amor por ellos.

Amén.

MARÍA PURIFICA NUESTRAS BUENAS OBRAS



María purifica nuestras buenas obras, las embellece y hace aceptables a su Hijo divino, así entregamos a Nuestro Señor, por manos de su Madre santísima, todas nuestras buenas obras.

Esta bondadosa señora las purifica, embellece, presenta a Jesucristo y hace que su Hijo las acepte.

Las purifica de toda mancha de egoísmo y del apego aun imperceptible que se desliza insensiblemente en las mejores acciones. Tan pronto como llegan a sus manos purísimas y fecundas, esas manos -jamás estériles ni ociosas y que purifican todo cuanto tocan- limpian en lo que le ofrecemos todo lo que tenga de impuro o imperfecto. Las embellece, adornándolas con sus méritos y virtudes. 

Pensemos en un labrador cuya única riqueza fuera una manzana y que deseara granjearse la simpatía y benevolencia del rey. ¿Qué haría? - Acudir a la reina y presentarle la manzana para que ella la ofrezca al soberano. La reina acepta el modesto regalo, coloca la manzana en una grande y hermosa bandeja de oro y la presenta al rey en nombre del labrador. En esta forma, la manzana, de suyo indigna de ser presentada al soberano, se convierte en un obsequio digno de su Majestad gracias a la bandeja de oro y a la persona que la entrega.

María presenta esas buenas obras a Jesucristo, no reserva para sí nada de lo que se le ofrece; todo lo presenta fielmente a Jesucristo. Si la alabas y glorificas, inmediatamente Ella alaba y glorifica a Jesús. Si la ensalzas y bendices, Ella –como cuando Santa Isabel la alabó– entona su cántico: Proclama mi alma la grandeza del Señor (Lc 1,46).

(Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen, San Luis María de Montfort)

LA FELICIDAD ES UN DON DE DIOS


 

No hay nada tan atractivo como la virtud, cuando ésta es amable y valiente. No olvides que tu conducta ejerce influjo en los demás.  Quizás tú no te des cuenta. Pero el buen ejemplo arrastra, a veces,  todavía más que el malo. Los cristianos deben, con su vida ejemplar, dar testimonio de la doctrina de Cristo.

También te recomiendo que seas santamente alegre. Uno de los mejores apostolados es el apostolado de la alegría. Que todo el mundo vea que los que siguen a Cristo son los más felices y alegres.

Sólo el bueno es verdaderamente alegre. La alegría del pecado es mentira, y su gusto se convierte en tormento. La felicidad es un don de Dios, y es imposible lograrlo de espaldas a Él. Por eso, es frecuente que el pecador sea en el fondo una persona triste, aburrida, cansada, todo le fastidia, nada le ilusiona...

En cambio, después de hacer una buena confesión, ¿verdad que se siente un alivio y un consuelo especial?

En una tanda de Ejercicios Espirituales a obreros, uno me echó en el buzón un papel que decía: «es tanta la felicidad y alegría que he sentido después de confesarme, que no hay nada para mí en el mundo capaz de compararlo. Es algo fuera de lo material. Me he elevado de tal forma, que he llorado de alegría y de arrepentimiento. No soy digno de tanta felicidad». Textualmente. Al pie de la letra. No he modificado una palabra. Todavía conservo el papel como recuerdo de aquel obrero.

También conservo otro papel que me encontré después de las confesiones de otra tanda de Ejercicios. Dice así: «Padre, estoy rebosante de alegría. Tengo a Cristo en mi alma. En mi vida me he sentido tan feliz como ahora. Usted ha conseguido de mí que encuentre la verdadera felicidad».

El célebre poeta mejicano Amado Nervo confesó en su lecho de muerte, y después le decía a sus amigos: «Me he confesado y me siento completamente feliz». 

Realmente que la felicidad de la tranquilidad de conciencia no puede compararse a la amargura que deja detrás de sí el pecado. El placer egoísta, antes de gustarlo, atrae. Pero después desilusiona. 

Y si en su satisfacción ha habido degradación, pecado, etc., el vacío que deja en el alma no tiene nada que ver con la felicidad que se siente después de hacer una buena obra donde se ha sacrificado algo.

(Para Salvarte, P. Jorge Loring)

LA PACIENCIA SE MANIFIESTA EN EL SUFRIMIENTO

 Me es muy grata la voluntad de querer sufrir hasta la muerte cualquier pena o fatiga por la salud de las almas. Cuanto más sufre el hombre , más muestra que me ama; al amarme , conoce más de mi verdad, y cuanto más conoce, más siente pena y dolor insoportables a causa de las ofensas que me hacen.

Porque ya te dije que cuanto mayor es el amor, tanto más crece el dolor y el sufrimiento. A lo que pediste, respondo que pidáis, y os será dado. Yo no negaré a quien me pida de veras. 

Piensa que el amor de la divina caridad está tan unido a la paciencia perfecta, que una y otra no se pueden separar. La paciencia no se manifiesta sino en los sufrimientos y se halla unida a la caridad.

(Palabras de Jesús a Santa Catalina de Siena, "El diálogo)



JESÚS ESTÁ EN EL SANTÍSIMO SACRAMENTO


 

Creed con todas vuestras fuerzas en la presencia de Jesucristo en la Hostia consagrada, porque no es un símbolo, ni un recuerdo; sino el verdadero Cuerpo y la verdadera Carne de Jesús. Cierto es que es invisible e imperceptible. Sin embargo, está allí todo entero en la plenitud de su ser, de su vida, con todos sus miembros, con todos sus órganos, con todos sus músculos y huesos. 

Él obra: nosotros no vemos su acción; pero es muy real y muy poderosa. Los ojos de Jesús nos ven a través de las Santas Especies; sus oídos oyen nuestras oraciones; su cabeza tiene la impresión de la corona de espinas, brillante como una corona de diamantes; en sus manos, pies y costado brillan como rubíes las señales de los clavos y de la lanza. 

Adorad cada uno de los miembros sagrados del Santo Cuerpo de Jesús. Contempladlos y besadlos uno tras otro, en espíritu. Estando el Corazón de Jesús vivo en el Santísimo Sacramento, es sensible a vuestro amor, a vuestras atenciones ; como también vuestras frialdades, vuestras irreverencias en su presencia le afligen y le apenan ; las resiente dolorosamente. 

Creed, adorad, reverenciad, haceos una profunda impresión de esta presencia, una impresión viva y duradera; no una impresión de imaginación, pues no podríais encontrar el modo con que Jesús está en el Santísimo Sacramento, sino una impresión de fe. ¡ Él está allí! ¡Yo lo creo!

(La persona del Cristo Eucarístico, R. P. A. TESNIERE)

HAGAMOS DE NUESTRA VIDA UN CAMINO DE AMOR



Sería bueno pedir todos los días a nuestro Padre Dios la gracia de ir directamente al cielo y pedirle también paciencia y resignación para aceptar todos los sufrimientos que quiera enviarnos antes de morir, para pasar nuestro purgatorio aquí en vez de allá. Aprovechemos el tiempo para crecer en el amor. 

Recordemos que nuestro cielo será tan grande como la medida de nuestro amor. Y la medida del amor debe ser el amor sin medida.  No pongamos límites a nuestro amor a Dios y al prójimo. No nos cansemos de mirar a Jesús Eucaristía, pidiéndole que llene nuestro corazón de su amor. 

Pidamos a la “Madre del Amor Hermoso” (Eclo 24,18), a María, que nos enseñe a amar. De esta manera, en la medida en que amemos con toda nuestra alma, con toda nuestra mente y con todo nuestro ser, nos sentiremos realizados como seres humanos que cumplen fielmente su misión en este mundo. 

No olvidemos que el tiempo de amar se agota día a día. Que el tiempo de vida es limitado, que no podemos perder el tiempo. El tiempo se va acabando y hay que aprovecharlo bien. Todavía estamos a tiempo para rectificar errores, después podría ser demasiado tarde. Hagamos de nuestra vida un camino de amor, acumulando un tesoro que nos sirva para la vida eterna. 

Y recordemos siempre lo que decía Santa Isabel de la S. Trinidad: “En la tarde de la vida sólo queda el amor”.

(Más allá de la muerte, P. Ángel Peña O.A.R.)

TARDE TE AMÉ (San Agustín)

 


¡Tarde te amé, Hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé! Y tú estabas dentro de mí y yo afuera, y así por fuera te buscaba; y, deforme como era, me lanzaba sobre estas cosas hermosas que tú creaste. Tú estabas conmigo, mas yo no estaba contigo. Reteníanme lejos de ti aquellas cosas que, si no estuviesen en ti, no existirían. Me llamaste y clamaste, y quebrantaste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y curaste mi ceguera; exhalaste tu perfume y lo aspiré, y ahora te anhelo; gusté de ti, y ahora siento hambre y sed de ti; me tocaste, y deseé con ansia la paz que procede de ti.


(De las Confesiones de san Agustín, obispo)

ORACIÓN A MARÍA DE SAN LUIS GONZAGA



 Oh Señora mía, Santa María: 

hoy y todos los días y en la hora de mi muerte, 

me encomiendo a tu bendita fidelidad 

y singular custodia, y pongo en el seno 

de tu misericordia mi alma y mi cuerpo; 

te encomiendo toda mi esperanza y mi consuelo, 

todas mis angustias y miserias, 

mi vida y el fin de ella,

para que por tu santísima intercesión, 

y por tus méritos, todas mis obras vayan dirigidas 

y dispuestas conforme a tu voluntad y a la de tu Hijo. 

Amén.

MEMORARE Fray Luis de Granada, O.P. (1504-1588)

 No me desampare tu amparo,

no me falte tu piedad,

no me olvide tu memoria.

Si tú, Señora, me dejas, ¿quién me sostendrá?

Si tú me olvidas, ¿quién se acordará de mí?

Si tú, que eres Estrella de la mar

y guía de los errados, no me alumbras, ¿dónde iré a parar?

No me dejes tentar del enemigo,

y si me tentare, no me dejes caer,

y si cayere, ayúdame a levantar.

¿Quién te llamó, Señora, que no le oyeses?

¿Quién te pidió, que no le otorgases?



DULZURA DE LOS ÁNGELES (de la liturgia bizantina )




 Dulzura de los ángeles, alegría de los afligidos,

abogada de los cristianos, Virgen madre del Señor, 

protégeme y sálvame de los sufrimientos eternos.


María, purísimo incensario de oro, que ha contenido a la Trinidad excelsa;

 en ti se ha complacido el Padre, ha habitado el Hijo, y el Espíritu Santo,

 que cubriéndote con su sombra, Virgen, te ha hecho madre de Dios.


Nosotros nos alegramos en ti, Theotókos; 

tú eres nuestra defensa ante Dios. 

Extiende tu mano invencible y aplasta a nuestros enemigos. 

Manda a tus siervos el socorro del cielo.

¿CÓMO PUEDE CONVENCERNOS DE SU AMOR?

 La adoración nocturna del jueves. 

Hice la adoración desde las once hasta las doce. 

Hice esta adoración por la conversión de los pecadores empedernidos 

y especialmente por los que perdieron la esperanza en la Divina Misericordia. 

Meditaba sobre lo mucho que Dios sufrió y lo grande que es el amor que nos mostró, 

y nosotros no creemos que Dios nos ama tanto. 

Oh Jesús, ¿Quién lo comprenderá? ¡Qué dolor para nuestro Salvador! 

Y ¿cómo puede convencernos de su amor si su muerte no llega a convencernos?.

Invité a todo el cielo a que se uniera a mí para 

compensar al Señor la ingratitud de ciertas almas.

(Santa Faustina, diario de la Divina Misericordia)




ORACIÓN PARA PEDIR A MARÍA QUE NOS LLEVE A DIOS




Qué esperanza de salvación y vida eterna

me da el Señor al haberme otorgado 

por su misericordia tal confianza 

en el auxilio de su Madre,

a pesar de que por mis pecados

he incurrido en su desgracia y he merecido fatal condena.


Doy gracias a Dios y a mi protectora María

que se ha dignado acogerme bajo su manto,

como lo demuestran tantas gracias

como por su medio he recibido.

Sí que te agradezco, Madre mía,

tantos bienes como me has regalado.

Reina mía, ¡de cuántos peligros me has librado!

¡Cuántas luces y misericordias

me has alcanzado de Dios!

¿Qué atenciones o qué beneficios

has recibido de mí para que así te empeñes 

en favorecerme?


Sólo tu bondad es quien te mueve.

Aunque diera por ti mi sangre y mi vida,

sería muy poco para lo que te debo,

a ti que me has librado de eterna muerte

y por ti he recobrado la gracia de Dios, 

como confío.

De ti proviene, lo sé, toda mi dicha.

Mi Señora, yo lo que tengo que hacer

es alabarte siempre y amarte.

Acepta el afecto de un pobre pecador

que está enamorado de tu bondad.


Si mi corazón es indigno de amarte

por estar lleno de afectos terrenales,

cámbiamelo, que en tu mano está el hacerlo.

Y luego úneme a mi Dios de tal manera

que no pueda separarme de su amor.

Esto quieres de mí, que ame a tu Dios;

y lo mismo pido de ti, que yo le ame

y le ame siempre, que nada más deseo. Amén.


(Las Glorias de María, San Alfonso Mª de Ligorio)

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