¡SI SUPIERAN CÓMO LAS ESPERO!


 
“Amor busco, amo a las almas y deseo ser correspondido.  Por eso Mi Corazón está herido, porque encuentro frialdad en vez de amor.  Yo soy todo Amor y no deseo más que amor.  ¡Ah!  Si las almas supieran cómo las espero, lleno de misericordia!  Soy el Amor de los amores…  Tengo sed de que las almas se salven…  ¡Que las almas vengan a Mí!...  ¡Que las almas no tengan miedo de Mí!...  ¡Qué las almas tengan confianza en Mí!

“Mi Corazón encuentra consuelo perdonando. No tengo más deseo que perdonar, ni mayor alegría que perdonar. Cuando, después de una caída, un alma vuelve a Mí, es tan grande el consuelo que me da, que casi resulta para ella un beneficio, porque la miro con particular amor”.

(Palabras de Jesús a Josefa Menéndez en el convento de la Sociedad del Sagrado Corazón de Jesús en Les Feuillants, en Poitiers, Francia, entre 1920 y 1923)

REZAD POR LAS ALMAS DEL PURGATORIO

 El Ángel me mostró el Purgatorio en una visión 

muy rápida y muy densa...volvió a hablar:

"¿Como podéis permanecer insensibles

ante tanto sufrimiento de amor?

Estáis en la tierra, pero participáis

en la comunión de los Santos;

¿es que no tenéis la posibilidad de recurrir

a la intercesión de los bienaventurados,

y muy especialmente a la de la Madre de Dios?

¿Dejan ellos de orar por vosotros un solo instante

obteniéndoos gracias y luces?

Pues bien, las Almas del Purgatorio

necesitan también intercesores,

y los encuentran tanto en vosotros

como en el cielo.

Rezad por ellas, necesitan vuestros sufragios,

y esperan de vosotros fidelidad y agradecimiento.

Dios lo quiere así, porque vuestras oraciones

por estas benditas almas son un acto de caridad,

un testimonio de amor, que os hace progresar

en esta virtud de la fe,

que ensancha los horizontes de vuestra caridad

y profundiza en vuestra fe,

que enriquece y consolida vuestra esperanza.

Todo eso glorifica a Dios y consuela

a las Almas del Purgatorio."

(El Purgatorio, una revelación particular)




SAN JOSÉ EVITA UN SUICIDIO

 A finales del siglo XIX, el padre Juan abad de la abadía de Fontfroide (Francia) fue testigo de un favor especial de san José. Él mismo cuenta:

Durante mi estancia en la abadía de Senanque, una tarde el portero me dijo:

- Un señor pregunta por usted.

Voy a su encuentro. Era un hombre apuesto, bien vestido, de modales distinguidos, pero parecía turbado. A pocos pasos de él, pastaba un soberbio caballo negro. Y me dice:

- Yo no lo conozco a usted. Lo he visto de lejos y lo he hecho llamar. Mi caballo me llevó por las rocas y se ha detenido delante de su puerta. ¿Qué casa es ésta?

- Es un monasterio.

- "Yo soy el director del circo imperial de Lyon. Mis negocios van de maravilla. Tengo a mis órdenes un personal numeroso, pero estoy atormentado por la idea de suicidarme. Yo nunca conocí a mi padre. A los 7 años perdí a mi madre. Después de la muerte de mi madre, cogí el poco dinero que encontré y me fui al circo vecino. Estaba completamente solo, no tenía parientes ni amigos. El director del circo me trató como a un hijo suyo y, al morir, me dejó su circo. He estado por todas partes, he ganado mucho dinero. Pero, desde hace un tiempo, no sé qué me pasa, me siento desgraciado y me quiero ahogar.

Mi madre me enseñó una oración que me hacía recitar todos los días: “Dios te Salve José, lleno de gracia divina, bendito seas entre todos los hombres y bendito es Jesús, el fruto de tu virginal esposa. San José, destinado a ser padre del Hijo de Dios, ruega por nosotros en nuestras necesidades familiares, de salud y trabajo, y dígnate socorrernos en la hora de nuestra muerte. Amén.

Recito esta oración todos los días antes de dormir. Hoy llevé mi caballo a orillas del Ródano; pero saltó hacia atrás y escapó. Por primera vez en mi vida, no he sido dueño de mi animal".

Yo lo abracé y él se sintió conmovido. Le dije:

- Usted cenará con nosotros esta noche, dormirá en el duro suelo y mañana pasará el día aquí.

Se quedó tres días con nosotros. Lo instruí en las verdades fundamentales de la fe. Se confesó y comulgó. Después regresó a Avignon totalmente transformado, ordenó sus negocios, vendió su circo, distribuyó el dinero a los pobres y se hizo religioso. 

Algunos años más tarde, se sintió aquejado de fiebres altas y murió como un santo, joven aún y desconocido. Vean lo que vale la protección de san José. Él fue fiel a la oración, aun sin comprender lo que decía y sin saber a quién se dirigía, y recibió su recompensa.

(Milagros de San José)

¡REPETID EL NOMBRE DE MARÍA!

 En Reischersperg vivía Arnoldo, canónigo regular muy devoto de la santísima Virgen. Estando para morir recibió los santos sacramentos y rogó a los religiosos que no le abandonasen en aquel trance. 

Apenas había dicho esto, a la vista de todos comenzó a temblar, se turbó su mirada y se cubrió de frío sudor,

comenzando a decir con voz entrecortada: “¿No veis esos demonios que me quieren arrastrar a los infiernos?” 

Y después gritó: “Hermanos, invocad para mí la

ayuda de María; en ella confío que me dará la victoria”. 

Al oír esto empezaron a rezar las letanías de la Virgen, al decir: Santa María, ruega por él, dijo el moribundo:

“Repetid, repetid el nombre de María, que siento como si estuviera ante el tribunal de Dios”. 


Calló un breve tiempo y luego exclamó: 

“Es cierto que lo hice, pero luego

también hice penitencia”. 

Y volviéndose a la Virgen le suplicó: “Oh María, yo me

salvaré si tú me ayudas”.

Enseguida los demonios le dieron un nuevo asalto, pero él se defendía haciendo la señal de la cruz con un crucifijo e invocando a María. Así pasó toda aquella noche. 

Por fin, llegada la mañana, ya del todo sereno, Arnoldo exclamó:

“María, mi Señora y mi refugio, me ha conseguido el perdón y la salvación”. Y mirando a la Virgen que le invitaba a seguirlo, le dijo: “Ya voy, Señora, ya voy”. 

Y haciendo un esfuerzo para incorporarse, no pudiendo seguirla con el cuerpo, suspirando dulcemente la siguió con el alma, como esperamos a la gloria bienaventurada.

(Las Glorias de María, san Alfonso Mª de Ligorio)

APROVECHAR EL MOMENTO PRESENTE

 Oh Bien Supremo, deseo amarte como hasta ahora nadie Te ha amado en la tierra. 

Deseo adorarte cada momento de mi vida y unir estrechamente mi voluntad a Tu santa voluntad. 

Mi vida no es monótona ni gris, sino variada como un jardín de flores perfumadas, donde no sé que flor recoger primero; el lirio del sufrimiento o la rosa del amor del prójimo o la violeta de la humildad. 

No voy a enumerar estos tesoros que cada día tengo en abundancia. Es una gran cosa saber aprovechar el momento presente.

Oh Jesús, Luz Suprema, haz que yo me conozca y penetra con Tu luz mi alma oscura, y llena de Ti el abismo de mi alma.

(Santa Faustina, +296 La Divina Misericordia en mi alma)




CÓMO HACER LOS SIETE DOMINGOS DE SAN JOSÉ 🌾

 



Hay una maravillosa tradición cuyo origen se remonta al siglo XVI que consiste en dedicar a San José los siete domingos anteriores a su fiesta.
Se suelen «contemplar» los principales misterios acontecidos a los largo de su vida en la tierra entretejidos de gozos y dolores.
Lo ideal es hacer un altar a San José, no tiene que ser grande, colocamos una imagen de san José o una estampa, ponemos algunas flores y una vela o dos, algo sencillo, lo que nos salga del corazón.

ORACIÓN DE OFRECIMIENTO:
Por la señal, de la Santa Cruz...
Glorioso Patriarca San José, eficaz consuelo de los afligidos y seguro refugio de los moribundos; dignaos aceptar el obsequio de este Ejercicio que voy a rezar en memoria de vuestros siete dolores y gozos. Y así como en vuestra feliz muerte, Jesucristo y su madre María os asistieron y consolaron tan amorosamente, así también Vos, asistidme en aquel trance, para que, no faltando yo a la fe, a la esperanza y a la caridad, me haga digno, por los méritos de la sangre de Nuestro Señor Jesucristo y vuestro patrocinio, de la consecución de la vida eterna, y por tanto de vuestra compañía en el Cielo, Amén.

PRIMER DOMINGO ☀

El dolor: cuando estaba dispuesto a repudiar a su inmaculada esposa.

La alegría: cuando el Arcángel le reveló el sublime misterio de la encarnación.

Oh castísimo esposo de María, glorioso San José, ¡qué aflicción y angustia la de tu corazón en la perplejidad en que estabas sin saber si debías abandonar o no a tu esposa sin mancilla! Pero ¡cuál no fue también tu alegría cuando el ángel te reveló el gran misterio de la Encarnación!

Por este dolor y este gozo, acompáñanos siempre, ¡ayúdanos!, en nuestras grandes o pequeñas noches oscuras del alma, cuando no entendamos los designios de Dios o no sepamos descubrir su amabilísima Voluntad en los sucesos de cada día. Ayúdanos a ser humildes, a permanecer en oración, hasta de noche, en sueños, para que -fieles- alcancemos la gracia de la perseverancia final. Que agradezcamos al Señor cada instante de nuestra existencia, seguros de que pase lo que pase siempre aguarda una tarea importante que cumplir en la obra de la Redención.
San José, Padre y Señor, ruega por nosotros.
Padrenuestro, Ave y Gloria.

SEGUNDO DOMINGO ☀

El dolor: al ver nacer el niño Jesús en la pobreza.

La alegría: al escuchar la armonía del coro de los ángeles y observar la gloria de esa noche.

Oh bienaventurado patriarca, glorioso San José, escogido para ser padre adoptivo del Hijo de Dios hecho hombre: el dolor que sentisteis viendo nacer al niño Jesús en tan gran pobreza se cambió de pronto en alegría celestial al oír el armonioso concierto de los ángeles y al contemplar las maravillas de aquella noche tan resplandeciente.

Por este gran dolor, ayúdanos a desprendernos de todas las cosas de la tierra, convencidos de que solo Dios basta. Haz que sepamos seguir a Jesús desde Belén al Calvario, con el sentido sobrenatural y el garbo humano con que tú supiste llevar, con Jesús y María, la cruz que el Señor dispuso para ti.

Te pedimos también, por el inmenso gozo que tuviste al ver a Jesús recién nacido, mientras escuchabas el canto de los Ángeles en el cielo, proclamando la gloria de Dios y la paz para los hombres de buena voluntad: ¡Bendice a todos los hijos de la Iglesia de Dios y atiende especialmente a los más necesitados!
!Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía!

Padrenuestro, Ave y Gloria.

TERCER DOMINGO ☀

El dolor: cuando la sangre del niño Salvador fue derramada en su circuncisión.

La alegría: dada con el nombre de Jesús.

Oh ejecutor obedientísimo de las leyes divinas, glorioso San José: la sangre preciosísima que el Redentor Niño derramó en su circuncisión os traspasó el corazón; pero el nombre de Jesús que entonces se le impuso, os confortó y llenó de alegría.
Por este dolor y este gozo alcanzadnos el vivir alejados de todo pecado, a fin de expirar gozosos, con el santísimo nombre de Jesús en el corazón y en los labios.

Padrenuestro, Ave y Gloria.

CUARTO DOMINGO ☀

El dolor: la profecía de Simeón, al predecir los sufrimientos de Jesús y María.

La alegría: la predicción de la salvación y gloriosa resurrección de innumerables almas.

Oh Santo fidelísimo, que tuvisteis parte en los misterios de nuestra redención, glorioso San José; aunque la profecía de Simeón acerca de los sufrimientos que debían pasar Jesús y María os causó dolor mortal, sin embargo os llenó también de alegría, anunciándoos al mismo tiempo la salvación y resurrección gloriosa que de ahí se seguiría para un gran número de almas.

Por este dolor y por este gozo conseguidnos ser del número de los que, por los méritos de Jesús y la intercesión de la bienaventurada Virgen María, han de resucitar gloriosamente.

Padrenuestro, Ave y Gloria.

QUINTO DOMINGO ☀

El dolor: La huida  a Egipto.

La alegría: al tener siempre con él a Dios mismo, y ver la caída de los ídolos de Egipto.

Oh custodio vigilante, familiar íntimo del Hijo de Dios hecho hombre, glorioso San José, ¡cuánto sufristeis teniendo que alimentar y servir al Hijo del Altísimo, particularmente en vuestra huida a Egipto!, pero cuán grande fue también vuestra alegría teniendo siempre con Vos al mismo Dios y viendo derribados los ídolos de Egipto.

Por este dolor y este gozo, alcanzadnos alejar para siempre de nosotros al tirano infernal, sobre todo huyendo de las ocasiones peligrosas, y derribar de nuestro corazón todo ídolo de afecto terreno, para que, ocupados en servir a Jesús y María, vivamos tan sólo para ellos y muramos gozosos en su amor.

Padrenuestro, Ave y Gloria.

SEXTO DOMINGO ☀

El dolor:  El temor de no poder volver a Nazaret por miedo a Arquelao.

La alegría:  Regresar con Jesús de Egipto a Nazaret y la confianza establecida por el Ángel.

Oh ángel de la tierra, glorioso San José, que pudisteis . admirar al Rey de los cielos, sometido a vuestros más mínimos mandatos; aunque la alegría al traerle de Egipto se turbó por temor a Arquelao, sin embargo, tranquilizado luego por el ángel, vivisteis dichoso en Nazaret con Jesús y María.

Por este dolor y este gozo, alcanzadnos la gracia de desterrar de nuestro corazón todo temor nocivo, poseer la paz de conciencia, vivir seguros con Jesús y María y morir también asistidos por ellos.

Padrenuestro, Ave y Gloria.

SÉPTIMO DOMINGO ☀

El dolor: cuando sin culpa pierde a Jesús, y lo busca con angustia por tres días.

La alegría: al encontrarlo en medio de los doctores en el Templo.

Oh modelo de toda santidad, glorioso San José, que habiendo perdido sin culpa vuestra al Niño Jesús, le buscasteis durante tres días con profundo dolor, hasta que, lleno de gozo, le hallasteis en el templo, en medio de los doctores.

Por este dolor y este gozo, os suplicamos con palabras salidas del corazón, intercedáis en nuestro favor para que jamás nos suceda perder a Jesús por algún pecado grave. Mas, si por desgracia le perdiéramos, haced que le busquemos con tal dolor que no hallemos sosiego hasta encontrarle benigno sobre todo en nuestra muerte, a fin de ir a gozarle en el cielo y cantar eternamente con Vos sus divinas misericordias.

Padrenuestro, Ave y Gloria.


VEO SU SANGRE SOBRE LA ROSA (I see His Blood Upon the Rose)


 

Veo su sangre sobre la rosa

Y en las estrellas la gloria de sus ojos,

Su cuerpo brilla en medio de las nieves eternas,

Sus lágrimas caen de los cielos.


Veo su rostro en cada flor;

El trueno y el canto de los pájaros

Están aunque su voz, tallada por su poder

Las rocas son sus palabras escritas.


Todos los caminos por sus pies están gastados,

Su fuerte corazón agita el mar siempre en movimiento,

Su corona de espinas esta entrelazada con cada espina,

Su cruz es cada árbol. 

(Joseph Mary Plunkett, poemas)

ACTO DE AMOR ANTES DE COMULGAR

 



¡Oh Dios mío, Dios mío! verdadero y único

amante de mi alma! ¿qué más podéis hacer 

para que os ame? No os bastó morir por mí, 

quisisteis instituir este Sacramento para daros todo a mí, 

y unir vuestro Corazón a mi corazón, 

al corazón de una criatura tan ingrata como yo. 

¡Oh Amor inmenso! ¡Amor incomprensible! 

¡Amor infinito! un Dios querer darse a mí!

Alma mía, ¿tú lo crees? pues qué haces? 

¿qué dices? ¡oh Dios, oh Dios! ¡oh Amor infinito, 

único objeto digno de todo mi amor! yo os amo

con todo mi corazón; os amo sobre todas las cosas, 

os amo más que a mi propia vida. 

Si yo pudiese hacer que todas las criaturas 

os amasen como merecéis! 

Ojalá pudiera amaros con ese amor con que 

os aman los serafines; con que os ama 

mi Madre y Señora María Santísima! 

Madre del amor hermoso,

Virgen Santísima, ayudadme a amar a 

vuestro Hijo al que tanto deseáis ver amado. 

(Oraciones católicas)

ORACIÓN POR LAS ALMAS DEL PURGATORIO POR LA SANTA SEPULTURA DE JESÚS


 

Señor Jesús, que nos dejaste las señales

de tu Pasión Santísima en la Sábana Santa,

en la cual fue envuelto tu cuerpo Santísimo

cuando por José de Arimatea fuiste

bajado de la Cruz, concédenos, oh piadosísimo

Señor, que por tu muerte y por tu Santa

Sepultura, y por los dolores y angustias de tu

Santísima Madre María, sean llevadas las

Almas del Purgatorio a la Gloria de tu

Resurrección, donde vives y reinas con Dios Padre,

en unidad del Espíritu Santo por los siglos

de los siglos, amén.

(Devocionario de las Almas del Purgatorio)

PADRE DE AMOR



Padre de amor, dame suficiente fe para no

rendirme y suficiente esperanza para avanzar con

resolución por el camino que me conduce a Ti.

Dame suficiente perdón para estar siempre en

paz conmigo mismo y suficiente respeto para

convivir en armonía con aquellos que comparten

su vida conmigo.

No te pido bienes materiales; sólo te pido tu luz,

tu amor gratuito y generoso, y tu misericordia que

perdona mis pecados.

Gracias, Padre, por crearme y por estar siempre

conmigo, aunque a veces te sienta lejano o sordo

a mis oraciones. 

Sé bien que permaneces cerca de mí, 

pero que no puedes hacer por mí lo que yo

debo vivir.

Ayúdame a crecer y a avanzar en el exigente

camino del amor, del desapego, del perdón y de

la entrega.

Padre bueno, te adoro, te alabo y te bendigo, por

todo lo que eres y por el amor que me das a cada

instante. Tú eres mi fuerza y mi descanso, y en tu

amor y verdad pongo mi confianza. Amén.

(Oraciones para el camino)

INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

 


"Un día una persona le preguntó al Padre Pío por qué insistía tanto en la consagración al Inmaculado Corazón de María.

El respondió:  

"Porque es el único lugar donde Satanás no puso un pie y nunca llegará, para atrapar las ALMAS que entran allí."

SÓLO UN PASO


 

Hay un pequeño poema-oración del cardenal Newman

que me voy a permitir copiar aquí y ahora para mis

lectores:

Guíame, luz bondadosa,

las tinieblas me rodean,

guíame hacia adelante.

La noche es densa,

me encuentro lejos del hogar,

guíame hacia adelante.

Protégeme al caminar,

no te pido ver claro el futuro,

sólo un paso, aquí y ahora.

«Sólo un paso». ¿Por qué será que esta oración me recuerda tanto el Padrenuestro? Siempre me ha maravillado que Jesús, cuando enseñó a rezar a sus discípulos, les invitara a pedirle a Dios sólo «el

pan para hoy», como dice el texto original. No que les resuelva para siempre sus problemas. No que llene sus graneros. Sólo el pan para hoy, estrictamente para hoy.

Y no es, como decía el humorista, que no pidamos el pan para más días porque se nos pondría duro, sino que Dios quiere que nos acostumbremos a vivir en sus manos, dejados a su providencia, abandonados de tal modo que no soñemos en almacenar seguridad, virtud, perfección, sino que le pidamos sólo la ración para

hoy, seguros de que mañana nos dará la de mañana. Dios sabe que, si tuviéramos todo resuelto para meses, para años, nos acostumbraríamos a pensar que no le necesitamos, que eso que hay en el granero es «nuestro». Basta, pues, el pan para hoy.

Como basta un poco de luz para dar ese paso que hoy tenemos que dar. Sería mucho más bonito, más tranquilizador, que nos hiciera «ver claro el futuro». Pero, en realidad, eso no es necesario:

basta la luz para hoy, para el paso de hoy.

Todo esto que estoy diciendo del campo del sobrenatural me parece que también es aplicable a todos los de la vida humana.

La mayoría de los humanos vive entre tinieblas. ¿Qué sentido tiene su vida ¿Será corta, larga? ¿Por qué el dolor? ¿Por qué tanto sufrimiento en este mundo? ¿Y todo no tendrá más desenlace –más desaguadero, más bien– que la muerte? La noche de la Humanidad es densa. Y daríamos todo por ver claro nuestro futuro.

Si Dios nos explicara que nuestros dolores van a servir para algo,

sufriríamos más serenamente. Si Dios nos aclarara cómo será de feliz nuestro matrimonio, qué será de nuestros hijos, cuánto durará nuestra aventura sobre la tierra…

Pero éstas son preguntas que nadie nos contesta. Y son muchos los que, entonces, se acobardan, se enroscan en su propia alma y ya no se atreven a caminar.

Es un error. Porque para caminar basta la luz para hoy y la confianza para mañana. El hombre debe caminar porque ésa es su obligación, ir adelante porque ése es el deber. Y debe hacerlo tanto si tiene luz como si no la tiene. En todo caso, le basta con tener la luz para el paso de hoy. ¡Y ay del que, por miedo a no tener luz

mañana, deje de dar el paso de hoy: se está autocondenando a la muerte!

Desgraciadamente son en el mundo muchos más los que temen el futuro que los que viven con coraje el presente. A la gente

le encanta lo que yo llamo «sufrir por hipótesis»: ¿Y si me quedo sin trabajo? ¿Y, si…? Y tanto se angustian por lo que podría pasarles –y que, luego, normalmente no les pasa nunca– que antes de que lleguen los dolores ya los han sufrido una docena de veces.

El hombre –pienso yo– debe, desde luego, hacerse planes de futuro, porque sin ellos difícilmente se construye, pero, después, dedicarse apasionadamente a dar los pasos de hoy, confiando en que mañana volverá a tener unos nuevos centímetros de coraje

para seguir luchando.

Un paso, sólo un paso. No construye una catedral más que el que pone una o dos piedras cada día. No se ama todo de golpe: cada día tiene su pequeño amor. Y sólo con muchos pequeños pasos de pequeño amor se logra atravesar la noche.

(Jose Luis Martín Descalzo)

QUE SIGA EL ENTIERRO


 
Cuentan las antiguas leyendas que una joven se volvió tan perezosa que ya no quería hacer ningún oficio en la casa.

Y la mamá consultó a un sabio el cual le dijo: "No le dé de comer. Recuerde que san Pablo manda: "Quien no trabaja que tampoco coma" (2Ts 3). "Dígale que la

comida que ella no se prepare no la comerá". 

La mamá hizo lo mandado pero la muchacha prefirió aguantar hambre con tal de no tener que hacer nada. Entonces el sabio recomendó: "Hagan el simulacro de que la van a enterrar viva, y del susto cambiará el modo de obrar". 

Y se fueron con ella para el cementerio. Por el camino

se encontraron con un hombre que les preguntó por qué la llevaban al cementerio:

"Es que no quiere conseguir el alimento", le respondieron. 

El otro conmovido le dijo:

"Muchacha: yo le regalo estas seis libras de harina para que coma". Y la perezosa le preguntó: 

"¿Me las da ya amasadas y convertidas en pan tostado?". "No, así no más sin amasar ni tostar". 

Y la perezosa muy tranquila se acostó otra vez en el

ataúd y exclamó: "Entonces: que siga el entierro". Cuántas pobres víctimas de la pereza dicen hoy lo mismo en el mundo. Con tal de no tener que trabajar ni

esforzarse, ¡que siga el entierro! Y continúan viajando hacia el fracaso y la miseria final. ¡Qué fatalidad!

Dice el Libro de los Proverbios: "Pasé por el campo del perezoso: todo malezas, todo descuido. Un poco dormir, otro poco dormitar y otro poco mano

sobre mano descansando, y le llegará la miseria como un correo, sin equivocarse de destinatario" (Pr 24, 30). 

Es necesario tratar de combatir el vicio de la pereza porque este defecto no solamente nos impide llegar a la santidad, sino que nos va entregando poco a poco en manos de los enemigos de nuestra salvación.

(Combate espiritual, Lorenzo Scupoli)

MI ALMA EN TUS MANOS, SAN JOSÉ


 
Dulcísimo abogado mío y padre amantísimo, San José: ¿quién podrá expresar la dulzura de amor divino que tanto creció en tu alma cándida, cuando al fin de tu  vida, entregaste tu espíritu en manos de Jesús y de María? 

Yo te ofrezco, Patriarca Santísimo, esta oración, y por este gozo de verte asistido con tanto amor en tu última hora, humildemente te pido que logre yo entregar mi alma en tus manos y en las de tu Santísima Esposa, para cantar eternamente los beneficios que de ti he recibido y las misericordias de mi Dios y Señor. Amen

(Devocionario Josefino)

SEÑOR, YA NO ES UN VELO (Santa Isabel de la Trinidad)




Señor, ya no es un velo, es un grueso muro lo que

te oculta a mí. 

Esto resulta muy doloroso después

de haberte sentido tan cerca. 

Pero estoy dispuesta a permanecer en este estado de alma todo el tiempo que tú, Amado mío, quieras. 

Como la fe me dice que, aun así, Tú sigues presente, ¿para qué las dulzuras y los consuelos? 

No son Tú, y es a Ti a quien sólo busco… 

Que yo vaya a ti por el camino de la fe pura… 

Nunca me he visto tan miserable. 

Pero esta miseria no me deprime. Al contrario, me sirvo

de ella para ir a Ti. 

Creo que si me has amado tan apasionadamente y me has hecho tantos favores, es por verme tan débil… Señor, ofrece también tus dulzuras y consuelos a otras almas para atraerlas. 

Para mí, esta oscuridad que me conduce a Ti 

(Santa Isabel de la Trinidad, Carmelita).

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Estas bellas palabras las escribió Isabel de la Trinidad cuando estaba pasando por la prueba de "la noche oscura", que es cuando el alma no siente a Dios, es la prueba de la fe, es como si de pronto uno perdiera la fe, como si perdiera a Dios de vista, es una prueba muy dolorosa que Dios permite para que las almas santas ganen más méritos.

ACTO DE AMOR HUMILDE


 

Señor, no esperaré llegar a la perfección o ser

como un ángel, para amarte, pues si así fuera,

nunca te amaría.

Te amo, Señor, tal y como soy, en el momento y

en las circunstancias en que me encuentro.

Te amo, Señor, en la amargura de mis caídas, en

medio de mi confusión, faltas y debilidades, en la

zozobra de mi espíritu, en mis cobardías, en la

controversia interior, en el desierto de mi

corazón... y así, como soy Señor, no dejaré de

amarte y de confiar en Ti.

No dudo, Señor, de tu amor. De que Tú siempre

estás conmigo, y que Tú me amas infinitamente.

Señor, Tú sabes todo de mí, te abro mi corazón y

te entrego mis pecados.

Señor, te amo tal y como soy.

Dame la gracia para seguir luchando por mejorar,

porque Tú te mereces lo mejor.

Dame la fortaleza para rechazar el mal

 y purifica mis intenciones para que 

todo lo haga por tu amor y para tu Gloria.

EN EL MATRIMONIO DEBE ESTAR PRESENTE DIOS


 

Ningún corazón  humano quiere el amor por dos minutos o por dos años, sino para siempre.

Sin embargo, el matrimonio, que empezó como un baile de máscaras, en el que todo parecía hermoso, bueno y romántico, pronto hizo crisis cuando los esposos se quitaron los antifaces y se vieron como eran. Como escribió la poetisa Elizabeth Barrett Browning:

«Sí» fue mi respuesta anoche.

«No» es lo que te digo hoy.

Los colores a la luz de una vela

no son los mismos bajo el sol.

La explicación de este conflicto es evidente. El corazón humano fue hecho para el Sagrado Corazón del Amor y nadie, sino Dios, puede satisfacerlo. 

El corazón busca lo infinito pero se equivoca al tratar de que su compañero finito sustituya a lo infinito. 

La tensión se resuelve cuando se comprende que hay otro amor más alto. Cuando el ansia por un amor infinito se contempla como un anhelo de Dios, lo finito del amor terreno es considerado como una señal de que «Nuestros corazones fueron hechos para Ti, ¡oh Señor! y pueden satisfacerse únicamente en Ti».

El matrimonio es una vocación en la que debe estar presente Dios en todas las circunstancias del amor. 

De esta manera el sueño de los novios de eterna felicidad se convierte en realidad no solo en ellos, sino a través de ellos; ahora se aman no como lo soñaron, sino como Dios lo soñó. 

La conciliación y el aflojamiento de la tensión son posibles únicamente en quienes saben que se precisan tres sujetos para amar.

Solo Dios puede dar lo que el corazón desea. En el amor cristiano verdadero, el marido y la mujer ven a Dios a través de su propio amor. 

Sin Dios, lo infinito se busca en lo finito del compañero, lo cual es tanto como pedirle peras al olmo. La eternidad está en el alma y todo el materialismo del mundo no podrá desarraigarla. La tragedia de las psicologías materialistas de nuestros días es pretender que una función del cuerpo satisfaga las aspiraciones infinitas del alma; esto crea complejos, mentes inestables y tribunales de divorcio.

La necesidad de Dios nunca desaparece. Los que niegan la existencia del agua siguen sedientos y los que niegan a Dios lo siguen deseando en su ansia de esa belleza, amor y paz que solo Él es.

("Son tres los que se casan", Fulton Sheen)

TÚ ERES...


Tú eres, ¡oh Cristo!,

mi Padre santo, mi Dios misericordioso,

mi rey poderoso, mi buen pastor,

mi único maestro, mi mejor ayuda,

mi amado hermosísimo, mi pan vivo,

mi sacerdote por la eternidad,

mi guía hacia la patria,

mi luz verdadera, mi dulzura santa,

mi camino recto, mi Sabiduría preclara,

mi humilde simplicidad, mi concordia pacífica,

mi protección total, mi rica heredad,

mi salvación eterna...

¡Cristo Jesús, Señor amabilísimo!

¿Por qué habré deseado durante la vida

algo fuera de ti, mi Jesús y mi Dios?

¿Dónde me hallaba cuando no pensaba en ti?

Anhelos todos de mi corazón,

inflámense y desbórdense desde ahora

hacia el Señor Jesús;

corran que mucho se han retrasado;

apresúrense hacia la meta,

busquen al que buscan.

¡Dulce Jesús!

¡Que todo buen corazón dispuesto a la alabanza

te ame, se deleite en ti,

se admire ante ti!

¡Dios de mi corazón!

¡Herencia mía, Cristo Jesús!

Vive, Señor, en mi;

enciéndase en mi pecho

la viva llama de tu amor,

acrézcase en incendio;

arda siempre en el altar de mi corazón,

queme en mis entrañas,

incendie lo íntimo de mi alma,

y que en el día de mi muerte

comparezca yo del todo perfecto en tu presencia.

Amén .

DAME TU MANO, MADRE SANTÍSIMA


 

Madre Santísima, dame tu mano y no me sueltes,

déjame apoyarme en ti al andar,

enséñame el camino que sólo me conduzca

a tu Hijo con quien anhelo unirme un día.

Pídele a Él que perdone mis pecados,

mi falta de paciencia, también de piedad,

que me dé fuerzas para sobrellevar el peso

de las injusticias que me hacen a menudo llorar.

Enjuga mis lágrimas con tu dulzura maternal,

cubre con tu manto mis ansiedades, miedos y penas.

Regálame la paz que se emana 

de tus ojos misericordiosos, 

y muéstrame las huellas del amor 

y la humildad.

NOS HAS LIBERADO DEL PURGATORIO



Teresa Musco (1943-1976), la estigmatizada de Caserta (Italia), cuenta que el 2 de noviembre de 1962, no pudiendo ir al cementerio, como hubiera deseado por ser el día de los difuntos, oró desde su casa con todo fervor por las almas del purgatorio. 

En las primeras horas de la tarde, mientras seguía orando, vio en su habitación muchas personas. 

Les preguntó:

“Qué queréis?”. Ellas la saludaron con mucha alegría y le dijeron: “Nos has liberado del purgatorio con tus oraciones y venimos a darte las gracias “.

Después, desaparecieron, resplandecientes de alegría y amor.

Este relato verdadero nos debe infundir ánimos para orar continuamente por las Almas del Purgatorio, y no sólo es la compasión hacia estas ellas lo que nos debe mover, sino el amor a Dios que está deseando unirse a estas Almas, también el pensamiento de lo agradecidas que son, pues ellas también van a orar por nosotros. Santa Catalina de Bologna y muchos otros santos han afirmado que han conseguido más beneficios de parte de las Almas del Purgatorio, que de los mismos santos.

Dios lo ve todo, conoce nuestro corazón, y no va a dejar sin premio a los que ayuden con oraciones y sacrificios a las almas del Purgatorio. El santo Cura de Ars decía que las dos obras más grandes que se podían hacer eran: Orar por la conversión de los pecadores y por el descanso eterno de las Almas purgantes.

(Más allá de la muerte, P. Ángel Peña O.A.R.)

EL DIVINO CRUCIFICADO EN LA EUCARISTÍA


 

Adorad a Jesús instituyendo su Eucaristía

la víspera de su muerte, y fundiendo en una sola relación, 

el hecho de su Pasión con el de la Eucaristía.

Evidentemente Nuestro Señor creó entre la

Eucaristía y la Pasión lazos estrechos indisolubles; 

y como la Eucaristía es para perpetuarse aquí abajo, 

se perpetuará en su íntima alianza 

con la Pasión y la Muerte del Salvador. 

Ella será su memorial auténtico, perfecto

y perpetuo. 

¡Adorad este designio del Salvador; creed

esta verdad, y desde que estéis en presencia

de la Eucaristía, ved como aparece el Jesús

paciente y moribundo! el Jesús condenado

por Pilatos; flagelado y coronado de espinas

por los soldados; clavado sobre la Cruz por los

verdugos, y muerto en el abandono de su Padre: 

hele allí! ¡Es Él y no otro!

Sois Vos mismo: ¡oh Jesús! la fe me lo dice;

mi corazón me lo hace sentir; yo no puedo

estar un minuto en vuestra presencia 

y preguntarme quién sois, 

sin que al momento el estado en que os veo 

me diga que sois el Hombre

del dolor, el Divino Crucificado. 

(Manual de Adoración, R. P. A. Tesniere)

ACTO DE FE, ESPERANZA Y CARIDAD



Dios mío, creo en Ti. Fortalece, Señor mi fe.

Espero en Ti. Afirma mi esperanza.

Te amo con todo mi corazón. Enciende mi amor.

Me pesa haberte ofendido. Aumenta mi dolor por

los pecados que he cometido.

Te adoro como mi primer principio.

Te deseo como mi último fin.

Te doy gracias como mi continuo bienhechor.

Te invoco como mi soberano defensor.

Dígnate, Dios mío, dirigir mi vida con tu sabiduría,

contenerme con tu justicia, consolarme con tu

misericordia y ampararme con tu poder.

Te consagro todos mis pensamientos, palabras,

obras y trabajos, a fin de que, de hoy en adelante,

piense siempre en Ti, hable de Ti, y obre en todo

momento según tu santa Voluntad.

Señor, que se haga en mí y en todas mis cosas,

sólo lo que Tú quieres para mí.

Te suplico, Padre, que ilustres mi entendimiento,

abrases mi voluntad, purifiques mi corazón y

santifiques mi alma.

Socórreme, Señor, con tu gracia,

para vencer la soberbia con la humildad,

la avaricia con la generosidad,

la pereza con la diligencia,

la envidia con la caridad,

la ira con la paciencia,

la tibieza con el fervor,

y todos mis inclinaciones y afectos desordenados

con tu santo temor y amor. Amén.


MEDIOS PARA PERFECCIONARSE EN LA PRUDENCIA


a) Reflexionar siempre antes de hacer cualquier cosa o de tomar alguna determinación importante, no dejándose llevar del ímpetu de la pasión o del capricho, sino de las luces serenas de la razón iluminada por la fe.

b) Considerando despacio el pro y el contra y las consecuencias buenas o funestas que se pueden seguir de tal o cual acción.

c) Perseverando en los buenos propósitos, sin dejarse llevar de la inconstancia o negligencia.

d) Vigilando alerta contra los pecados de la carne, que busca pretextos y sutilezas para eximirse del cumplimiento del deber y satisfacer sus pasiones desordenadas.

e) Procediendo siempre con sencillez y transparencia, evitando toda simulación, astucia o engaño, que es indicio seguro de un alma ruin y despreciable.

f) Viviendo al día—como nos aconseja el Señor en el Evangelio—, sin preocuparnos demasiado de un mañana que no sabemos si amanecerá para nosotros, y que en todo caso estará regido y controlado por la providencia amorosísima de Dios, que viste hermosamente a los lirios del campo y alimenta a las aves del cielo (Mt. 6,25-34).

(Teología de la perfección cristiana, Antonio Royo Marín)

JESÚS NO PAGA MAL LA POSADA




Esto pasa ahora y es entera verdad, y no hay

que ir a buscarle más lejos en otra parte; 

Él está en este pan de la Eucaristía , que está con nosotros el buen Jesús, que nos lleguemos a Él. 

Pues, si cuando andaba en el mundo, de sólo tocar sus ropas sanaba los enfermos, ¿qué hay que dudar que hará milagros estando tan dentro de mí, si tenemos fe, y nos dará lo que le pidiéremos, pues está en nuestra casa? Y no suele Su Majestad pagar mal la posada, si le hacen buen hospedaje.

(Camino de perfección, santa Teresa de Jesús)

ORACIÓN FUNDAMENTAL (Padre Lewis S.J)


 

 

Padre, todas las cosas que has creado me las

has ofrecido amorosamente, como dones, para

que te ame más.

Te pido de todo corazón, que su atractivo no me

aleje de Ti; que no haga de ellas el objetivo

principal de mi vida.

Quiero que seas Tú, Señor, el centro de mi ser.

Dame tu amor y tu gracia para que mi corazón y

mi mente sean totalmente libres para saber

interpretar toda la realidad.

Que esté dispuesto a agradarte en salud o

enfermedad, en riqueza o pobreza, 

en vida larga

o corta.

Que siempre elija aquellas cosas y personas que

me lleven a Ti.

Dame la capacidad de rechazar todo lo que de

alguna manera me separe de Ti.

Y que la acción de tu Espíritu configure en mí la

imagen de tu Hijo. Amén.

HASTA QUE LA MUERTE NOS SEPARE


 

El animal macho es atraído hacia el animal hembra, pero el ser humano es atraído hacia otro ser humano. 

La atracción de un animal por otro animal es fisiológica; la atracción de un ser humano por otro es fisiológica, psicológica y espiritual. 

El espíritu humano tiene sed del infinito que el animal no tiene: este infinito es Dios. 

La infidelidad en la vida conyugal es la sustitución de un infinito por una sucesión de experiencias carnales finitas.

Los que creen que pueden ser fieles únicamente con el alma pero infieles con el cuerpo olvidan que ambas cosas son inseparables. El sexo aislado de la persona no existe; un brazo que actúe separado del cuerpo es un imposible porque el hombre no tiene función orgánica separada de su alma, que está involucrada en toda su

persona. 

El sexo tiene un vínculo tan estrecho con la religión porque está relacionado con el poder creador, y Dios es la fuente de todo poder creador. 

El amor que es sostenido solo por la carne es tan frágil como la carne, pero el que es sostenido por una unidad espiritual y se basa en un amor por un destino común,

realmente es «hasta que la muerte nos separe».

(Fulton Sheen, "son tres los que se casan")

MARÍA ES EL MEJOR CAMINO PARA LLEGAR A JESÚS

 La Virgen Santísima es el medio del cual se sirvió el Señor para venir a nosotros. 

Ella es también el medio del cual debemos servirnos para ir a Él. 

Pues María no es como las demás criaturas, que, si nos apegamos a ellas, pueden separarnos de Dios en lugar de acercarnos a Él. 

La tendencia más fuerte de María es la de unirnos a

Jesucristo, su Hijo, y la más viva tendencia del Hijo es

que vayamos a Él por medio de su santísima Madre. Obrar así es honrarlo y agradarle, como sería honrar y agradar a un rey el hacerse esclavo de la reina para ser mejores súbditos y esclavos del soberano. 

Por esto, los Santos Padres y luego San Buenaventura dicen que la Santísima Virgen es el camino para llegar a Nuestro Señor.

(Tratado del amor a la Virgen, san Luis de Montfort)

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