SEÑOR, YA NO ES UN VELO (Santa Isabel de la Trinidad)




Señor, ya no es un velo, es un grueso muro lo que

te oculta a mí. 

Esto resulta muy doloroso después

de haberte sentido tan cerca. 

Pero estoy dispuesta a permanecer en este estado de alma todo el tiempo que tú, Amado mío, quieras. 

Como la fe me dice que, aun así, Tú sigues presente, ¿para qué las dulzuras y los consuelos? 

No son Tú, y es a Ti a quien sólo busco… 

Que yo vaya a ti por el camino de la fe pura… 

Nunca me he visto tan miserable. 

Pero esta miseria no me deprime. Al contrario, me sirvo

de ella para ir a Ti. 

Creo que si me has amado tan apasionadamente y me has hecho tantos favores, es por verme tan débil… Señor, ofrece también tus dulzuras y consuelos a otras almas para atraerlas. 

Para mí, esta oscuridad que me conduce a Ti 

(Santa Isabel de la Trinidad, Carmelita).

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Estas bellas palabras las escribió Isabel de la Trinidad cuando estaba pasando por la prueba de "la noche oscura", que es cuando el alma no siente a Dios, es la prueba de la fe, es como si de pronto uno perdiera la fe, como si perdiera a Dios de vista, es una prueba muy dolorosa que Dios permite para que las almas santas ganen más méritos.

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