APARICIONES EN PONTEVEDRA A LUCÍA DE FÁTIMA (1925 - 1926), LA PROMESA DE LOS PRIMEROS SÁBADOS


Después de acariciar por algún tiempo el deseo de convertirse en religiosa, en 1925 Lucía, de dieciocho años, empezó con las Hermanas Doroteas.
Ella ingresó como postulante en el convento de la Orden en Pontevedra, España, donde Nuestra Señora, como lo había prometido en 1917, fue a revelarle la primera parte del plan de Dios para la salvación de los pecadores en nuestro tiempo de rebelión contra Dios: la Comunión reparadora de los Primeros Sábados de mes.
Lucía, refiriéndose a ella misma, describe el encuentro en tercera persona:
El día 10 de diciembre de 1925, se le apareció la Santísima Virgen y al lado, suspenso en una nube luminosa, un Niño. La Santísima Virgen, poniéndole una mano en el hombro, le mostró al mismo tiempo un Corazón que tenía en la otra mano, cercado de espinas. Al mismo tiempo le dijo el Niño:
‘Ten compasión del Corazón de tu Santísima Madre que está cubierto de espinas que los hombres ingratos continuamente le clavan, sin haber quien haga un acto de reparación para arrancárselas.’
Enseguida dijo la Santísima Virgen:
‘Mira, hija mía, mi Corazón, cercado de espinas que los hombres ingratos me clavan continuamente con blasfemias e ingratitudes. Tu, al menos, procura consolarme y di que todos aquellos que durante cinco meses, en el Primer sábado se confiesen, reciban la Santa Comunión, recen la tercera parte del Rosario y me hagan 15 minutos de compañía, meditando en los 15 misterios del Rosario, con el fin de desagraviarme, yo prometo asistirles en la hora de la muerte con todas las gracias necesarias para la salvación de sus almas.’



Luego, Lucía hizo lo que ella podía para hacer conocido este nuevo pedido de Nuestra Señora. Se lo dijo a su Madre Superiora, a su confesor en el convento, e incluso escribió a su antiguo confesor. Ambos confesores tuvieron reservas y aconsejaron esperar.
A pesar de las reservas de sus confesores, pronto Lucía se vería urgida a continuar trabajando para hacer conocido este pedido.


Ella nos dice:
El día 15 (febrero de 1926), andaba yo muy ocupada con mis oficios y ya no me acordaba de aquello casi nada; y, yendo a arrojar un cubo de basura fuera de la propiedad, donde algunos meses atrás había encontrado a un niño, le había preguntado si sabía el Avemaría; me había respondido que sí; le dije que la dijeses para oírla yo; más como no se resolvía a decirla solo, la dije yo con él tres veces.
Al fin de las tres Avemarías, le pedí que la dijese solo; pero se calló y no pudo decirla solo; le pregunté si sabía cual era la Iglesia de Santa María; me respondió que sí; le dije que fuese allí todos los días y que dijese así: ‘oh Madre mía del Cielo, dadme a vuestro Niño Jesús.’ Le enseñé esto y entré en casa.


En ese día, pues, el 15-2-1926, volviendo yo allí como de costumbre, encontré un niño que me pareció ser el mismo; y le pregunté entonces - ¿Has pedido el Niño Jesús a la Madre del Cielo?
El niño se vuelve hacia mi, y dice:
‘ -¿Y tu has propagado por el mundo aquello que la Madre del Cielo te pedía? Diciendo esto, se transforma en un niño resplandeciente; conociendo que era Jesús, dije:
- ‘Jesús mío, Vos sabéis bien lo que mi confesor me dijo en la carta que os leí; me decía que era necesario que aquella visión se repitiese; que hubiese hechos para que fuese creíble; y que la Madre Superiora sola, para propagar ese hecho, nada podía.’
‘- Es verdad que la Madre Superiora sola nada puede, pero con mi gracia lo puede todo; y basta que tu confesor te de licencia, y que tu Superiora lo diga, para que sea creído; aun sin saberse a quién fue revelado.’
‘- Pero, mi confesor decía en la carta que esta devoción no hacía falta en el mundo, porque ya había muchas almas que os recibían en los Primeros Sábados en honra de Nuestra Señora y de los quince misterios del Rosario.’
‘- Es cierto, hija mía, que muchas almas los comienzan, pero pocas los acaban; y que las que los terminan, es con el fin de recibir las gracias que a eso están prometidas; pero me agradan más las que hagan los Primeros Sábados con fervor y con el fin de desagraviar el Corazón de tu Madre del Cielo, a aquellas que hagan los quince tibios e indiferentes.’
Presentó a Jesús las dificultades que tenían algunas almas de confesarse en sábado y pidió que fuese válida la confesión de ocho días. Jesús respondió:
‘- Si, puede ser de muchos días más todavía, con tal que, cuando me reciban, estén en gracia y tengan la intención desagraviar al Inmaculado Corazón de María.’
‘- Jesús mío, ¿y las que olviden tener esta intención?’
‘- Pueden hacerla en otra confesión siguiente, aprovechando la primera ocasión que tuvieran de confesarse.’
Después de eso, el Niño Jesús desapareció sin decir nada más.

El confesor de Lucía le hizo más tarde una serie de preguntas sobre las apariciones de Pontevedra. Una de las preguntas fue: ¿Por qué cinco sábados y no nueve o siete, en honor de los Dolores de Nuestra Señora? Luego de recibir las preguntas, ella pidió a Nuestro Señor la ilustrara sobre las respuestas, que unos pocos días más tarde ella dio a su confesor.

Esto es lo que ella le escribió:

"Cuando estaba en la capilla con Nuestro Señor, parte de la noche del 29 al 30 de mayo de 1930, (tenía el hábito de hacer una hora santa de once de la noche hasta la medianoche, especialmente la noche de los jueves, de acuerdo a los pedidos del Sagrado Corazón en Paray‑le‑Monial) le hablé sobre las preguntas cuatro y cinco, y repentinamente me sentí más íntimamente dominada por la Presencia Divina y, si no estoy equivocada, esto es lo que me fue revelado:
‘Hija mia, la razón es simple. Hay cinco tipos de ofensas y blasfemias cometidas contra el Inmaculado Corazón de María:
‘Blasfemias contra la Inmaculada Concepción.


Blasfemias contra Su Virginidad Perpétua.


Blasfemias contra Su Divina Maternidad al rechazar, al mismo tiempo, reconocerla como la Madre de los hombres.


Las blasfemias de aquellos que tratan de sembrar publicamente en los corazones de los niños indiferencia o desprecio, o aun odio por esta Madre Inmaculada.


Las ofensas de aquellos que la ultrajan directamente en Sus Santas imágenes.
‘Allí, hija Mia, está la razón por la que el Inmaculado Corazón de María me inspiró a pedir este pequeño acto de reparación, y en consideración a el, a mover Mi misericordia para perdonar a las almas que han tenido la desgracia de ofenderla. En cuanto a ti, procura incesantemente, por tus oraciones y sacrificios, mover Mi misericordia con esas pobres almas.’ 

🕯 ORACIÓN POR LOS PADRES DIFUNTOS 🕯

¡Oh Dios! que nos mandaste
honrar a padre y madre,
por tu misericordia,
ten piedad de mis padres y no recuerdes sus pecados.
Que yo pueda verlos de nuevo
en el gozo de la luz eterna.
Te lo pido por Jesucristo
Nuestro Señor.
Amén.



LAS TRES NECESIDADES DE MARÍA 🌷🌷🌷

Por la Señal de la Santa Cruz,
de nuestros enemigos,
líbranos, Señor Dios nuestro.
En el nombre del Padre, del Hijo,
y del Espíritu Santo, amén.

💠 PRIMERA NECESIDAD 💠

🌷 ¡Dolorosa Madre, Triste y Afligida al pie de la Cruz! Por Tu amarga Soledad socorre, Madre mía, esta necesidad: (Se expone la urgencia...)

🌷 La primera de Tus Necesidades fue cuando viste a Tu Hijo en la Cruz y no podías bajarlo. Levantaste los Ojos al Cielo y exclamaste: „¡Dios Mío, Dios Mío, remedia  Mi Necesidad!‟

 Y, ¡oh, Misericordia Divina!, llegaron Nicodemo y José de Arimatea, bajaron el Sacrosanto Cuerpo de Tu Hijo y lo pusieron en Tus Brazos.
 Así, Madre Dolorosa, como viste remediada Tu Necesidad, por el Amor de Dios, Te pido remedies la nuestra. Amén.

🌷 Dios Te Salve, María...

💠 SEGUNDA NECESIDAD 💠

¡Dolorosa Madre, Triste y Afligida al pie de la Cruz! Por Tu amarga Soledad remedia, Madre mía, esta necesidad...

🌷 La segunda de Tus Necesidades fue cuando viste a Tu Hijo, Muerto en Tus Brazos, sin tener con qué envolverlo. Levantaste los Ojos al Cielo y exclamaste: "¡Dios Mío, Dios Mío, remedia Mi Necesidad!‟

Ya ibas a quitarte Tu Manto para envolverlo, cuando, ¡oh, Misericordia Divina!, llegó Nicodemo con los Paños Sagrados del Templo que, a manera de sábanas, sirvieron para envolver el Cuerpo de Tu Hijo.
 Así, Madre Dolorosa, como viste remediada Tu Necesidad, por el Amor de Dios, Te pido remedies la nuestra. Amén.

 🌷 Dios Te Salve, María...

💠 TERCERA NECESIDAD 💠

¡Dolorosa Madre, Triste y Afligida al pie de la Cruz! Por Tu amarga Soledad remedia, Madre mía, esta necesidad...

🌷 La tercera de Tus Necesidades fue cuando viste a Tu Hijo ya Amortajado, y no tenías Sepulcro donde Enterrarlo. Levantaste los Ojos al Cielo y exclamaste: "¡Dios Mío, Dios Mío, remedia  Mi Necesidad!‟

Y, ¡oh, Misericordia Divina!, llegó José de Arimatea y Te ofreció el Sepulcro que para sí, había cavado en su huerto, para que allí Sepultaras a Tu Hijo.
 Así, Madre Dolorosa, como viste remediada Tu Necesidad, por el amor de Dios, Te pido remedies la nuestra. Amén.

🌷 Dios Te Salve, María...

⚜ ORACIONES FINALES:
¡Dolorosa Madre! Por Tus Sufrimientos y Alegrías, Te suplico que intercedas ante el Padre, por mediación de Tu Divino Hijo, para que nuestros pecados sean perdonados, nuestros dolores se conviertan en gozo y esta necesidad nos sea remediada. Amén.

 Se reza La Salve, y tres Credos, por las Tres Horas que estuvo Jesús en la Cruz.

San Juan Evangelista, por el amor con el que te recostó Jesús en Su Pecho, y te reveló todo lo que en Su Pasión habría de padecer, te suplico intercedas con el Padre, con el Hijo y con el Espíritu Santo para que esta necesidad sea remediada. Amén.  




💘 VIVO SIN VIVIR EN MI 💘 (Santa Teresa de Jesús, de Ávila)


Vivo sin vivir en mí, y tan alta vida espero,
que muero porque no muero.
 Vivo ya fuera de mí, después que muero de amor;
porque vivo en el Señor, que me quiso para sí:
cuando el corazón le di puso en él este letrero,
que muero porque no muero.
Esta divina prisión, del amor en que yo vivo,
ha hecho a Dios mi cautivo, y libre mi corazón;
y causa en mí tal pasión, ver a Dios mi prisionero,
que muero porque no muero.

¡Ay, qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros,
 esta cárcel, estos hierros en que el alma está metida!
Sólo esperar la salida me causa dolor tan fiero,
que muero porque no muero.

¡Ay, qué vida tan amarga do no se goza el Señor!
Porque si es dulce el amor,
no lo es la esperanza larga:
quíteme Dios esta carga, más pesada que el acero,
que muero porque no muero.

Sólo con la confianza vivo de que he de morir,
porque muriendo el vivir me asegura mi esperanza;
muerte do el vivir se alcanza, no te tardes,
que te espero,
que muero porque no muero.

Mira que el amor es fuerte;
vida, no me seas molesta,
mira que sólo me resta, para ganarte perderte.
Venga ya la dulce muerte, el morir venga ligero
que muero porque no muero.

Aquella vida de arriba, que es la vida verdadera,
hasta que esta vida muera,
no se goza estando viva:
muerte, no me seas esquiva;
viva muriendo primero,
que muero porque no muero.

Vida, ¿qué puedo yo darle a mi Dios que vive en mí, si no es el perderte a ti, para merecer ganarle?
Quiero muriendo alcanzarle, pues tanto a mi Amado quiero, que muero porque no muero.

DEVOCIÓN DE LAS TRES AVEMARÍAS


Es una práctica piadosa que consiste en repetir tres veces el Ave María todos los días.
Esta Devoción se originó en el siglo XIII, por expresa voluntad de la Reina del Cielo, según revelaciones que la Virgen hizo a Santa Matilde y Santa Gertrudis. La primera Ave María dirigida al Padre, la segunda al Hijo y la tercera al Espíritu Santo. 

PROMESAS:
A Santa Matilde la Santísima Virgen le prometió con esta devoción, asistirla en la hora de su muerte. A Santa Gertrudis le dijo:

“A todo aquel que me haya invocado diariamente , conmemorando el Poder, la Sabiduría y el Amor que me fueron comunicados por la Augusta Trinidad, a la hora de su muerte, me mostraré a él con el brillo de una belleza tan grande que mi vista le consolará y le comunicará las alegrías Celestiales”. Además, Le escuchó decir que “se salvarán los que recen diariamente las Tres Ave Marías”.

María, Madre mía, líbrame de caer en pecado mortal: 

 Por el Poder que Te concedió el Padre Eterno: 
Dios Te Salve, María...   
 Por la Sabiduría que Te concedió el Hijo:  
Dios Te Salve, María...   
 Por el Amor que Te concedió el Espíritu Santo:  
Dios Te Salve, María...    
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo… (Inclinando la cabeza)

(*)¡Oh, María! Por Tu Inmaculada Concepción,  purifica mi cuerpo y santifica mi alma. Amén.

(*)Jaculatoria indulgenciada por el Papa San Pío X, que recomendó rezarla junto a esta Devoción.








EMOTIVA RESPUESTA DE JESÚS A UNA SANTA QUE SE SENTÍA TONTA


Dios nos ama y desea ser amado, es lo único que nos pide.

Que nadie se entristezca por sus defectos, porque perfecto solo hay Dios, lo importante es tener voluntad para luchar contra ellos, como decía santa María Mazzarello: No quiero hijas sin defectos, pero que no hagan las paces con ellos. Hacer las paces con los defectos es aceptar nuestros defectos sin tener la más mínima intención de cambiarlos, eso no está bien, debemos pedir a Dios no desagradarle nunca.

Tampoco nos podemos entristecer si nos sentimos torpes o poco inteligentes, mirad lo que Jesús le reveló a santa Maravillas cuando ella sentía sin valor:
«Después de una temporada de sentir mucho el no tener dotes naturales, el ser tan tonta, llegó a crecer este sentimiento tanto, en unos Ejercicios que hice aún muy joven, que sufría realmente por parecerme que, por esta falta de talento, no iba a poder sacar el fruto que deseaba.

Y en medio de mi aflicción, sentí en el fondo del alma: “Si tienes capacidad suficiente para amarme, ¿qué te importa todo lo demás?” Quedé tan consolada que, desde entonces, nunca más he podido sentirlo» (25: C-28).

Es lo único que le importa a Dios, que lo amemos, porque amando a Dios es como podemos amar al prójimo y cumplir Su voluntad.
Con su gracia lo podemos todo, pidamos a Dios el don de amarlo.

(Carmen OCDS)

PRESENCIA REAL DE JESUCRISTO EN LA HOSTIA CONSAGRADA


Durante el siglo XIII en Altare, Italia, había una joven con el corazón roto. Había perdido al amor de su vida y estaba decidida a recuperarlo.

Esta mujer estaba dispuesta a hacer lo que fuera y, como no era capaz de convencerle con palabras, buscó a alguien que pudiera obligarle a cambiar de opinión.

La joven encontró a una hechicera y le suplicó que la ayudara por los medios que fueran a traer de vuelta a su amado.
La hechicera tuvo una idea. Prepararía una poción de amor para la mujer, pero necesitaba un ingrediente esencial: una hostia consagrada.


Desesperada, la joven asistió a la siguiente misa en la catedral local y se acercó al sacerdote para recibir la comunión en su lengua. El sacerdote colocó la Eucaristía sobre su lengua, pero la mujer la mantuvo dentro de su boca, se fue de la fila y, cuando nadie la veía, escupió la hostia en un trozo de tela.


Volvió a su casa y conservó la hostia envuelta en el pañuelo hasta que pudiera volver a visitar a la hechicera. Después de tres días, abrió la tela para comprobar el estado de la hostia.
Lo que descubrió no era la hostia blanca que había guardado en un principio.
En vez de eso, la joven encontró un trozo de carne sangrante y se dio cuenta de que la hostia se había transformado físicamente en el Cuerpo y la Sangre de Cristo.


Se apresuró a volver a la Iglesia y se arrepintió de su pecado. La hechicera también se arrepintió y ambas mujeres se convirtieron después de semejante milagro. Podría decirse que cayeron bajo el “hechizo” de la auténtica “poción de amor” de la presencia de Dios en la Eucaristía.


El papa Gregorio IX investigó el milagro en su tiempo y lo consideró como un signo evidente que contradecía las diferentes declaraciones en contra de la verdadera presencia de Jesús en la Eucaristía.


Para él y para quienes fueron testigos, quedó confirmado que Jesús está presente de verdad en la Eucaristía, cuerpo, sangre, alma y divinidad.
El milagro coincidió con otros sucesos similares por toda Europa y contribuyó a abrir el camino hacia la institución de la Fiesta del Corpus Christi, que rogaba a los fieles que creyeran con ardiente fe en el invisible milagro que sucede cada vez que se celebra una Misa.


La hostia sangrante se conserva aún en la catedral de Altare y se exhibe en una custodia. Ahí permanece como recordatorio del eterno amor de Jesús hacia toda la humanidad en el Santísimo Sacramento del altar.


Fuente: Aleteia

ORACIÓN POR LOS ENFERMOS


Señor Jesús, Tú que te compadeciste
de los enfermos que acudían a ti,
levanta la esperanza de nuestros enfermos
y haz que imitemos tu gesto generoso y estemos siempre atentos al bien de los que sufren.

Que sepamos llevarles alegría y consuelo
en sus momentos más amargos, que sepamos ayudarlos a ofrecer sus dolores por su propia salvación y las de los pecadores.

Que María los acompañe como acompañó a santa Isabel cuando tuvo a su hijo Juan.
Que san José les de fortaleza.
Sana Jesús, a todos los enfermos,
según sea Tu santísima voluntad.
Amén

¿QUÉ QUIERO, MI JESÚS?


¿Qué quiero, mi Jesús?...Quiero quererte,
quiero cuanto hay en mí del todo darte
sin tener más placer que el agradarte,
sin tener más temor que el ofenderte.

Quiero olvidarlo todo y conocerte,
quiero dejarlo todo por buscarte,
quiero perderlo todo por hallarte,
quiero ignorarlo todo por saberte.

Quiero, amable Jesús, abismarme
en ese dulce hueco de tu herida,
y en sus divinas llamas abrasarme.

Quiero, por fin, en Ti transfigurarme,
morir a mí, para vivir tu vida,
perderme en Ti, Jesús, y no encontrarme.

(Calderón de la Barca)

CÓMO SE DEBE EVITAR EL JUICIO TEMERARIO (IMITACIÓN DE CRISTO, Thomas Kempis)


Los ojos pon en tí mismo, y guárdate de juzgar las obras ajenas. En juzgar a otros trabaja el hombre en vano, y se equivoca muchas veces, y peca fácilmente; pero juzgando y examinándose a sí mismo, trabaja con fruto.

Muchas veces juzgamos la cosa conforme a nuestro apetito, pero perdemos ligeramente el verdadero juicio por el amor propio. Si fuese Dios siempre el objeto puramente de nuestro deseo, no tan facilmente nos turbaría la contradicción de nuestra sensualidad; pues muchas veces tenemos algo de dentro escondido, o de fuera, cuyo apego nos lleva tras sí.

Muchos buscan propio interés secretamente en las honras que hacen, y no lo entienden, y les parece estar en buena paz cuando se hacen las cosas a su propósito; pero si ocurren de otra manera, se alteran de inmediato y se entristecen.

Por la diversidad de los pareceres muchas veces se levantan discordias entre los amigos y vecinos, entre los religiosos y devotos.
La vieja costumbre con dificultad se deja.
Ninguno abandona de buena gana su propio parecer. Si en tu razón e industria te esfuerzas más que en la virtud de la sujeción de Cristo, tarde, y pocas veces tendrás luz; porque quiere Dios que nos sujetemos a Él perfectamente, y que trascendamos toda razón, inflamados de su amor.

CRISTO NO ES RELIGIÓN. ¿ESTA FRASE TIENE FUNDAMENTO BÍBLICO?


Una ideología que ha ido progresivamente haciéndose parte en muchas Iglesias cristianas no católicas es una reciente negación de la religión. Es sorprendente oírles decir: "Cristo no es religión", "Yo no pertenezco a religión alguna, lo mío es una relación personal y verdadera con Jesucristo" y frases por el estilo.


Resumiendo los significados que la Real Academia Española no da, podemos concluir que religión es la forma que tiene cada persona de relacionarse con Dios, dándole el culto que le es debido.


Enciclopedia Microsoft Encarta:

"El Cristianismo es una religión monoteísta basada en las enseñanzas de Jesucristo según se recogen en los Evangelios..."
Decirse cristiano y decir que su cristianismo "no es religión" es simplemente rechazar cual es el significado de la palabra, vivir en un universo imaginario donde las palabras significan para él lo que quiere que signifiquen.


Veamos qué dice la palabra de Dios sobre religión, ya que si la postura de los hermanos separados tiene sentido, debe haber algún pasaje bíblico que pueda apoyar su postura ¿Será que lo hay?
NO, no lo hay.

En toda la Biblia no hay ni un solo pasaje bíblico que habla aunque sea un poco mal de la religión. Por el contrario, la palabra religión, religioso, religiosa aparece varias veces, y en ninguna de ellas puede verse un significado negativo, sino todo lo contrario.


Juan 9,31: "Sabemos que Dios no escucha a los pecadores; mas, si uno es religioso y cumple su voluntad, a ése le escucha".
Hechos 25,19: "Solamente tenían contra él unas discusiones sobre su propia religión y sobre un tal Jesús, ya muerto, de quien Pablo afirma que vive".
Muchos pueden decir que no tienen religión, pero ¿Es que caso Pablo no era cristiano? ¡Y Pablo, dice la Biblia, tenía religión!  Pablo tenía religión y era perseguido por ella:
Hechos 26,5: "Ellos me conocen de mucho tiempo atrás y si quieren pueden testificar que yo he vivido como fariseo conforme a la secta más estricta de nuestra religión".
Santiago 1,26-27 :
"Si alguno se cree religioso, pero no pone freno a su lengua, sino que engaña a su propio corazón, su religión es vana. La religión pura e intachable ante Dios Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en su tribulación y conservarse incontaminado del mundo".
Este pasaje es muy ilustrativo para el tema que nos aboca.

Este pasaje nos explica "como hay que vivir la religión"
El pasaje NO DICE que la religión es mala, o que el cristiano no tiene religión, sino que hay una "religión pura e intachable ante Dios Padre".



Decir que Cristo no es religión  les da a nuestros hermanos separados una sensación de libertad, les permite no estar sujetos a ningún tipo de autoridad excepto lo que ellos entienden de la Biblia y bajo su propia interpretación.
Si en alguna Iglesia no le gusta lo que dicen, se va a otra, y si es carismático, quizá hasta funde una nueva.
Nada acorde con lo que exige la Palabra de Dios:
1 Corintios 1,10:
" Os conjuro, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a que tengáis todos un mismo hablar, y no haya entre vosotros divisiones; antes bien, estéis unidos en una misma mentalidad y un mismo juicio".



¿Qué consecuencia trae esta ideología de que Cristo no es religión?
Sin darse cuenta, están apoyando el lema marxista de Carlos Marx bajo el cual miles de cristianos han sido perseguidos y sometidos y que dice:"¡La religión es el opio de los pueblos!"
Y prepara al cristiano poco instruido a ser víctima del engañoso New Age, que predica exactamente lo mismo, pero que va más allá todavía, afirmando que todas las religiones son iguales (cristianismo incluido).


Los cristianos tenemos claro una verdad:
 Cristo es "la religión verdadera", "la religión en plenitud", "la forma perfecta de relacionarse con el Padre". No hay otro nombre por el cual los hombres podamos ser salvados. Pero estar unido a Cristo, es estar unido a la Iglesia, que es su cuerpo.


Conclusión:
Cuando un hermano vuelva con la "profunda" frase "Cristo no es religión", trata de hacerle entender que repite un lema nuevo y sin sentido, un lema que ni siquiera predicaban los protestantes en el siglo pasado y que tampoco predican hoy las Iglesias protestantes tradicionales, dile que te argumente bíblicamente por qué lo dice, que analice que está diciendo, que trate de caer en cuenta que está simplemente repitiendo "el lema del pastor", algo que realmente no tiene el menor fundamento bíblico, sin fundamento.


Por: José Miguel Arráiz | Fuente: ApologeticaCatolica.org

LA IMPORTANCIA DE HACERSE LA SEÑAL DE LA CRUZ


La señal de la cruz es la señal del cristiano, el signo exterior que distingue al cristiano de otros hombres, porque Jesucristo es el Dios de los cristianos y Él murió en la cruz.
Es muy importante hacerse bien la señal de la cruz.


La señal de la cruz, si la hacemos con reverencia y devoción, nos recuerda el amor de Dios por nosotros hasta entregarse a una muerte de cruz y nuestra obligación de imitar las virtudes de Jesús.
Simboliza el misterio de la Trinidad santa e indivisible.

La Señal de la Cruz es un sacramental. Debemos hacerla con la mano derecha tocando la frente (mostrando nuestra fe en la Cruz),en el pecho (mostrando nuestro amor a la Cruz), y los hombros (mostrando nuestra disposición a cargar la Cruz).
También podemos hacer una triple cruz:  
Por la señal de la Santa Cruz,
de nuestros enemigos,
líbranos Señor, Dios nuestro
en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén



Por la señal de la Santa Cruz (en la frente):
Pedimos a Dios que aleje de nosotros los malos pensamientos.

De nuestros enemigos (sobre la boca):
Pedimos a Dios que nuestro hablar sea siempre para la edificación del Reino de Dios y para el bienestar del prójimo.

Líbranos Señor, Dios nuestro
(sobre el corazón):

Para que en nuestro corazón sólo reine el amor a la ley del Señor, alejándonos del mal.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén 

Expresa nuestra fe en el Misterio de la Santísima Trinidad.

CUANDO HACER LA SEÑAL DE LA CRUZ
La señal de la cruz se usa en el culto público, como la Misa, etc... durante el oficio divino (Liturgia de las horas), en todas las bendiciones por los obispos y los sacerdotes, en la administración de los Sacramentos y sobre los objetos benditos para el servicio de Dios, como altares, ropa, agua bendita, etc


La Señal de la Cruz también se utiliza en las devociones personales, antes y después de las oraciones, al bendecir la mesa, antes de los viajes, en resumen,  antes de nuestras acciones principales,  con el fin de santificarlas y obtener la bendición de Dios o su protección.




FUENTES: 
Juventude OA
Bastión católico


ORACIÓN AL NIÑO JESÚS POR TODOS LOS NIÑOS DEL MUNDO


Oh dulce Niño Jesús, aquí estoy a tus pies,
me dirijo a Ti, que eres todo amor y ternura
porque te quiero pedir por los niños
que ahoramismo están sufriendo
en el mundo por diversas causas.

Te pido por los niños enfermos,
por los niños torturados,
por los niños abortados,
por los niños víctimas de la guerra y el hambre, por los niños desaparecidos, por los huérfanos,
por los niños usados como esclavos,
por los niños vendidos como mercancía sexual, por los niños que mueren sin bautismo.

Divino Niño Jesús, dirige tu amorosa
mirada hacia los niños del mundo
y socórrelos en sus necesidades.

Oh Jesús, por tu Divina infancia te presento
a todos los niños sufrientes del mundo entero.
En tu infinita misericordia,
dígnate escuchar nuestros ruegos
por estos niños y no hagas caso
de nuestra debilidad, sino de nuestra fe
y nuestra confianza en tu amorosa protección.
Amén.

AL PONERLE EN LA CRUZ (Lope de Vega)

En tanto que el hoyo cavan
a donde la cruz asienten,
en que el Cordero levanten
figurado por la sierpe,

aquella ropa inconsútil
que de Nazareth ausente
labró la hermosa María
después de su parto alegre,

de sus delicadas carnes
quitan con manos aleves
los camareros que tuvo
Cristo al tiempo de su muerte.

No bajan a desnudarle
los espíritus celestes,
sino soldados que luego
sobre su ropa echan suertes.

Quitáronle la corona,
y abriéronse tantas fuentes,
que todo el cuerpo divino
cubre la sangre que vierten.

Al despegarle la ropa
las heridas reverdecen,
pedazos de carne y sangre
salieron entre los pliegues.

Alma pegada en tus vicios,
si no puedes, o no quieres
despegarte tus costumbres,
piensa en esta ropa, y puede.

A la sangrienta cabeza
la dura corona vuelven,
que para mayor dolor
le coronaron dos veces.

Asió la soga un soldado,
tirando a Cristo, de suerte
que donde va por su gusto
quiere que por fuerza llegue.

Dio Cristo en la cruz de ojos,
arrojado de la gente,
que primero que la abrace,
quieren también que la bese.

¡Qué cama os está esperando,
mi Jesús, bien de mis bienes,
para que el cuerpo cansado
siquiera a morir se acueste!

¡Oh, qué almohada de rosas
las espinas os prometen!;
¡qué corredores dorados
los duros clavos crueles!

Dormid en ella, mi amor,
para que el hombre despierte,
aunque más dura se os haga
que en Belén entre la nieve.

Que en fin aquella tendría
abrigo de las paredes,
las tocas de vuestra Madre,
y el heno de aquellos bueyes.

¡Qué vergüenza le daría
al Cordero santo el verse,
siendo tan honesto y casto,
desnudo entre tanta gente!

¡Ay divina Madre suya!,
si agora llegáis a verle
en tan miserable estado,
¿quién ha de haber que os consuele?

Mirad, Reina de los cielos,
si el mismo Señor es éste,
cuyas carnes parecían
de azucenas y claveles.

Mas, ¡ay Madre de piedad!,
que sobre la cruz le tienden,
para tomar la medida
por donde los clavos entren.

¡Oh terrible desatino!,
medir al inmenso quieren,
pero bien cabrá en la cruz
el que cupo en el pesebre.

Ya Jesús está de espaldas,
y tantas penas padece,
que con ser la cruz tan dura,
ya por descanso la tiene.

Alma de pórfido y mármol,
mientras en tus vicios duermes,
dura cama tiene Cristo,
no te despierte la muerte.



LA LUZ QUE ELLA ENCENDIÓ EN MI VIDA SIGUE ARDIENDO (PRECIOSA ANÉCDOTA DE SANTA TERESA DE CALCUTA)


La siguiente es una historia que Madre Teresa contó y que ilustra maravillosamente el corazón de su vida y su misión. Además, nos invita a cada uno a «ser Su luz» participando en estos humildes actos de amor y de compasión, que parecen insignificantes pero que, en realidad, son nada menos que el medio de irradiar el amor de Dios a cada persona con la que nos encontramos y transformando así, poco a poco, la oscuridad del mundo en Su luz.



Nunca olvidaré la primera vez que llegué a Bourke a visitar a las hermanas. Fuimos a las afueras de Bourke. Allí había una gran reserva donde los aborígenes vivían en esas pequeñas chozas hechas de hojalata, cartones viejos y demás. Entré en uno de esos pequeños cuchitriles. Lo llamo casa, pero en realidad era sólo una habitación, y dentro de la habitación estaba todo. Y le dije al hombre que vivía allí, «Por favor, deje que le haga la cama, que lave su ropa, que limpie su cuarto». Él no cesaba de decir: «Estoy bien, estoy bien.» «Pero estará mejor si me deja hacerlo», le dije.

Por fin me lo permitió. Me lo permitió de tal modo que, al final, sacó del bolsillo un sobre viejo, que contenía otro sobre y otro más. Empezó a abrir uno tras otro, y dentro había una pequeña fotografía de su padre que me dio para que la viera. Miré la foto, le miré a él y le dije: «Usted se parece mucho a su padre.» Rebosaba de alegría de que yo pudiera ver el parecido con su padre en su rostro. Bendije la foto y se la entregué, y otra vez, un sobre, un segundo sobre, un tercer sobre, y la foto volvió de nuevo al bolsillo cerca de su corazón.

Después de limpiar la habitación en una esquina encontré una gran lámpara llena de polvo y le dije: «¿No enciende esta lámpara, esta lámpara tan bonita? ¿No la enciende?» Él contestó: «¿Para quién? Hace meses y meses que nadie ha venido a verme. ¿Para quién la voy a encender?» Entonces dije: «¿La encendería si las Hermanas vinieran a verle?» Y él respondió: «Sí.» Las hermanas comenzaron a ir a verle durante sólo cinco o diez minutos al día, pero empezaron a encender esa lámpara. Después de un tiempo, él se fue acostumbrando a encenderla. Poco a poco, poco a poco, las Hermanas dejaron de ir. Pero al pasar por la mañana, le veían. Después me olvidé de esto, y al cabo de dos años él mandó que me dijeran: «Díganle a Madre, mi amiga, que la luz que ella encendió en mi vida sigue ardiendo.»

Fuente: Ven, se mi luz

ORACIÓN A MARÍA, MADRE DE LOS PECADORES (san Alfonso María de Ligorio)


 Madre mía amantísima, ¿cómo es posible que teniendo madre tan santa sea yo tan malvado? ¿Una madre ardiendo en amor a Dios y yo apegado a las criaturas? ¿Una madre tan rica en virtudes y yo tan pobre en merecimientos?

Madre mía amabilísima, no merezco ser tu hijo, pues me hice indigno por mi mala vida. Me conformo con que me aceptes por siervo; y para lograr serlo, aun el más humilde, estoy pronto a renunciar a todas las cosas. Con esto me contento, pero no me impidas poderte llamar madre mía. Este nombre me consuela y enternece, y me recuerda mi obligación de amarte. Este nombre me obliga a confiar siempre en ti.

Cuanto más me espantan mis pecados y el temor a la divina justicia, más me reconforta el pensar que tú eres la madre mía. Permíteme que te diga: Madre mía. Así te llamo y siempre así te llamaré.

Tú eres siempre, después de Dios, mi esperanza, mi refugio y mi amor en este valle de lágrimas. Así espero morir, confiando mi alma en tus santas manos y diciéndote: Madre mía, madre mía María; ayúdame y ten piedad de mí. Amén.





NUESTRA CONFIANZA EN MARÍA ES INMENSA POR SER ELLA NUESTRA MADRE


María es realmente Madre nuestra
María es de veras nuestra madre, no carnal, sino espiritual, de nuestra alma y de nuestra salvación. Cuando el pecado privó a nuestras almas de la gracia les privó también de la vida. Y habiendo quedado miserablemente muertas, vino Jesús nuestro redentor, y con un exceso de misericordia y de amor nos recuperó esta vida perdida con su muerte en la cruz, como él mismo lo declaró: “Vine para que tengan vida, y la tengan en abundancia” (Jn 10, 10). Pues si Jesús es el padre de nuestras almas, María es la madre, porque dándonos a Jesús nos dio la verdadera vida, y ofreciendo en el Calvario la vida de su Hijo por nuestra salvación fue como darnos a luz y hacernos nacer a la vida de la gracia.
 

María, Madre nuestra por serlo de Jesús
En dos momentos distintos, enseñan los santos padres, se demostró que María era nuestra madre espiritual; primero, cuando mereció concebir en su seno virginal al Hijo de Dios.
Dice san Lucas, hablando del nacimiento de nuestro Salvador, que María dio a luz a su primogénito. entonces , ¿se habrá de suponer que tuvo otros hijos? Pero es de fe que María no tuvo otros hijos según la carne fuera de Jesús; luego debió tener otros hijos espirituales, y éstos somos todos nosotros. Con esto se comprende lo que se dice de María en los Sagrados cantares: “Es tu vientre como montoncito de trigo cercado de azucenas” (Ct 7, 2). Lo explica san Ambrosio, y dice que si bien en el vientre purísimo de María hubo un solo grano de trigo, que fue Jesucristo, sin embargo, se dice montoncito de trigo, porque en aquel sólo grano de trigo estaban contenidos todos los elegidos, de los que María debía ser la madre. 




María, Madre nuestra por su dolor al pie de la cruz
El segundo momento en que María nos engendró a la gracia fue cuando en el Calvario ofreció al eterno Padre, con tanto dolor la vida de su amado Hijo por nuestra salvación. María, por salvar nuestras almas, consintió que se sacrificara la vida de su Hijo. ¿Y quién era el alma de María sino su Jesús, que era su vida y todo su amor? Por esto le anunció el anciano Simeón  que un día su bendita alma se vería traspasada de una espada muy dolorosa. “Y tu misma alma será traspasada por una espada de dolor” (Lc 2, 35). Y después, mirando al discípulo dijo: “He ahí a tu madre” (Jn 19, 27). Con cuyas palabras, dice san Bernardino de Siena, María quedó convertida no sólo en madre de Juan, sino de todos los hombres, en razón del amor que ella les tuvo.

María ejerce su maternal protección
¡Dichosos los que viven bajo la protección de una madre tan amante y poderosa!
La Virgen reveló a santa Brígida que así como una madre si viera a su hijo entre las espadas de los enemigos haría lo imposible por salvarlo, así obro yo con mis hijos, por muy pecadores que sean, siempre que a mí recurran para que los socorra. 




María invita a la confianza por su eficaz protección
Estad siempre contentos los que os sentís hijos de María; sabe que ella acepta por hijos suyos a los que quieren ser. ¡Alegraos! ¿Cómo podéis temer perderos si esta madre os protege y defiende? Así, dice san Buenaventura, debe animarse y decir el que ama a esta buena madre y confía en su protección: ¿Qué temes, alma mía? Nada; que la causa de tu eterna salvación no se perderá estando la sentencia en manos de Jesús, que es tu hermano, y de María, que es tu madre.  Oh María dulcísima y madre amorosísima, quieres que nosotros, como niños, te llamemos siempre en todos los peligros y que recurramos siempre a ti que nos quieres ayudar y salvar, como has salvado a todos tus hijos que han acudido a ti.

Fuente: Las Glorias de María, san Alfonso María de Ligorio.

 

EL MISTERIO DE NUESTRA VIVIFICACIÓN (De los tratados Morales de san Gregorio Magno, papa, sobre el libro de Job)


El bienaventurado Job, que es figura de la Iglesia, unas veces se expresa como el cuerpo, y otras veces como la cabeza, de manera que, mientras está hablando en nombre
de los miembros, de repente se eleva hasta tomar las palabras de la cabeza. Por esto dice:
Todo esto lo he sufrido aunque en mis manos no hay violencia y es sincera mi oración.


Sin que hubiera violencia en sus manos,

tuvo que sufrir también aquel que no cometió
pecado, ni encontraron engaño en su boca, a pesar de lo cual arrostró el dolor de la cruz por nuestra  redención.

Fue el único, entre todos los hombres, que pudo presentar a Dios súplicas inocentes, porque hasta en medio de los dolores de la pasión rogó por sus
perseguidores, diciendo: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.


¿Qué es lo que puede decirse o pensarse de más puro en una oración que alcanzar la misericordia para aquellos mismos de los que se está recibiendo el dolor? Así, la misma sangre de nuestro Redentor, que los perseguidores habían derramado con odio, luego la bebieron los creyentes como medicina de salvación, y empezaron a proclamar que él era el Hijo de Dios.


De esta sangre, pues, se dice con razón:

¡Tierra, no cubras mi sangre, no encierres mi
demanda de justicia! Al hombre que pecó se le había dicho: Eres polvo, y al polvo volverás.
Por ello, nuestra tierra no oculta la sangre de nuestro Redentor, ya que cada pecador que bebe el precio de su redención la confiesa y la alaba, y la da a conocer a su alrededor a cuantos puede.


La tierra tampoco oculta la sangre de nuestro Redentor, ya que también la Iglesia anuncia el misterio de la redención en todo el mundo.
Fíjate también en lo que se añade después:

No encierres mi demanda de justicia.
Pues la misma sangre de la redención que se recibe es la demanda de justicia de nuestro Redentor. Por ello dice también Pablo: La aspersión de una sangre que habla mejor que la
de Abel. De la sangre de Abel se había dicho: La sangre de tu hermano me está gritando desde la tierra.

Pero la sangre de Jesús es más elocuente que la de Abel, porque la sangre de Abel pedía la muerte de su hermano fratricida, mientras que la sangre del Señor imploró la vida para sus perseguidores.
Por tanto, para que el misterio de la pasión del Señor no nos resulte inútil, hemos de imitar lo que recibimos y predicar a los demás lo que veneramos.


Su demanda de justicia quedaría oculta en nosotros si la lengua calla lo que la mente creyó. Para que su demanda de justicia no quede oculta en nosotros, lo que ahora queda por hacer es que cada uno de nosotros, de acuerdo con la medida de su vivificación, dé a conocer el misterio a su alrededor.

ORACIÓN POR LOS ENFERMOS ANTE EL SANTÍSIMO SACRAMENTO DEL ALTAR


Señor Jesús, creemos que
estás vivo y resucitado.
Creemos que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar
y en cada uno de nosotros.

Te alabamos y te adoramos, por venir hasta nosotros como pan vivo 
bajado del cielo.
Tú eres la plenitud de la vida.
Tú eres la resurrección y la vida.
Tú eres, Señor, la salud de los enfermos.

Hoy queremos presentarte a todos los enfermos,
 porque para Ti no hay distancia ni en el
tiempo ni en el espacio.
Tú eres el eterno presente y Tú los conoces.
Ahora, Señor, te pedimos que tengas
compasión de ellos, para que todos reconozcan que Tú estás vivo en tu Iglesia hoy;
y que se renueve su fe y su confianza en Ti;
te lo suplicamos, Jesús.

Ten compasión de los que sufren en su cuerpo,
de los que sufren en su corazón y de los que
sufren en su alma que están orando
y oyendo los testimonios de lo que
Tú estás haciendo por tu Espíritu renovador
en el mundo entero.

Ten compasión de ellos, Señor.
Desde ahora te lo pedimos.
Bendícelos a todos y haz que muchos
vuelvan a encontrar la salud, que su fe crezca
y se vayan abriendo a las maravillas
de tu amor, para que también ellos sean
testigos de tu poder y de tu compasión.

Te lo pedimos, Jesús, por el poder de tus santas llagas, por tu santa cruz y por tu preciosa sangre. Sánalos, Señor.
Sánalos en su cuerpo, sánalos en su corazón, sánalos en su alma.
Dales vida y vida en abundancia.

Te lo pedimos por intercesión de María Santísima, tu madre, la Virgen de los Dolores, quien estaba presente, de pie, cerca de la cruz.
La que fue la primera en contemplar tus santas llagas y que nos diste por madre.

Tú nos has revelado que ya has tomado
sobre Ti todas nuestras dolencias y
por tus santas llagas hemos sido curados.

Hoy, Señor, te presentamos en fe
a todos los enfermos que nos han pedido oración
y te pedimos que los alivies en su enfermedad
y que les dés la salud.

Te pedimos por la gloria del Padre del cielo,
que sanes a los enfermos que
van a leer esta oración.
Haz que crezcan en la fe, en la esperanza,
y que reciban la salud para gloria de tu Nombre.

Para que tu Reino siga extendiéndose
más y más en los corazones, a través
de los signos y prodigios de tu amor.
Todo esto te lo pedimos Jesús, porque Tú eres Jesús, Tú eres el Buen Pastor y todos
somos ovejas de tu rebaño.

Estamos tan seguros de tu amor, que aún antes de conocer el resultado de nuestra oración en fe, te decimos: gracias Jesús por lo que Tú vas a hacer en cada uno de ellos.

Gracias por los enfermos que Tú estás sanando ahora, que Tú estás visitando con tu misericordia. Gracias, Jesús, por lo que Tú vas a hacer.

Lo depositamos en tus manos desde hoy y te pedimos que lo sumerjas en tus santas llagas.
Que lo cubras con tu sangre divina, y que a través de este mensaje tu corazón de Buen Pastor hable a los corazones de tantos enfermos que van a leerlo. ¡Gloria y alabanza a Ti, Señor!

P. Emiliano Tardif

ORACIÓN POR LOS AGONIZANTES


Jesús mío, mira a tus hijos agonizantes
con compasión y ternura,
te suplico  que no los desampares
en estos momentos, 
¡No los desampares a la hora de la muerte!

Olvídate, Señor, de sus pecados,
pues como dice el salmo:
"ningún hombre vivo es inocente frente a ti", 
y en virtud de la amargura infinita de tu desamparo en la cruz, cuando dijiste:
Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has abandonado?

¡Señor! en virtud de ese desamparo
terrible, vuelve tus ojos compasivos
hacia los agonizantes, protégelos
del maligno que los acecha,
manda a tus ángeles a socorrerlos,
que María Santísima vaya deprisa
a ayudarlos como hizo con tanta
solicitud a atender a su prima santa Isabel. 

Que san José, patrono
de la buena muerte, interceda por ellos,
oh Señor mío Jesucristo, salva el alma
de los agonizantes de este día,
para que con tus ángeles y santos
te alaben por los siglos de los siglos.

Amén.

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