JESÚS, OCÚPATE TÚ ,Por el siervo de Dios Padre Dolindo Ruotolo -Director espritual del Padre Pio-

 Habla Jesús  al  alma:

¿Por qué te confundes agitándote? Déjame a cargo de  tus cosas y todo se calmará. En verdad te digo que cada acto verdadero y el completo abandono en Mi, produce el efecto que  deseas y resuelve las situaciones  espinosas.

 Abandonarse en Mi no significa atormentarse,  confundirse y desesperarse elevando luego hacia Mi una plegaria agitada para que Yo haga lo que Uds quieren, sino  que es cambiar la agitación en oración. Abandonarse  significa cerrar plácidamente los ojos del alma, alejar el  pensamiento de la tribulación y descansar en MI para que  solo YO obre, diciendo “Ocúpate Tu”. 

Se oponen al  abandono:  la preocupación, la agitación y el querer prever  las consecuencias de un hecho. Es como la confusión que tienen los niños que  pretenden que su mamá se ocupe de sus necesidades, y al  mismo tiempo quieren ocuparse ellos mismos entorpeciendo el trabajo de ella con sus ideas y caprichos infantiles.

Cierren los ojos y déjense llevar, por la corriente de mi  Gracia, cierren los ojos y déjenme trabajar, cierren los  ojos y piensen en el presente, alejando el pensamiento del futuro como si fuera una tentación;  reposen en Mi creyendo  en mi bondad y les prometo por mi Amor que diciéndome con abandono “Ocúpate Tu”, Yo me ocupo de  lleno, los consuelo, los libero, los conduzco.

 Y cuando los debo llevar por un camino diverso del que ustedes ven, Yo los adiestro, los llevo en mis brazos  haciéndolos encontrar en la otra ribera ,como niños  dormidos en los brazos maternos. Aquello que los angustia y  les hace un inmenso mal es su razonamiento, su pensamiento  atormentado y continuo, el querer resolver ustedes  mismos todo aquello que los aflige.  

Cuantas cosas obro YO cuando el alma se vuelve  hacia MI en sus necesidades tanto espirituales como  materiales y me dice “Ocúpate Tu”.

Cierra los ojos y  reposa ! Obtienen pocas gracias cuando se confunden para  producirlas ustedes mismos, obtienen muchísimas cuando la  oración y la confianza en Mí son completas: Ustedes, en su  dolor, oran para que Yo obre, pero para que obre según  ustedes creen… No se dirigen hacia Mí, sino que quieren  que Yo me adapte a sus ideas, no son enfermos que piden al  médico una cura, sino que la sugieren.

 No obren de este modo. Oren como Yo les enseñé en  el Padrenuestro: Sea santificado tu Nombre, es decir, que  seas glorificado en esta necesidad que tengo; que venga a nosotros tu reino, es decir, que todo lo que nos ocurre a  nosotros y al mundo concurra a tu Reino;  hágase tu  Voluntad  así en la tierra como en el Cielo, es decir, dispón Tú en esta necesidad como mejor te parezca, para  nuestra vida eterna.

Si me dicen de verdad: hágase Tu Voluntad, que es  lo mismo que decir “Ocúpate Tu”, Yo intervengo con toda  mi omnipotencia, y resuelvo aun en las situaciones más cerradas y difíciles. ¿Te das cuenta de que la desgracia  aumenta en vez de disminuir?  No te desanimes, cierra los  ojos y dime con confianza: Hágase tu voluntad. “Ocúpate  Tu”.

Te digo que Yo me ocupo, y que intervengo como un  medico, y hasta obro un milagro cuando es necesario. Si ves que la situación empeora no te angusties. 

Cierra los ojos y di  “Ocúpate Tú”. Te digo que yo me ocupo y no existe una  medicina más poderosa que una intervención mía de Amor. Yo  me ocupo sólo cuando cierran los ojos.

Ustedes son ansiosos, quieren evaluarlo todo,  pensar en todo, y es así como se abandonan en las fuerzas  humanas y, peor aun, en los hombres, confiando en la intervención de ellos. Esto es lo que obstaculiza mi  intervención.  Oh, cómo deseo este abandono de su parte,  para poder beneficiarlos ¡Cómo me duele verlos agitados! Es justamente eso lo que desea Satanás, agitarlos para alejarlos de mi acción y así poder convertirlos en  presas de las iniciativas humanas, por eso deben confiar solo en Mí, reposar solo en Mí y abandonarse en Mí para todo.

Yo hago milagros en proporción al pleno abandono en Mí y a la despreocupación de parte de ustedes. Yo  distribuyo tesoros de Gracia cuando ustedes se encuentran en  la pobreza extrema. Si poseen  sus propios recursos, aunque sean pocos, o si los  buscan, los encontrarán en el campo natural y seguirán por lo tanto el curso natural de las cosas, que es a menudo entorpecido por Satanás.

Ningún razonador ha hecho milagros, ni siquiera los Santos. Obra divinamente aquel que se abandona en DIOS.

Cuando ves que las cosas se complican, di con los  ojos del alma cerrados: Jesús, Ocúpate Tú. Tu Haz esto en todas tus necesidades. Hagan todos esto y verán grandes, continuos y silenciosos milagros.

Se lo prometo por mi  Amor.



ZAQUEO , Jose Luis Martín Descalzo

 Es Lucas quien narra el bellísimo episodio de Zaqueo.

 Jesús, de paso hacia Jerusalén, entró en Jericó. Y su llegada a la ciudad fue precedida por su fama. Allí le conocían ya bien, pero, además, muchos habían oído el pregón de los sacerdotes pidiendo que quien supiera su paradero lo denunciase. Por eso se maravillaban ahora de verle marchar derechamente al matadero. La curiosidad y los rumores de que acababa de hacer un nuevo milagro devolviendo la vista a Bartimeo, un ciego a quien todos conocían en Jericó, hizo que una gran multitud se conglomerase en la puerta de la ciudad. Entre esos curiosos estaba un tal Zaqueo, jefe y director de los aduaneros de la zona. Era un personaje realmente original: su mucho dinero no había enorgullecido su corazón; era espontáneo, ardiente, curioso, sin sentido del ridículo. Un hombre que carecía de complejos, aunque tenía todos los motivos para tener muchos. 

Era pequeñito de estatura, dice el evangelista. Si tenemos en cuenta que la estatura media de los judíos de la época era más bien baja (en torno al metro y medio), Zaqueo debía de ser casi un enano o, al menos, un buen chaparrete. Con lo que, en las aglomeraciones de multitudes, estaba condenado a no ver nada. Eso es lo que esta vez estaba ocurriéndole: entre el mar de cabezas no lograba ebookelo.com - Página 90 distinguir la del famoso maestro galileo. Pero Zaqueo era hombre tozudo, amigo de salirse con la suya. Si hubiera tenido un céntimo de respeto humano no se le habría ocurrido la idea de subirse a un árbol. ¡Él, un hombre famoso y conocido en la ciudad, un hombre rico y poderoso, exponerse así a los comentarios burlones de todo el mundo! ¡Subirse a los árboles era cosa de chiquillos, no de gente formal como él! ¡Y qué pensaría el propio Jesús si llegaba a divisarle! La idea era disparatada, pero Zaqueo no se detuvo un momento a pensarla: se anticipó a la comitiva, eligió un lugar por donde tuvieran forzosamente que pasar, buscó allí un sicomoro que resistiera su peso, y en él se encaramó. Todavía hay hoy en Jericó sicomoros con raíces en arbotante que salen fuera de la tierra y se unen casi con las ramas más bajas. No era difícil subirse a ellas, con lo que su estatura ganaba medio metro más. Allí se encaramó aquel hombrecillo de cuerpo pequeño y alma ardiente. 

Cuando Jesús pasó ante él, no pudo dejar de percibir la extraña figura de aquel hombre subido como un chiquillo sobre un árbol. Quizá preguntó de quién se trataba y alguien le explicó que era un famoso ricachón que les exprimía a todos con los impuestos que, para colmo, revertían luego en las arcas romanas. A Jesús no le fue difícil adivinar qué gran corazón se escondía tras el pequeño cuerpecillo ridículo. Y afrontó la situación con un cierto humorismo. Comenzó por llamar a Zaqueo por su nombre, como si se tratase de un viejo camarada y siguió por autoinvitarse a su casa. Baja pronto, porque hoy me hospedaré en tu casa (Lc 19,5). La sorpresa de Zaqueo no es para descrita. ¿Cómo sabía su nombre este predicador? ¿Por qué esta familiaridad en darse por invitado a su casa? 


Pero ya hemos dicho que este hombre tenía el corazón mayor que las apariencias. Sin hacer una pregunta, bajó del árbol y corrió hacia su casa para que todo estuviera dispuesto cuando Jesús llegase. Pero no todos asistieron a la escena con la misma limpieza. Muchos murmuraban de que hubiera entrado a alojarse en casa de un hombre pecador (Lc 19,7). ¿Es que no había en todo Jericó un centenar de casas «limpias» que hubiera podido escoger mejor que la de ese impuro? Zaqueo es un traidor al nacionalismo judío, un enemigo del pueblo escogido y, por tanto, de Dios. Y es más responsable que los simples recaudadores (como fuera Mateo) que aceptaban ese trabajo para malvivir. Zaqueo es todo un jefe de aduana, uno de los que realmente vivían del sudor de los pobres. ¿Oyó Zaqueo todas estas explicaciones? Si no las escuchó, le fue fácil suponerlas. Por eso se anticipó a los escrúpulos que pudiera tener Jesús antes de entrar en su casa. Desde la misma puerta y ante el amplio grupo de apóstoles y curiosos que acompañaban a Jesús hizo una solemne proclamación: Señor, desde hoy mismo doy la mitad de mis bienes a los pobres y, si a alguien le he defraudado en algo, le devolveré el cuádruplo. 

La misma audacia generosa que le lleva a subirse al sicomoro, prescindiendo de todo respeto humano, es la que le empuja ahora a una decisión tan radical. No va a dar una pequeña limosna, va a dar la mitad de su ebookelo.com - Página 91 hacienda. No va a devolver lo que haya podido robar, va a multiplicarlo por cuatro. Jesús ahora sonríe: he aquí alguien que le ha entendido sin demasiadas explicaciones, he aquí un corazón como los que él mendiga. Dice: Hoy ha venido la salvación a esta casa, por cuanto que éste es verdaderamente un hijo de Abraham. Y luego, repitiendo algo que ya ha dicho muchas veces, añade: Pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido (Lc 19,10). Quienes oyen esta frase sienten en sus almas un nuevo latigazo: ven en ella un nuevo reto a los fariseos, para quienes lo perdido está perdido para siempre. ¡Otra vez el predicador que desordena el orden establecido y coloca a los pecadores y prostitutas por encima, en su interés, de los santos y los puros! Y regresa de nuevo la nube de la muerte por el horizonte.

HAGAMOS UNA GUIRNALDA PARA CRISTO



Haremos las guirnaldas 
en tu amor floridas, 
y en un cabello mío entretejidas.

Este versillo se entiende harto propiamente de la Iglesia y de Cristo, en el cual la Iglesia, esposa suya, habla con él.
Se entiende por guirnaldas todas las almas santas engendradas por Cristo en la Iglesia, que cada una de ellas es como una guirnalda arreada de flores de virtudes y dones, y todas ellas juntas son una guirnalda para la cabeza del Esposo Cristo.
La flor que tienen las obras y virtudes es la gracia y virtud que del amor de Dios tienen, sin el cual no solamente no estarían floridas, pero todas ellas serían secas y sin valor delante de Dios, aunque humanamente fuesen perfectas. 
Pero, porque él da su gracia y amor, son las obras floridas en su amor, y en un cabello mío entretejidas.
Este cabello suyo es su voluntad de ella y amor que tiene al Amado, el cual amor tiene y hace el oficio que el hilo en la guirnalda. Porque, así como el hilo enlaza y une las flores en la guirnalda, así el amor del alma enlaza y une las virtudes en el alma y las sustenta en ella. 
Porque, como dice san Pablo, es la caridad el vínculo y atadura de la perfección.

(San Juan de la Cruz)

LA PENA DE LA PRIVACIÓN DE DIOS EN EL PURGATORIO

Podemos decir, que la intensidad de la pena exactamente proporcional a las culpas cometidas, y se agudiza por la pena de privación de Dios y el deseo de poseerlo, debido al gran amor que las almas sienten por Él. 

Por eso consideramos al Purgatorio como una lucha de amor. El Señor no es severísimo con ellas, es más bien amorosísimo y las purifica porque las quiere en una perfecta felicidad. 

El alma percibe este amor de Dios y se lanza hacia Él; arde por amor, gime por amor, percibe la niebla oscura en que se encuentra, porque es amada y ama; pide ayuda para salir de su estado para que sea acortado. 

No pudiendo ella acortarlo con sus propios méritos, siendo incapaz de hacer méritos, se encuentra en una ansiedad por amor.  El gemido del amor del alma que desea a Dios y que siente la atracción del amor divino, que desea su felicidad, constituye la pena de la privación de Dios. 

Podemos decir también, que es una pena que suaviza los tormentos del fuego y de los sentidos. 

Parece una paradoja y sin embargo es así, el alma considera cualquier pena purificadora como un paso al Sumo Bien y a la eterna felicidad, así como una mujer que debe hacerse una cura de belleza para presentarse a una fiesta, acepta sufrir molestias por el fin que persigue.


- El Purgatorio, P. Dolindo Ruotolo- 

LOS BUENOS LIBROS SON COMO ÁRBOLES QUE DAN BUEN FRUTO


En las palabras del Exodo, en que mandaba Dios cortar todos los árboles que no diesen fruto y plantar buenos frutales en la tierra de Promisión, podemos ver en esos árboles, los libros, y según San Clemente papa, nuestro entendimiento es como la tierra , que por más fértil , bien labrada y regada que sea , si los árboles que en ella se plantan no son buenos, nunca darán buen fruto, que por más ingenio , estudio y luz que uno tenga, si los libros que leyere no fueren provechosos , no se aprovechará : Y el mal árbol, dice el Señor , no puede dar buen fruto, ni el bueno malo.

Ningún provecho mejor puede tener nuestra alma que el conocimiento y amor de Dios; pues, como dijo San Juan, esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, Dios vivo , y a Jesucristo , a quien tú enviaste, y el fin de todo y de todos los preceptos, como dice San Pablo , es la caridad.

De aquí es que los libros que, descubriendo el camino de oración , nos guían a mayor conocimiento y amor de Dios , como hacen los de la madre Teresa de Jesús y otros libros espirituales, se han de tener en mucha estima y leer con mucha atención.


(Fray Jerónimo Gracián de la Madre de Dios, O.C.D.)

EL SUEÑO DE SANTO DOMINGO Y SAN FRANCISCO DE ASÍS


De acuerdo con la leyenda, el Papa Inocencio III, Santo Domingo y San Francisco tuvieron un sueño. Cada uno de ellos vio que la Basílica Laterana estaba comenzando a derrumbarse, y a dos frailes, uno en hábito marrón y el otro en un hábito blanco, colocándose ellos mismos como columnas para evitar el colapso total.

Francisco de Asís se reconoció a sí mismo como el fraile del hábito marrón, pero no sabía quién era el otro fraile. De igual modo, Domingo de Guzmán se reconoció a sí mismo como el fraile del hábito blanco, pero desconocía quién era el del hábito marrón. Para Inocencio III el sueño era un misterio.

El día siguiente, cuando Domingo iba a ver al Papa sobre la aprobación de su Orden, se encontró a un fraile joven vestido con un hábito marrón. Mirándose mutuamente, cada uno reconoció al otro como el compañero que ayudaba a soportar la Basílica Laterana, y se abrazaron en medio de la calle.

Después fueron juntos a ver al Papa, y éste comprendió inmediatamente el significado de su sueño: «Las Órdenes de estos dos gran hombres serán como columnas que salvarán a la Iglesia de su destrucción».

SAN JOSÉ, NUESTRO PADRE ESPIRITUAL



Jesucristo quiere que tengamos la paternidad espiritual de san José, quiere que tengamos a san José por padre. Su paternidad espiritual y amorosa tiene el poder de acercarnos extremadamente a los Corazones de Jesús y de María, incrementar nuestra virtud, protegernos de las potencias malignas, y ayudarnos a alcanzar el cielo. 

Este es el tiempo de san José. Muchos hombres no han tenido una buena experiencia de la paternidad. Él nos conducirá espiritualmente con todo lo que hace un padre: nos alimentará, nos dará educación, vestido, protección y corregirá cuando sea necesario. 

- San José del Evangelio, Arzobispo Francisco Cerro-

“Somos hijos de María, y esta es nuestra gloria y nuestro consuelo. Pero también somos hijos adoptivos de san José y esto no es cosa menor, por la confianza que tenemos en él” (Beato Guillermo Chaminade)

OREMOS POR LAS FAMILIAS

 En una ocasión llegó a mis manos este cuento:

Un pintor quería pintar su obra maestra, pero no encontraba inspiración.
Se le ocurrió preguntar a los demás lo que consideraban más importante.
Preguntó a un sacerdote. Éste le contestó: LA FE.
Preguntó a una novia que venía de la boda. 
Ésta le contestó: EL AMOR.
Preguntó a un soldado que venía de la guerra. 
Éste le contestó: LA PAZ.
Al volver a su casa vio en su madre LA FE, en su mujer EL AMOR y en sus hijos LA PAZ. Ya tenía la inspiración. Pintó SU FAMILIA.

Una de las grandes alegrías de la vida es tener una familia unida, pues en la familia unida reina la paz, el respeto, la comprensión, el diálogo, el sacrificio, la entrega, el servicio, la responsabilidad, el testimonio...: en una palabra EL AMOR.

Recemos porque todas las familias permanezcan unidas.


(Para Salvarte, P. Jorge Loring)




ESPÍRITU DE AMOR


 
Invocamos, Padre, tu Espíritu de amor, 
callado pero presente y activo en la historia, 
haciéndola historia de salvación.
Él animó y anima a los profetas a denunciar las injusticias 
y los abusos de los poderosos, 
y a ser portadores de tu Palabra salvadora.
Él inspiró a María el entendimiento de tu actuación salvadora 
y la proclamación gozosa de tus planes liberadores.
Él acompañó a Jesús, 
lo empujó al desierto de la prueba y el encuentro contigo, 
lo envió a proclamar la buena noticia a los pobres 
y la liberación a los oprimidos.
Él le fue animando en su predicación del Reino
con signos y palabras.
Jesús respondió con docilidad y entrega total, 
llegando a vaciarse a sí mismo, 
exhalando su espíritu, dándose del todo.
El día de Pentecostés celebramos que vino sobre 
los apóstoles y María convirtiéndolos
en comunidad de creyentes, 
y enviándolos a anunciar el Evangelio
y ser testigos de la Resurrección hasta los confines del mundo.
Que ese mismo Espíritu descienda sobre nosotros 
transformándonos de individuos en personas, 
de discípulos en creyentes, 
de grupo de amigos en comunidad cristiana, 
santificada por tu gracia, adornada con tus dones, 
enriquecida con tus carismas, enviada a una misión liberadora, 
esperanzada y comprometida en la realización de tu Reino.
Que tu Espíritu de comunión 
nos ayude a superar nuestros miedos y egoísmos; 
nos dé aliento en nuestros compromisos;
nos dé sabiduría en nuestro caminar, 
fortaleza en nuestra debilidad 
y amor en todo lo que hagamos.
Que tu Espíritu renueve la faz de la tierra, 
transformándolo todo con su aliento:
Que sea consuelo y esperanza 
para las personas y colectivos que sufren.
Que sea portador de esperanza en la liberación.
Que sea comunión en la diversidad, respeto en el pluralismo.
Que sea el lenguaje del amor 
el que haga entenderse a las personas.
Que haga posible la comunicación, el diálogo,
la paz, la justicia, y la solidaridad,
desechando el odio, la violencia, la muerte y la guerra
en las relaciones entre las personas y los pueblos.
Que haga a los creyentes 
verdaderos testigos de Cristo Resucitado: 
que nos haga transmisores de paz, de alegría, 
de comprensión y esperanza.
Que nos haga a todos y a todas suspirar 
por la plenitud a que aspiramos, 
sin renunciar nunca a la utopía, 
y nos haga gozar de la felicidad que deseamos, 
viviendo intensamente cada instante.

-Plegarias eucarísticas, Deme Orte-

NOCHE DE ÁNIMAS -Rufino Villalobos-



 I 
Oculta el sol sus últimos fulgores, 
La noche extiende su enlutado manto 
Y sólo vense ya en el camposanto 
En las tumbas cien luces de colores. 
Poco a poco se apagan los rumores 
Y en esta soledad que causa espanto 
Vengo a regar con dolorido llanto 
La tierra en que reposan mis mayores. 
¡Soledad, soledad! ¡Quién sospechara 
Que toda humana gloria aquí acabara 
Sin que los hombres impedirlo puedan! 
Yo de esta soledad al ser testigo, 
Como el poeta, en mi interior me digo: 
¡Qué solos, ¡ay, Señor!, los muertos quedan! 

II 
¡Muerte! Voz de dolor y de misterio 
Que resuena sin fin hora tras hora 
Aquí en la soledad aterradora 
Del sombrío y helado cementerio. 
En el mundo desde uno a otro hemisferio 
Es la muerte la dueña y la sefi.ora 
Que domina a los hombres vencedora 
Con las duras cadenas de su imperio. 
Muerte, di, ¿quién podrá esquivar tu yugo? 
¿Quién se podrá ocultar de tu presencia 
ni qué hombre puede contra ti ser fuerte? 
¡Oh de la humanidad fatal verdugo! 
¿Tan breve habrá de ser nuestra existencia 
Que todo se termine con la muerte? 

III 
Todo aquí acaba: el torpe devaneo 
Las riquezas, la dicha y la ventura 
Y, siendo desigual la sepultura, 
Al rico y al mendigo iguales veo. 
¡Todo se acaba! Pero ¡no! Yo creo 
Lo que mi fe bendita me asegura: 
Que esas cruces que miran a la altura 
Dicen dónde se colma mi deseo. 
El cielo que la santa cruz señala 
Es el lugar que el alma fiel escala 
Cuando sale del cuerpo desprendida. 
Para el alma que cree, ama y espera 
Aquí empieza la vida verdadera: 
La cruz junto a la muerte dice: ¡Vida!

-Rufino Villalobos-

POR TI



Te saludamos a ti, que abarcaste en tus limpias entrañas virginales al inmenso e incomprensible. 
Por ti recibe gloria y adoración la santa Trinidad. 
Por ti se rinden veneración y culto a la preciosa cruz en el mundo entero. 
Por ti exulta el paraíso. 
Por ti los ángeles y los arcángeles se regocijan. 
Por ti los demonios emprenden la huida. 
Por ti el tentador fue derrocado de las alturas. 
Por ti el hombre caído en el pecado halla acogida en el cielo. 
Por ti toda criatura, sujeta a la alienación de los ídolos, llega al conocimiento de la verdad. 
Por ti los creyentes obtienen la gracia del santo bautismo y el óleo de la alegría. 
Por ti se han erigido iglesias en toda la redondez de la tierra. Por ti los pueblos se sienten atraídos a la conversión. 
¿Qué más añadiré? Por ti el Hijo único de Dios brilló como una luz sobre los que habitaban en tierra y sombras de muerte. Por ti los profetas vaticinaron. 
Por ti los apóstoles predicaron el mensaje de la salvación de las naciones. 
Por ti los muertos despiertan a la vida. 
Por ti los reyes reinan, por la gracia de la santa Trinidad. 
Y ¿qué humano fuera capaz de enaltecer a María, como se merece, siendo tan digna de alabanza?

-San Cirilo de Alejandría-

LA IGLESIA CATÓLICA CREÓ EL CANON DE LA BIBLIA

 La Iglesia Católica es el creador del canon de la Biblia, tal como la conocemos actualmente. 

Los fariseos y los saduceos habían estado luchando por el canon de las Escrituras desde el tiempo de Jesús.  Por último, en el concilio de Roma en 382 dc, el Papa Dámaso I infaliblemente declaró que sólo 73 libros de cientos de otros eran de inspiración divina.  Estos 73 libros son los que actualmente están en la Biblia Católica hoy. 

La Iglesia Católica nunca agregó otros libros a este canon cerrado.  Por el contrario, Martín Lutero, más de 1100 años más tarde, restó siete libros de su Biblia protestante, porque no estaba de acuerdo con ellos: Tobit, Primero de Macabeos, Segundo de Macabeos, Baruch, Judith, Sabiduría y Sirach.  Estos libros divinamente inspirados habían estado en la Biblia desde el siglo IV, pero Lutero los quitó de su Biblia porque no estaban de acuerdo con su teología personal.  También quiso excluir a Santiago y al Apocalipsis del Nuevo Testamento, pero sus seguidores le impidieron hacerlo.

Estos libros descartados, están todos en la Biblia de Gutenberg, que fue la primera Biblia impresa, publicada en el siglo anterior de la herejía de Lutero.




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