TRISTE Y BELLO ES MORIR (Soliloquios de un sacerdote enfermo)


 
*** I ****
Triste es morir cuando en la vida brilla 
La luz de una ilusión 
Y en un alma purísima y sencilla 
Palpita un corazón. 

Triste es morir sin aspirar las brisas 
Del mundo en el vergel 
Ni sentir las purísimas sonrisas 
Que hay ocultas en él. 

Triste es morir cuando en los cielos arde 
Un sol lleno de luz 
Y estar hundido, al declinar la tarde, 
Bajo un negro ataúd. 

Triste es morir sintiéndose poeta 
Y no cantar ya más 
Y despedirse de la lira inquieta 
¡Ay, muy pronto quizás! 

Triste es morir cuando se corta el vuelo 
Sin llegar al confín 
Donde juntos parecen tierra y cielo 
Teñidos de carmín. 

Triste es morir cuando se ven de frente 
Años de juventud 
Y se ha perdido el tiempo inútilmente 
Sin darse a la virtud. 

Triste es morir cuando aún no se ha logrado 
Llenar un ideal 
Que en el alma Dios mismo le ha sembrado 
Con amor sin igual. 

Triste es morir cuando al Señor se ama 
Con todo nuestro ser 
Y del celo sentir morir la llama 
Sin ver el mundo arder. 

Triste es morir cuando en la mente anida 
Un ansia de saber 
Y hay que dar un adiós triste a la vida 
¡Con tanto por leer! 

Triste es morir cuando hay almas tan buenas 
Que quieren de verdad 
Y mañana ... ¡Serán hijas de penas 
Que lloran su orfandad! 

Triste es morir cuando en el alma brotan 
Ansias de ser mejor 
Y fruto no han de dar porque se agotan 
Cuando aún están en flor.

Triste es morir mientras exista un pobre 
Al que haya que aliviar 
Y al darle lo preciso y lo que sobre 
A Cristo consolar. 
 
Triste es morir como Javier muriera 
Mirando al pueblo infiel 
Cuyas almas a Dios llevar quisiera 
Y hacerlas todas de El. 

Triste es morir cuando la vida tiene 
Glorias que conquistar 
Y la muerte sombría llama ... ¡y viene 
Las glorias a eclipsar! 

**** II *****
Pero si hemos nacido para el cielo 
Y a él Dios nos llama ya, 
Morir y hasta la gloria alzar el vuelo 
¡Oh, qué bello será! 

¡Bello es morir, oh sí, cuando se muere 
Siendo amigo de Dios 
Y El es quien llama al alma porque quiere 
La unión entre los dos! 

Bello es morir teniendo un alma pura 
Que del pecado huyó 
Y clavando los ojos en la altura 
A Dios siempre adoró.
 
Bello es morir cuando los pocos años 
Ya han enseñado a ver 
Que el mundo lleno está de desengaños 
Con color de placer. 

Bello es morir sin que salpique el cieno 
Las alas del amor, 
Sin que el áspid del mundo su veneno 
Derrame en nuestra flor. 

Bello es morir cuando pasó la vida 
Queriendo hacer el bien 
Y tras una existencia dolorida 
Nos espera el Edén. 

Bello es morir sintiendo sobre el alma 
De Dios la gran bondad 
Que nos brinda amoroso con la palma 
de la Felicidad. 

Bello es morir si el ángel de la Guarda 
Nos sonríe al partir 
Y a la muerte llamamos ... ¡porque tarda 
Tal vez mucho en venir! 

Bello es morir teniendo sobre el pecho 
Un Cristo al que besar, 
Y sintiendo saltar de gozo el pecho 
Con tal beso expirar. 

Bello es morir ¡oh, Dios! 
como moriste Tú, clavado en la Cruz; 
Bello cuando se ha sido, cual Tú fuiste,
Del mundo sal y luz. 

Bello, cuando tu nombre se ha enseñado 
Al mundo sin cesar, 
Bello, cuando el imperio del pecado 
Se ha intentado borrar. 

Bello, cuando en la vida se ha comido 
Por pan la incomprensión, 
Y tantas veces ¡ay! se tuvo herido 
Como Tú, el corazón. 

¡Bello es morir! ¡Señor! ¡Ven ya a buscarme 
Que quiero ir hacia Ti 
Y quiero para siempre a Ti entregarme 
Y que te des Tú a mí! 

¡Rompe, rompe, mi Dios, los duros lazos 
Que aquí atándome están 
Y tómame, oh Jesús, en esos brazos 
Que tanta dicha dan! 

Perdona los enormes extravíos 
Con los que te olvidé 
Y acepta de estos pobres ojos míos 
Dos lágrimas de fe. 

¡Bello es morir, oh Dios! La fortaleza 
Del cuerpo ¿dónde está? 
Sin él. el alma tuya a ser empieza ... 
¡Y siempre lo será! 

¡Ven, Jesús! ¡Ven, María! Los agravios 
Ya olvide el corazón ... 
Morir con vuestros nombres en los labios 
¡¡Qué gozo!! ¡¡Qué ilusión!!

(Rufino Villalobos)

NO QUERAMOS SER HONRADOS CUANDO JESUCRISTO FUE TAN DESPRECIADO

 Si vuestra alma se para un momento a oír con atención aquel lastimero pregón que contra la misma inocencia se dio, pregonando a Jesucristo nuestro Señor por malhechor por las calles de Jerusalén, os confundiréis cuando os honren, o cuando deseéis ser honrados; y diréis con gemido entrañable: 

¡Oh Señor! ¿Vos pregonado por malo, y yo alabado por bueno? ¿Qué cosa de mayor dolor? Y no sólo se os quitará la gana de la honra del mundo, sino que tendréis ganas de ser despreciados, para pareceros al Señor, y entonces diréis con San Pablo (Gal., 6, 14): No plega a Dios que yo me honre, sino en la cruz de Jesucristo nuestro Señor; y desearéis cumplir lo que el mismo Apóstol dice (Hebr., 13, 13): Salgamos, a Cristo fuera de los reales, imitándole en su deshonra.

Y si es poderosa cosa el afecto de la honra vana, muy más poderosa es la medicina del ejemplo y gracia de Cristo, que de tal manera la vencen y desarraigan del corazón, que le hacen sentir que es cosa muy abominable, que viendo un cristiano al Señor de la Majestad bajarse a tales desprecios, se quede el gusano vil hinchado con amor de la honra. 

Por lo cual el Señor nos convida y esfuerza con su ejemplo, diciendo (Jn., 16, 33): Confiad, que yo vencí el mundo. Como si dijese: 

"Antes que yo acá viniese, era difícil desechar lo que en el mundo florece, y abrazar lo que él desecha; pero después que contra mí puso todas sus fuerzas, inventando nuevo género de tormentos y deshonras, todo lo cual yo sufrí sin volverles el rostro, queda vencido para vuestro provecho, pues con el ejemplo que yo os di, os gané fortaleza para que lo podías vencer fácilmente".


(Libro espiritual, San Juan de Ávila)



LIBRE ALBEDRÍO

 Dios lo hizo todo bien, y además lo ordenó todo bien. En cambio, Dios NO HIZO EL PECADO y es lo único a lo que se llama mal, es decir, nuestro pecado voluntario. 

Hay también otra clase de mal: el castigo debido al pecado. Existiendo, pues, dos clases de males, el pecado y el castigo del pecado, el primero no pertenece a Dios y el segundo le pertenece en cuanto juez. Igual que Dios es bueno por haber creado todo, así también es justo para tomar venganza del pecado. Todas las cosas han sido muy bien ordenadas; por tanto, las que ahora se nos manifiestan a nosotros como opuestas entre sí, son el justo resultado de la caída del hombre que no quiso cumplir la ley de Dios. 

Dios dotó de libre albedrío al alma racional que hay en el hombre. Sólo podemos merecer si somos buenos por propia voluntad, no por necesidad. Puesto que conviene ser buenos por propia voluntad, no por necesidad, era oportuno que Dios otorgase al alma el libre albedrío. 

(San Agustín)




ORACIÓN ANTE EL SAGRARIO



Señor mío Jesucristo,
que por el amor que tienes a los hombres
estás de noche y de día en este Sacramento lleno de piedad y de amor, 
esperando, llamando y recibiendo a cuantos vienen a visitarte,
yo creo que estás presente en el Santísimo Sacramento del Altar.

Te adoro desde el abismo de mi nada y Te doy gracias por todos 
los regalos que me has dado, especialmente por haberme dado 
en este Sacramento Tu Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad,
por haberme dado como abogada a Tu Santísima Madre,
la Virgen Maria, por haberme llamado a visitarte es este momento.

Adoro Tu Amantísimo Corazón
y deseo adorarlo por tres motivos.
Primero, en agradecimiento de esta tan preciosa dádiva,
segundo, para desagraviarte de todas las injurias que recibes 
de Tus enemigos en este Sacramento y tercero porque deseo 
en esta visita adorarte en todos los lugares de la tierra,
aun donde estás ahora oculto y más abandonado.

Jesús mío, Te amo con todo mi corazón,
perdona todas las veces que Te he ofendido en el pasado
pues he ofendido Tu infinita bondad.
Propongo con la ayuda de Tu gracia, enmendarme en el futuro,
y ahora miserable como soy, me consagro totalmente a Ti,
te doy y entrego toda mi voluntad, mis afectos, mis deseos 
y todo cuanto me pertenece.
De hoy en adelante, haz Señor de mí y de mis cosas
todo lo que Te agrada.

Lo que yo quiero y Te pido es tu amor, la perfecta obediencia 
a Tu Santísima voluntad y la perseverancia final.
Te pido por las almas del Purgatorio, especialmente las mas devotas 
del Santísimo Sacramento y de Tu Madre.

En fin mi amado, uno todos mis afectos y deseos con los de 
Tu Amorosísimo Corazón y así unidos los ofrezco a Tu eterno Padre 
y te pido en Tu Nombre que por Tu amor los acepte
y mire benignamente.
Amén.

(Fray Nelson)

JESÚS VINO A SALVARNOS A FUERZA DE AMOR

 Si la historia de los beneficios del Corazón de Jesús obliga a la gratitud, la contemplación de sus dolores está hecha para penetrar de amor y de compasión. 



Desde su aurora hasta el momento en que se extinguió sobre el Calvario, la vida del Corazón de Jesús ha sido un martirio. 
Dios le había creado para sufrir y le había dado, al mismo tiempo que la misión del sufrimiento, todas las aptitudes para cumplirla bien. 

¡Padre, dijo al entrar en este mundo, Vos no queréis ya víctimas de la ley; heme aquí!
 La visión de su pasión y de su muerte futuras, la vista del pecado y del olvido de Dios, el triunfo de la mentira, la adoración a Satanás, eran lanzas clavadas hasta el cabo en el Corazón de Jesús y su celo por la justicia daban continuamente en la llaga. 

Perseguido en Belén, desterrado en Egipto, desconocido en Nazareth, su vida pública fué constantemente contradicha, censurada, calumniada; venir con el Corazón abierto, con los brazos extendidos para amar, para salvar a fuerza de amor , y  verse sin cesar desconocido y rechazado, ¡qué suplicio para el Corazón de un Salvador tal como Vos, oh Jesús! 

(Manual de Adoración, R.P.A. Tesniére)

PODEMOS CONFIAR EN MARÍA

¡Dichosos los hijos infieles de la infeliz Eva que se aferran a la Madre y Virgen fiel, María, la cual permanece siempre fiel y no puede negarse a sí misma.
María los ama no sólo con amor afectivo, sino también con amor efectivo y eficaz, impidiendo, mediante gracias abundantes, que retrocedan en la virtud o caigan
en el camino, y pierdan así la gracia de su Hijo.



Esta Madre bondadosa recibe siempre, por pura caridad, cuanto se le confía en depósito. Y, una vez que lo ha recibido como depositaria, se obliga en justicia –en virtud del contrato de depósito– a guardárnoslo, como una persona a quien yo hubiera confiado en depósito mil escudos quedaría obligada a guardármelos, de suerte que, si por negligencia suya, se perdieran, sería responsable de
la pérdida en rigor de justicia. 

Pero ¿qué digo? Esta fiel Señora no dejará jamás que por negligencia suya se pierda lo que se le ha confiado; el cielo y la tierra pasarán antes que Ella sea negligente e infiel con quienes confían en Ella.

(San Luis María Grignion de Montfort)

DIOS PREFIERE CONTAR CONTIGO

Sólo Dios puede dar la fuerza... 
pero tú puedes sostener al desalentado. 
Sólo Dios es el Camino... 
pero tú puedes indicarlo a los demás. 
Sólo Dios es la Luz... 
pero tú puedes hacer que brille para todos. 
Sólo Dios es la Vida... 
pero tú puedes devolver 
a los demás el anhelo de vivir. 
Sólo Dios se basta a Sí mismo... 
pero prefiere contar contigo. 

 (Comunidad de Cumpinas, Brasil)

LA LITURGIA DE LAS HORAS

La liturgia de las horas, también llamada oficio divino o breviario, es la oración universal de la Iglesia fuera de la Misa, articuladas en torno a las horas canónicas.

Esta oración está encomendada con mandato específico fundamentalmente a sacerdotes y religiosos de todo tipo, sin embargo, al ser la oración oficial de la Iglesia, es una oración propia de todo bautizado, también de los laicos.

Esta oración es más meritoria y agradable a Dios que las oraciones personales o privadas porque es la oración que toda la Iglesia reza unida.

ESTRUCTURA:

Se distinguen en general dos niveles:  horas mayores o principales y horas menores, según el Concilio Vaticano II: 

Los Laudes, Vísperas y el oficio de lecturas son horas mayores. 

Tercia, Sexta, Nona y Completas son horas menores.

Cada hora está compuesta por los siguientes elementos:

INVOCACIÓN INICIAL:

 Su fin es poner el rato de oración en manos de Dios y pedirle que nos asista con su Espíritu Santo.

HIMNO: 

Antiguamente este himno era sacado estrictamente de la Biblia, hoy en día en su mayoría son textos escritos por algún santo ó escritor.

SALMODIA: se recitan los salmos seleccionados para cada día.

LECTURA BREVE: 

Se lee algún extracto del Nuevo o Antiguo Testamento.

RESPONSORIO: 

El guía de la oración recita una frase y esta tiene una respuesta. Son como pequeñas jaculatorias.

CÁNTICO EVANGÉLICO:  

Esta oración que proviene directamente de las Sagradas Escrituras, puede ser el cántico de Zacarías, el Magnificat etc...

PRECES Y PADRENUESTRO:

Las preces son oraciones de los fieles, se piden por los enfermos, por el mundo, la Iglesia… cuando esta oración se hace de manera grupal se deja un espacio para las peticiones espontáneas.

ORACIÓN FINAL Y DESPEDIDA.

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HORARIOS:

LAUDES: Es la oración de la mañana, se reza al levantarse (sobre las 7:00) 

TERCIA: Se reza sobre las 09:00 h. de la mañana

SEXTA: Es la oración del mediodía, sobre las 13.00h

NONA: Se reza a las 15:00h.

VÍSPERAS: Es la oración al finalizar las tareas, sobre las 19:00h. (siete de la tarde)

OFICIO DE LECTURA: Es una oración, que actualmente COMPLETAS: Es la oración que hacemos inmediatamente antes del reposo nocturno.




EL PURGATORIO, UNA AMOROSA PURIFICACIÓN

Cuando se habla del Purgatorio, no es raro presentarlo como un inexorable y poco menos que despiadado acto de la Divina Justicia. 

Ciertamente el Purgatorio es un lugar de tormentos penosísimos frente a los cuales las penas de la vida presente son casi flores del campo rodeadas de espinas, pero, las penas del Purgatorio aunque sean gravísimas, son una amorosa purificación, para transformar el alma, capacitándola para la perfecta felicidad del Paraíso. 

Es una verdadera lucha de amor: Dios que ama al alma, la purifica por amor, y el alma, que ama a Dios, tiende hacia Él, está contenta de purificarse, aún sufriendo amargamente, porque pondera la gravedad de sus propias faltas, que le impiden el pleno goce de la unión con Dios: Es, por lo tanto, una verdadera lucha de amor entre Dios y el alma, y es necesario eliminar de la concepción del Purgatorio, todas aquellas falsas ideas, que lo hacen concebir como una venganza de la divina justicia, y como una cárcel terrible, en la cual el alma gime sin consuelo. 

¿Quién podría gozar de un bellísimo panorama con el ojo legañoso? en este caso ¿sería crueldad poner en el ojo el quemante colirio para que pueda gozar el espectáculo? ¿Quién podría sentarse con alegría en un banquete con el estómago revuelto por la acidez? ¿Y quién juzgaría crueldad darle la medicina amarga que le permita gustar de la comida? 

Dios es amor, es infinita caridad, y si nosotros peregrinos del valle de lágrimas, no lo consideramos bajo la luz de su infinito amor, no lo amamos verdaderamente. Si el temor de Dios, que es un don del Espíritu Santo, no es inspirado por el amor, no genera en el alma la confianza, sino sólo el temor.

 Debemos considerar el Purgatorio como el último acto de misericordia de Dios que por la necesaria purificación conduce al alma a la gloria y felicidad del Paraíso. 


(Padre lindo Ruotolo, Nápoles, Agosto 1959)

EL VALOR DE LA OBEDIENCIA



Se engañan quienes piensan que puede hacerse cosa de más provecho que la que impone la obediencia. Dice San Francisco de Sales: «Descuidar un empleo mandado por la obediencia, para unirse con Dios en la oración, lectura o recogimiento, no sería más que separarse de Dios para unirse con el amor propio». A lo cual hay que añadir lo de Santa Teresa, que quien ejecuta cualquier acción, aun sobrenatural, pero contra obediencia, obra instigado por el demonio y no por inspiración divina.

«Vale más una obra hecha por obediencia –dice el P. Rodríguez– que cualquier otra cosa que nos pudiéramos imaginar». Más meritorio es levantar una paja del suelo por obediencia que hacer larga oración por voluntad propia y disciplinarse hasta derramar sangre. 

Y esto vale no sólo para los religiosos, sino también para los seglares que viven sometidos a la obediencia del director espiritual, a quien deben acudir para que les señale las reglas que han de seguir en sus asuntos espirituales o materiales; de este modo estarán seguros de hacer lo mejor en todo. Decía San Felipe Neri: «Quienes desean adelantar en los caminos de la virtud se someten a un experimentado confesor a quien obedecer en nombre de Dios. Quien así hace, esté seguro de no tener que dar cuenta a Dios de lo que haga». 

más adelante decía: «Téngase fe en el confesor, porque no consentirá el Señor que yerre y se equivoque, pues no hay cosa mejor, para escapar a los lazos del demonio, que someter, aun en buenas cosas, nuestra voluntad a la de otro; así como tampoco hay cosa más peligrosa que pretender regirse por el propio parecer». 

(Práctica de amor a Jesucristo, san Alfonso Mª de Ligorio)

ORACIÓN POR LA PAZ DEL MUNDO (Padre Ignacio Larrañaga)

Señor Jesús, Tú que guías sabiamente la historia
de tu Iglesia y de las naciones, escucha ahora
nuestra súplica.
Nuestros idiomas se confunden como antaño en
la Torre de Babel.
Somos hijos de un mismo Padre que Tú nos
revelaste, pero no sabemos ser hermanos, y el
odio entre nosotros siembra cada día más miedo
y más muerte. 
Danos la paz que promete tu Evangelio, aquella
que el mundo no puede dar.
Enséñanos a construirla como fruto de la Verdad
y de la Justicia.
Escucha los ruegos de María, tu Madre, y
envíanos tu Espíritu Santo, para reconciliar en
una gran familia los corazones y los pueblos.
Venga a nosotros tu Reino de Amor, y
confírmanos en la certeza de que Tú estás con
nosotros hasta el fin de los tiempos. Amén.

SAN JOSÉ, SUSTITUTO DEL PADRE ETERNO


 El Rey David dijo que el templo no se hace para un hombre; se ha de levantar un edificio digno de que lo habite Dios: "hablo pues de una obra magnífica, y de un templo grande, que sirva de palacio a la Majestad del Soberano Dios de Israel". Si este es el plan de los pensamientos de David, ¿cuáles serían los designios de aquel Señor que tiene a su arbitrio las grandezas, cuando preparó padre al Dios humanado, y esposo por la semejanza en las virtudes y privilegios, digno de la Reina del universo? 

No es necesario buscar comparaciones peregrinas para describir sus cualidades: la misma grandeza de aquel Hijo que bajó del cielo en la plenitud de los tiempos a redimir al linaje humano con su sangre, su misma dignidad nos las muestra como en un adorable espectáculo de la providencia divina. Y así, pensar del Esposo de la Madre de Dios cosas que no sean grandes, sería un agravio de la conducta de aquel Señor que es incomparable en los aciertos; 

San José tenía que ser sustituto del Padre Eterno , y en sus desposorios, sustituto también del Espíritu Santo y consorte semejante a la que ni tuvo a quien imitar, ni ha tenido quien la siga en el esplendor de sus perfecciones.  Siendo pues escogido el Señor San José por sustituto del Padre Eterno en el amor y cuidado de su Unigénito, no pudo menos que ser óptimo por las virtudes y por los privilegios con que Dios lo enriqueció.

(Vida del Señor San José, Padre Jose Ignacio Vallejo)

LA ENCARNACIÓN DE CRISTO SE PRUDUJO EN ORDEN A LA REDENCIÓN.


El Logos no podía, de suyo, morir. Por eso tomó un cuerpo que pudiera morir para ofrecerlo por todos. El Logos impasible portó un cuerpo para tomar sobre sí lo nuestro y ofrendarlo en sacrificio para que todo hombre alcance la salvación.

(san Atanasio).

Si interrogamos al misterio nos dirá que su muerte no fue una secuela de su nacimiento, sino que nació para poder morir.

(san Gregorio de Nisa).

Cristo hubo de asumir el mismo material del que nosotros constamos. Si no, no habría podido recabar de nosotros cosas que él no hubiera hecho. Para ser como nosotros cargó con lo penoso: quiso pasar hambre, pasar sed, dormir, no resistir al sufrimiento, obedecer a la muerte, resucitar visiblemente. En todo ello ofreció su propia humanidad como sacrificio primicial.

(Hipólito).


La encarnación consiste en la asimilación de lo maldito de la humanidad. Sólo asumiendo las partes del hombre afectadas por la muerte —cuerpo, alma, espíritu— pudo actuar como fermento en la masa para santificar a todos. 

(san Gregorio Nacianceno).


Bajó a nosotros, no sólo para tomar nuestra substancia, sino también nuestra naturaleza pecadora. Y no hubo otra causa para que el Hijo naciera que la de poder ser clavado en la cruz.

(san León Magno).


Los hombres se distinguen de Dios por tres cosas: por su naturaleza, por su pecado, y por su muerte. Pero el Redentor hizo que desaparecieran los obstáculos que impiden una relación directa entre Dios y los hombres. Para ello eliminó uno a uno dichos obstáculos: el primero, asumiendo la naturaleza humana, el segundo, muriendo en cruz, el tercero desterrando por completo de la naturaleza humana la tiranía de la muerte al resucitar.

(Nicolás Cabasilas).


(La Cruz y la Gloria, Jose Luis Martín Descalzo)

HOY ES MI DÍA


 Muchos conocen el mal estado de su conciencia y hasta desean mejorar de comportamiento, pero se dejan engañar por una trampa sumamente peligrosa: dejar para más tarde el empezar a reformarse seriamente. Se les olvida que quien siempre dice: "Mas tarde", termina por decir: "Nunca jamás". 

Porque la excusa tramposa consiste en decir: "Voy a dedicarme primero a algunos asuntos que tengo entre manos y después veré cómo tratar de mejorar mi conducta". Y el "después" se les convierte en "nunca".

A Antígono, rey de Macedonia, lo llamaban "el señor más tarde", porque siempre que le pedían un favor respondía con esa frasecita: "más tarde" y después se quedaba sin conceder los favores que le habían pedido. 

Los campesinos repiten un refrán que dice: "El que guarda para luego, guarda para el perro", que es como afirmar: "Dejar para más tarde es dar por perdido lo que se debería hacer ahora". 

Hay un lema muy provechoso: "Hoy es mi día". Si voy a empezar a tener un trato amable, ¿por qué no empezar desde hoy mismo? ¿Para qué dejar para después? ¿Voy a empezar a callar lo que no debo decir? ¿Desde cuándo? ¿Desde mañana? ¿Y por qué no desde hoy mismo? ¿Quiero dominar mis ojos para que no se vayan tras lo que no conviene a mi alma? ¿Desde la semana entrante? ¿Y no sería mejor desde ahora mismo? ¿Quién me asegura que el mañana llegará para mí? 

El Apóstol Santiago dice: "No digan 'mañana haré tal o cual cosa', porque no sabemos si el mañana llegará para nosotros". ¿Deseo hacer alguna pequeña penitencia por mis pecados y por la salvación de las almas? Muy bien. Pero lo mejor será empezar desde hoy mismo, no sea que mañana ya no tenga deseo o voluntad de hacerla. 

Cada uno de nosotros debería repetir lo que un pecador respondió a un santo predicador que le preguntó: ¿Y usted cuándo se quiere convertir? -y el otro respondió: "Me quiero convertir hoy mismo". 

Señor, que yo vea. Cuando algún ciego deseaba que Jesús le quitara su terrible ceguera le gritaba "Señor que yo vea". Algo semejante deberíamos suplicarle muchas veces también nosotros "Señor que yo vea, qué es lo que en mí debo corregir y cómo corregirlo". Y recordando nuestra terrible debilidad y flojedad para ser capaces de atacar al mal, repetir a Dios las palabras que en la Santa Biblia dijo el héroe Balac: "Si vienes conmigo, iré al combate; si no vienes no me atrevo".

(El combate espiritual, P. Lorenzo Scupoli)

DEVOCION DE LOS TREINTA DIAS A SAN JOSE

Una de las devociones más expresivas de la veneración y confianza de los cristianos en el poder y bondad de San José, es la llamada de los Treinta días en reverencia de los treinta años que vivió en la tierra en compañía de Jesús y la Virgen María. 

Es muy eficaz para alcanzar gracias espirituales o temporales, las más difíciles y extraordinarias.

Las razones de esta afirmación son las siguientes:

La materia doctrinal es la más teológica y completa, se honra la memoria de los treinta años que vivió con Jesús y María en la tierra, se le invoca con títulos poderosísimos para mover su corazón, está escrita con fe vivísima, ternura sensible y de urgente e irresistible instancia, con perseverancia durante treinta días, no hay en ella nada de superstición, al contrario, lo que se pide y se confía conseguir es sencillamente algo muy conveniente y necesario, aunque difícil y extraordinario; pero nada de milagros infalibles. Todo está fundado en el dogma católico de la oración e intercesión de los Santos, en este caso en el de San José.

Solo hay que rezar la oración (las doce súplicas) junto con la oración inicial, durante treinta días consecutivos delante de una imagen o altar de San José; pero cuando eso no sea posible, puede rezarse en la casa particular. 

DEVOCION DE LOS TREINTA DIAS DE SAN JOSE:

¡Oh amabilísimo Patriarca San José! Desde el abismo de mi pequeñez y miseria os contemplo con emoción y alegría de mi alma en vuestro trono del cielo, como gloria y gozo de los Bienaventurados, pero también como padre de los huérfanos en la tierra, consolador de los tristes, amparador de los desvalidos, auxiliador de los Ángeles y Santos ante el trono de Dios, de vuestro Jesús y de vuestra santa Esposa.

Por eso yo pobre, desvalido, triste y necesitado. a Vos dirijo hoy y siempre mis lágrimas y penas, mis ruegos y clamores del alma, mis arrepentimientos y mis esperanzas: y hoy especialmente os traigo ante vuestro altar y vuestra imagen una pena que consoléis, un mal que remediéis, una desgracia que impidáis, una necesidad que socorráis, una gracia que obtengáis para mí y para mis seres queridos.

Y para conmoveros y obligaros a oírme y conseguírmelo, os lo pediré y demandaré durante treinta días continuos, en reverencia a los treinta años, que vivisteis en la tierra con Jesús y María: y os lo pediré, urgente, y confiadamente, invocando todos los títulos que tenéis para compadeceros de mí, y todos los motivos que tengo para esperar que no dilataréis el oír mi petición, y remediar mi necesidad; siendo tan cierta mi fe en vuestra bondad y poder, que al sentirla os sentiréis también obligado a obtener y darme más aún de lo que os pido y deseo.

1) Os lo pido por la bondad divina que obligó al Verbo Eterno a encarnarse y nacer en la pobre naturaleza humana, como Hijo de Dios, Dios Hombre y Dios del hombre.

2) Os lo suplico por vuestra ansiedad inmensa al sentiros obligado a abandonar a vuestra santa Esposa.

3) Os lo ruego por vuestra resignación dolorosísima para buscar un establo y un pesebre para palacio y cuna de Dios nacido entre los hombres.

4) Os imploro por la dolorosa y humillante Circuncisión de vuestro Jesús, y por el santo, glorioso y dulcísimo nombre que le impusisteis por orden del Eterno.

5) Os lo demando por vuestro sobresalto al oír del Angel la muerte decretada contra vuestro Hijo Dios, por vuestra obedientísima huida a Egipto, por las penalidades y peligros del camino, por la pobreza extrema del destierro y por vuestras ansiedades al volver de Egipto a Nazaret.

6) Os lo pido por vuestra aflicción dolorosísima de tres días, al perder a Vuestro Hijo, y por vuestra consolación suavísima al encontrarlo en el templo, y por vuestra felicidad inefable de los treinta años que tuvisteis en Nazaret con Jesús y María sujetos a vuestra autoridad y providencia.

7) Os lo ruego y espero por el heroico sacrificio, con que ofrecisteis la víctima de vuestro Jesús al Dios Eterno para la cruz y para la muerte por nuestros pecados y nuestra redención.

8) Os lo demando por la dolorosa previsión que os hacía todos los días contemplar aquellas manos infantiles, taladradas después en la cruz por agudos clavos; aquella cabeza que se reclinaba dulcisimamente sobre vuestro pecho, coronada de espinas; aquel cuerpo divino que estrechabais contra vuestro corazón, desnudo, ensangrentado y extendido sobre los brazos de la Cruz, aquel último momento en que le veíais expirar y morir.

9) Os lo pido por vuestro dulcísimo tránsito de esta vida en los brazos de Jesús y María y vuestra entrada en el Limbo de los Justos y al fin en el cielo.

10) Os lo suplico por vuestro gozo y vuestra gloria, cuando contemplasteis la Resurrección de vuestro Jesús, su subida y entrada en los cielos y su trono de Rey inmortal de los Siglos.

11) Os lo demando por vuestra dicha inefable cuando visteis salir del sepulcro a vuestra santísima esposa resucitada, y ser subida a los cielos por los Ángeles y coronada por el Eterno, y entronizada en un solio junto al vuestro.

12) Os lo pido y ruego y espero confiadamente por vuestros trabajos, penalidades y sacrificios en la tierra, y por vuestros triunfos y glorias y feliz bienaventuranza en el cielo con vuestro Hijo Jesús y vuestra esposa Santa María.

¡Oh mi buen Patriarca San José! Yo, inspirado en las enseñanzas de la Iglesia Santa y de sus Doctores y Teólogos, y en el sentido universal del pueblo cristiano, siento en mí una fuerza misteriosa, que me alienta y obliga a pediros y suplicaros y esperar me obtengáis de Dios la grande y extraordinaria gracia que voy a poner ante vuestra imagen y ante vuestro trono de bondad y poder en el cielo.

LLEGADOS A ESTE MOMENTO, LEVANTANDO EL CORAZÓN, SE LE PEDIRÁ AL SANTO CON CONFIANZA  LA GRACIA QUE SE DESEA ALCANZAR.  

San José rogad por nosotros: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

Amén




TOMA LA MEMORIA DE SU PASIÓN



"Acuérdate, hombre, que eres ceniza, dice Dios;
Acuérdate del pecado que te consumió y del fuego
que te tornó ceniza;
Acuérdate de que para remediar esos males,
hizo Dios por ti lo que hizo.

Para remediar esto, vino Dios y Él mismo fue abrasado
de amor y hecho ceniza, fue trabajado, sudó,
se cansó, fue perseguido y afrentado, crucificado por ti.

Toma la ceniza de Cristo; toma la memoria de su Pasión; 
acuérdate que el obedeció más al Padre que tú pecaste;
que agradó Él más que desagradaste tú.
Toma la memoria de Jesucristo crucificado;
júntala con agua viva.

No se te pide sino que te sujetes a la Iglesia,
digas a Dios: pequé contra ti, me pesa de haber
ofendido a mi Dios, que eres, Señor,
incomprensible bien.

Él pone los sacramentos,  
pon tú un poco de agua viva de contrición.
¿Cómo no te pesará haber ofendido
a quien se puso por ti en la cruz?"

(San Juan de Ávila)

ORACIÓN POR LAS VOCACIONES


 Señor Jesús,
Tú sientes compasión al ver la multitud que está
como oveja sin pastor.
Suscita en nuestra Iglesia una nueva primavera
de vocaciones.
Te pedimos que envíes Sacerdotes que sean
pastores según tu corazón misericordioso.
Consagrados que transparenten la alegría y la
belleza de vivir el Evangelio.
Laicos inmersos en el mundo, que te hagan
presente con su vida y su palabra.
Jesús, Maestro y Pastor, 
continúa llamando a los jóvenes; 
abre sus corazones 
para que puedan oír tu voz inconfundible.
María, Madre de todos nosotros, 
enséñales a pronunciar el "Sí" 
que da significado a la existencia.
San José, custodio fiel del Niño Jesús,
encomendamos nuestros ruegos 
a tu poderosa intercesión. Amén.

ESTUVE EN LA CÁRCEL Y ME VISITASTEIS



La voz de Jesús se hizo oír en mi Alma, muy claramente, muy íntimamente:
Quiero que se rece por estas benditas Almas del Purgatorio, ya que mi Divino Corazón arde por ellas.
¡Deseo ardientemente su liberación, para poder unirlas a mí por fin totalmente!
Reza por ellas y escribe todo lo que te sea revelado.
No te olvides de mis palabras: «Estaba en la cárcel y me habéis visitado»
Aplícalas a estas benditas Almas; es a Mí a quien visitas en ellas, con tus Oraciones y tus obras en su favor y por sus intenciones.
Mira su perfección, que debe servirte de enseñanza; sufriendo las penas más terribles; no miran, sin
embargo, sus tormentos, ya que están totalmente abandonadas a mi Amor y a la Voluntad de mi Padre.
Su única preocupación es nuestra Gloria.
Aprende de estas Almas santas la pureza del Amor, que mira solamente hacia mi Corazón.
Quédate en paz, hijo mío, y haz lo que te pido.

(Una revelación particular)

HIMNO A LOS ÁNGELES CUSTODIOS

Cantemos hoy a los ángeles,
custodios nuestros y hermanos,
que velan por los humanos
y van de su bien en pos.
Ven siempre la faz del Padre,
él los ampara benigno,
y luchan contra el maligno
en las batallas de Dios.


¡Oh espíritus inmortales!
Tenéis por reina a María,
sois su vital letanía,
su enamorada legión.
Por vuestro medio nos llegan
dones y gracias del cielo,
la fe, la luz, el consuelo,
la paz y la inspiración.


Terribles como un ejército
bien ordenado en batalla,
vuestra asistencia no falla
contra la insidia infernal.
Silentes guardas y amigos,
de vuestra noche luceros,
seréis nuestros compañeros
en la patria celestial.


La gloria a Dios que ha creado
ejército tan prolijo:
que adore sumiso al Hijo,
su rey y su plenitud,
y que al Espíritu Santo,
terrenos y celestiales,
le rindan universales
tributos de gratitud. Amén.

DESEO BEBER EL CÁLIZ, JESÚS


El sufrimiento es el tesoro mas grande que hay en la tierra, purifica al alma. En el sufrimiento conocemos quien es nuestro verdadero amigo. 

El amor verdadero se mide con el termómetro del sufrimiento. 

Oh Jesús, Te doy gracias por las pequeñas cruces cotidianas, por las contrariedades con las que tropiezan mis propósitos, por el peso de la vida comunitaria, por una mala interpretación de mis intenciones, por las humillaciones por parte de los demás, por el comportamiento áspero frente a mí, por las sospechas injustas, por la salud débil y por el agotamiento de las fuerzas, por repudiar yo mi propia voluntad, por el anonadamiento de mi propio yo, por la falta de reconocimiento en todo, por los impedimentos hechos a todos mis planes. 

Te doy gracias, Jesús, por los sufrimientos interiores, por la aridez del espíritu, por los miedos, los temores y las dudas, por las tinieblas y la densa oscuridad interior, por las tentaciones y las distintas pruebas, por las angustias que son difíciles de expresar y especialmente por aquellas en las que nadie nos comprende, por la hora de la muerte, por el duro combate durante ella, por toda la amargura. 

Te agradezco, Jesús, que has bebido el cáliz de la amargura antes de dármelo endulzado. He aquí, he acercado los labios a este cáliz de Tu santa voluntad; hágase de mi según Tu voluntad, que se haga de mi lo que Tu sabiduría estableció desde la eternidad. 

Deseo beber hasta la última gotita el cáliz de la predestinación, no quiero analizar esta predestinación; en la amargura mi gozo, en la desesperación, mi confianza.  En ti, oh Señor, todo lo que da Tu Corazón paternal es bueno; no pongo las consolaciones por encima de las amarguras, ni las amarguras por encima de las consolaciones, sino que Te agradezco todo, oh Jesús. 

Mi deleite consiste en contemplarte, oh Dios Inconcebible.  En estas existencias misteriosas está mi alma, es allí donde siento que estoy en mi casa. Conozco bien la morada de mi Esposo. Siento que en mí no hay ni una gota de sangre que no arda de amor hacia Ti. 

Oh Belleza Eterna, quien Te conoce una vez solamente, no puede amar ninguna otra cosa. Siento la vorágine insondable de mi alma y que nada la puede llenar, sino Dios Mismo.  Siento que me hundo en Él como un granito de arena en un océano sin fondo.

(+342, Diario de Santa Faustina)

ES NECESARIO EL RECOGIMIENTO



No poseeré el grado de vida interior que Jesús quiere de mí si no busco agradar a Dios en todas las cosas y no desagradarle en lo más mínimo. 

Ahora bien, difícilmente lo conseguiré si no hago oración por la mañana, si no participo de la santa Misa, si no me confieso con frecuencia, si no hago lectura espiritual, examen general al final del día y examen particular después de cada acción que realizo, o bien si por culpa mía no me aprovecho bien de estos medios. 

No puedo agradar a Dios si no cuido de tener un poco de recogimiento que me permita, en medio de mis ocupaciones, guardar el corazón en tal pureza y generosidad que no quede ahogada la voz de Jesús.

Y no podré tener este recogimiento si no me ejercito en mantener la presencia de Dios durante el día, mediante jaculatorias, comuniones espirituales, etc. 

Sin ese recogimiento, los pecados veniales abundarán en mi vida, sin tan siquiera llegar a sospecharlo. Para que no me dé cuenta del estado lamentable de mi alma, el demonio tratará de ilusionarme con ciertas apariencias de piedad o de caridad, etc.

 

(El alma de todo apostolado, Juan Bautista Chautard)


MARÍA ES HERMOSA COMO LA LUNA


Si ella te tiene de su mano no caerás, si te protege, nada tendrás que temer, no te fatigarás si es tu guía, llegarás felizmente al puerto, si ella te ampara, y así en ti mismo experimentarás con cuanta razón se dijo: El nombre de la Virgen era María. En los peligros, en las angustias, en las dudas, acuérdate de María, invoca a María.

Quitad a María, estrella del mar, de ese mar vasto y proceloso, ¿qué quedará, sino oscuridad que todo lo ofusque, sombras de muerte y densísimas tinieblas?. Resplandeciente día es sin duda, la que se elevó cual aurora naciente, hermosa como la luna, escogida como el sol.

Necesitando como necesitamos un mediador cerca de este Mediador, nadie puede desempeñar tan provechosamente este oficio como María.

¡Oh, Señora! Cuán familiar de Dios habéis llegado a ser. ¡Cuán allegada, mejor dicho, cuán íntima suya merecisteis ser hecha! ¡Cuánta gracia hallasteis a sus ojos. En vos está y vos en El: a El le vestís y sois vestida por El. Le vestís con la sustancia de vuestra carne y El os viste con la gloria de su majestad. Vestís al sol con una nube, y sois vestida vos misma de un sol. Porque; como dice Jeremías, un nuevo prodigio ha obrado el Señor sobre la Tierra y es que una mujer virgen encierre dentro de sí al hombre de Dios, que no es otro que Cristo, de quien se dice: He aquí un varón cuyo nombre es Oriente. 

Y otro prodigio semejante ha obrado Dios en el cielo, y es, que apareciese allí un mujer vestida de sol: Ella le coronó y mereció ser coronada por El.

(San Bernardo de Claraval)

SALUDO DE SAN FRANCISCO DE ASÍS A LA VIRGEN MARÍA

¡Salve, Señora, santa Reina, santa Madre de Dios,

María, virgen convertida en templo,

y elegida por el santísimo Padre del cielo,

consagrada por El con su santísimo

Hijo amado y el Espíritu Santo Paráclito;

que tuvo y tiene toda la plenitud de la gracia

y todo bien!


¡Salve, palacio de Dios!

Salve, tabernáculo de Dios!

¡Salve, casa de Dios!

¡Salve, vestidura de Dios!

¡Salve, esclava de Dios!

¡Salve, Madre de Dios!

¡Salve también todas vosotras,

santas virtudes, que, por la gracia

e iluminación del Espíritu Santo

sois infundidas en los corazones

de los fieles para hacerlos,

de infieles, fieles a Dios!


-San Francisco de Asís-

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