Señor Jesús, Tú que guías sabiamente la historia
de tu Iglesia y de las naciones, escucha ahoranuestra súplica.
Nuestros idiomas se confunden como antaño en
la Torre de Babel.
Somos hijos de un mismo Padre que Tú nos
revelaste, pero no sabemos ser hermanos, y el
odio entre nosotros siembra cada día más miedo
y más muerte.
Danos la paz que promete tu Evangelio, aquella
que el mundo no puede dar.
Enséñanos a construirla como fruto de la Verdad
y de la Justicia.
Escucha los ruegos de María, tu Madre, y
envíanos tu Espíritu Santo, para reconciliar en
una gran familia los corazones y los pueblos.
Venga a nosotros tu Reino de Amor, y
confírmanos en la certeza de que Tú estás con
nosotros hasta el fin de los tiempos. Amén.
de tu Iglesia y de las naciones, escucha ahoranuestra súplica.
Nuestros idiomas se confunden como antaño en
la Torre de Babel.
Somos hijos de un mismo Padre que Tú nos
revelaste, pero no sabemos ser hermanos, y el
odio entre nosotros siembra cada día más miedo
y más muerte.
Danos la paz que promete tu Evangelio, aquella
que el mundo no puede dar.
Enséñanos a construirla como fruto de la Verdad
y de la Justicia.
Escucha los ruegos de María, tu Madre, y
envíanos tu Espíritu Santo, para reconciliar en
una gran familia los corazones y los pueblos.
Venga a nosotros tu Reino de Amor, y
confírmanos en la certeza de que Tú estás con
nosotros hasta el fin de los tiempos. Amén.
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