NO ME ATREVÍ A DECIR LA PALABRA "PECADO"


Hay veces que estamos en un ambiente ateo, totalmente ateo, nos puede ocurrir en el trabajo, en la consulta de un médico, incluso entre nuestros mismos familiares.

No son malas personas, incluso algunos son verdaderamente buenos compañeros, buenos hermanos... pero claro, como no viven según la fe y las luces que da Dios, pues a veces te chirrían los oídos escuchar algunas cosas. Son como hojas caídas de los árboles en otoño arrastradas por el viento. Ellos son arrastrados por el mundo en que vivimos, un mundo que se ha apartado de Dios, y así van dando traspiés a cada rato sin ni siquiera darse cuenta, "haciendo piruetas que hacen llorar a los ángeles", como decía Shakespeare.

Esta reflexión de hoy nace de mis jornadas de trabajo, que son casi todas parecidas, pero voy a centrarme precisamente en un turno de la semana pasada, había varios compañeros y compañeras digamos "agnósticos". Empezaron por hacer comentarios banales  sobre programas de televisión de corte amarillista, se pusieron todos a criticar a ciertos famosos de la prensa rosa, a juzgarlos sin conocerlos ¿quién conoce a los famosos? a desmenuzar sus vidas, a criticar sus actitudes, sus palabras...yo pensaba que era una forma muy tonta de gastar el tiempo, después pasaron a criticar a nuestro propio jefe, y después salió el tema de sexo, y claro, cómo no! todos estaban a favor del sexo libre porque según dijo una: "lo importante es que nos queramos" y lo demás no importa, y el chico dijo que le parecía una pérdida de tiempo casarse y que lo mejor era acostarse con quien uno quisiera y ya está, y todos muy felices estuvieron de acuerdo, y ahí quise intervenir yo. 

Yo quise decir que es PECADO acostarse antes del matrimonio, tener sexo libre con todo el mundo, porque así lo dice la Santa Madre Iglesia, porque así lo ha entendido la Iglesia de las palabras de Jesús, porque acostarse sin recibir el Sacramento del matrimonio es "fornicar", pero ¿quién me iba a comprender? ¿quién iba a recibir la palabra "pecado" sin entrarle la risa en pleno siglo 21 en un ambiente tan hostil a la fe como el ambiente de aquella tarde? La palabra PECADO suena ridícula, antigua y rancia en los oídos de la gente "moderna" y "progre" de hoy en día, y si la dices entre amigos, lo más seguro es que te sigan el rollo y te miren con esa mirada de compasión llena de oculta soberbia que está diciendo: "pobrecita, qué antigua, cómo le han comido el coco", sin darse cuenta de lo que significa esa palabra en realidad.

Vivimos en un ambiente en que la gente NO TIENE CULTURA DE PECADO. No saben ni lo que es, no quieren ni escuchar hablar del pecado. 

Qué ciertas son las palabras de Jesús cuando dice en Mateo 11,25: 

« Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios e inteligentes, y se las has revelado a los pequeños"

Comprendí entonces que mis compañeros hablan otro idioma y que mis palabras no iban a servir de nada, pero necesitaba aportar mi pequeño grano de arena, necesitaba dar un testimonio, aunque fuera de pocas palabras, sin herir ni juzgar, porque quién sabe lo que una palabra puede hacer en el corazón de alguien...y así dije que como yo creo en Dios, también creo que el libertinaje no es agradable a Él, que acostarse con todo el mundo y tener sexo con cualquiera no me parecía muy sano en ningún aspecto, pero que entiendo que esta idea sin fe puede sonar absurda, pero yo como creyente sé que esas prácticas me alejan de Dios.

Ellos ni caso...hay que seguir orando para que Dios les de sabiduría, pues como dijo Jesús a María Valtorta, no son los doctos de este mundo los que tienen la verdadera sabiduría, sino los que están tocados por la gracia.

Pidamos que todos nuestros hermanos estén algún día tocados por la gracia y pidamos humildad para que no nos envanezcamos y nos creamos mejor que los demás.

(Carmen de Jesús Crucificado O.C.D.S.)


ORACIÓN A DIOS PADRE


 


Padre Santo,

creo en ti porque eres la verdad misma. 

Espero en ti, porque eres la misericordia infinita. 

Te amo sobre todas las cosas 

porque eres infinitamente amable 

y porque a Ti solo debo amarte 

con todo mi corazón, 

con toda mi alma 

y con todas mis fuerzas.

Te doy gracias, Señor,

por haberme concedido un nuevo día 

para darte gloria y extender tu reino.

LAS ROSAS DE PENITENCIA


 

"Tu alma es un lirio aromado que encanta a Jesús, y encanta a su santísima Madre. Escucha lo que te dice el Amado de tu alma "Si te gusta la blancura del lirio, que es de inocencia, bello y acabado símbolo, me gusta también el vivo color rojo de las rosas, las rosas de penitencia.

¡Cuánto placer tú me causas cuando derramas tus lágrimas, cual refrescante rocío, sobre la flor de las almas! Así podré yo coger cuando quiera a manos llenas esas bellas rosas rojas."

Así de bellamente describe Santa Teresita en su obra "El Divino Mendigo de Navidad" lo que le gusta a Jesús la virginidad y la castidad representada en los lirios, pero también la penitencia, pero la penitencia de amor, aceptada para la salvación de las almas y la nuestra propia.

Cuando se oye hablar de penitencia, uno piensa inmediatamente en los castigos corporales, en los silicios etc...y no es así en todos los casos.

La penitencia es en realidad una pena que se impone o nos imponemos para satisfacer nuestros pecados.

Por ejemplo, cuando el sacerdote nos absuelve en la confesión, nos impone una penitencia, si no la cumplimos, la confesión no es válida.

También nosotros podemos vivir en espíritu de penitencia, es decir, ofrecer las contrariedades de la vida, los sufrimientos, los dolores, como "penitencia" por nuestros pecados o los pecados de los demás, por eso, según Teresita, Jesús nos dice: "Así podré yo coger cuando quiera a manos llenas esas bellas rosas rojas", osea, que si las ofrecemos por los demás, Jesús recoge esas rosas (esas penitencias) y puede aplicar su efecto sobre las almas.

La penitencia es necesaria para ir al cielo, porque aunque Dios perdone nuestras faltas y pecados, tenemos que expiarlos, lo que es decir "pagarlos, satisfacer" de alguna manera por esos pecados para quedar limpios. Si no lo hacemos en vida, tendremos que pasar por el Purgatorio, cuyas penas son mucho más terribles que las penas de la Tierra.

Por eso, hagamos caso a Teresita, ella pone en labios de Jesús esas bellas palabras:

" Me gusta también el vivo color rojo de las rosas, las rosas de penitencia".

(Carmen de Jesús Crucificado, O.C.D.S.)

ACTO DE CONFIANZA (SAN CLAUDIO DE LA COLOMBIÈRE)




 

Dios mío, estoy tan persuadido de que velas 

sobre todos los que en ti esperan y de que nada 

puede faltar a quien de Ti aguarda todas las cosas, 

que he resuelto vivir en adelante sin cuidado alguno, 

descargando sobre ti todas mis inquietudes. 

Ya dormiré en paz y descansaré, porque Tú, 

solo Tú has asegurado mi esperanza. 


Los hombres pueden despojarme de los bienes 

y de la reputación; las enfermedades pueden quitarme 

las fuerzas y los medios de servirte; 

yo mismo puedo perder tu gracia por el pecado; 

pero no perderé mi esperanza; 

la conservaré hasta el último instante de mi vida 

y serán inútiles todos los esfuerzos de los 

demonios del infierno para arrancármela. 

Dormiré y descansaré en paz. 


Que otros esperen su felicidad de su riqueza 

o de sus talentos; que se apoyen sobre la inocencia 

de su vida, o sobre el rigor de su penitencia, 

o sobre el número de sus buenas obras, 

o sobre el fervor de sus oraciones. 

En cuanto a mí, Señor, toda mi confianza 

es mi confianza misma, porque Tú Señor, 

sólo Tú, has asegurado mi esperanza. 


A nadie engañó esta confianza. 

Ninguno de los que han esperado en el Señor, 

ha quedado frustrado en su confianza. 

Por tanto, estoy seguro de que seré eternamente feliz, 

porque firmemente espero serlo y porque de ti, 

Dios mío, es de quien lo espero. 

En ti esperaré, Señor, y jamás seré confundido. 


Bien conozco, y demasiado lo conozco, 

que soy frágil e inconstante; 

sé cuánto pueden las tentaciones contra la virtud más firme; 

he visto caer los astros del cielo 

y las columnas del firmamento; pero nada de 

esto puede aterrarme. 

Mientras mantenga firme mi esperanza, 

me conservaré a cubierto de todas las 

calamidades; y estoy seguro de esperar siempre, 

porque espero igualmente esta invariable esperanza. 


En fin, estoy seguro de que puedo esperarlo 

todo de Ti y de que conseguiré todo lo que 

hubiere esperado de ti. 

Así, espero que me sostendrás en las más rápidas 

y resbaladizas pendientes, que me 

fortalecerás contra los más violentos asaltos 

y que harás triunfar mi flaqueza sobre mis 

más formidables enemigos. 


Espero que me amarás siempre y que yo te amaré sin interrupción; 

y para llegar de una vez con 

toda mi esperanza tan lejos como puede llegarse, 

te espero a Ti mismo, Creador mío, 

para el tiempo y para la eternidad. Así sea

ORACIÓN A SAN JOSÉ PARA TIEMPOS DIFÍCILES

 Glorioso patriarca san José, 

esposo fiel de María

y padre amoroso de Jesús.

Ven en mi ayuda en estos 

momentos de angustia y dificultad.

Toma bajo tu protección la situación 

que hoy te encomiendo, 

para que tenga una feliz solución.

Toda mi confianza está puesta en tu ayuda,

porque sé que eres un gran abogado ante Jesús

y María. Amén




ORACIÓN DE SAN AGUSTÍN POR LAS ALMAS DEL PURGATORIO


 


Dulcísimo Jesús mío, que para redimir al mundo quisiste nacer, 

ser circuncidado, desechado de los judíos, 

entregado con el beso de Judas, atado con cordeles, 

llevado al suplicio, como inocente cordero; 

presentado ante Anás, Caifás, Pilato y Herodes; 

escupido y acusado con falsos testigos; 

abofeteado, cargado de oprobios, desgarrado con azotes, 

coronado de espinas, golpeado con la caña, 

cubierto el rostro con una púrpura por burla; 

desnudado afrentosamente, clavado en la cruz y levantado en ella, 

puesto entre ladrones, como uno de ellos, 

dándote a beber hiel y vinagres y herido el costado con la lanza. 

Libra, Señor, por tantos y tan acerbísimos dolores 

como has padecido por nosotros, a las almas del Purgatorio 

de las penas en que están; llévalas a descansar a tu santísima Gloria, 

y sálvanos, por los méritos de tu sagrada Pasión 

y por tu muerte de cruz, de las penas del infierno 

para que seamos dignos de entrar en la posesión de aquel Reino, 

adonde llevaste al buen ladrón, que fue crucificado contigo, 

que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. 

Amén.

DIOS NOS RECLAMA EN EL MEJOR MOMENTO

Hay veces que ante la muerte repentina de una persona joven quedamos desconcertamos y empezamos a dudar del amor de Dios, no podemos entender cómo Dios se lleva una vida que tenía tantos años por delante, pero Dios es infinitamente bueno y misericordioso y sus caminos no son nuestros caminos, sólo Dios sabe lo que conviene a nuestras almas, y no va a escatimar en esfuerzos y recursos para llevarnos al Cielo aunque ahora no lo entendamos. Si un joven muere, es porque justo ese era el mejor momento para dejar este mundo.

María Simma, que tenía el don de hablar con las Almas del Purgatorio, nos muestra un ejemplo claro de esta verdad: 

El año 1954 ocurrió una avalancha, que sepultó varias personas en un pequeño pueblo de la montaña. Un joven de 20 años oyó que pedían auxilio y salió en su ayuda, pero su madre se lo quiso impedir, porque había mucho peligro para él. El joven, sin embargo, salió a rescatar a los que pedían auxilio, pero una avalancha lo sepultó también a él. La segunda noche después de su muerte, vino a decirme que estaba en el Purgatorio y me pidió que hiciera celebrar tres misas por él. Sus familiares se maravillaron de que tan pronto pudiera ser liberado, porque no había sido muy fervoroso en vida, sino todo lo contrario. 

Pero el joven me dijo que Dios había sido muy misericordioso con él por haber querido ayudar a su prójimo y hacer una acción tan bella. Si hubiera vivido más tiempo, no habría podido conseguir una muerte tan bella a los ojos de Dios. ¡Una muerte en acto de caridad con el prójimo!

Dios había aprovechado ese momento de caridad para salvar a ese chico que quizás si hubiera vivido más años se hubiera perdido o hubiera estado mucho más tiempo en el Purgatorio.

Confiemos en Dios que es todo amor y misericordia.


(Carmen de Jesús Crucificado, O.C.D.S.)





ORACIÓN DE REPARACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

 Sagrado Corazón, que me abrasas en fuego vivo que no quema pero que da vida,

que confortas y consuelas mi alma exaltada en la grandeza de tu amor.

Divino Corazón, encarnado en fragilidad humana,

que se ofrece en sacrificio, y salva, redime y santifica.

Doloroso Corazón herido,

que vivo y palpitante sangra por cada desprecio, por cada entrega tuya

que culmina en la traición del amado indiferente,

del amigo desleal que responde con desamor.

Amoroso Corazón, que te donas en oblación en cada Eucaristía,

alimento vivo, que nutre, que salva.

Hermoso Corazón que yo amo,

permíteme reparar con las lágrimas de mis ojos  un poco de ese mal,

que mi amor absorto en tu Corazón desea aliviar,

que mis penas son las tuyas y mi anhelo es adorarte, consolarte y venerarte,

recibirte, para amarte, con el mismo amor que tú me das,

que me llena y me desborda, me rebasa y me conforta,

y que mi alma agradece el refugio en que descansa,

y la unión que no merece en el templo que le ofreces a la Santísima Trinidad.

Corazón Sagrado de mi Jesús amado, en Ti guardo a tus sacerdotes

y en tu amor yo confío, para que alcancen la santidad,

y te adoren y te alaben en la gloria de Dios Padre por toda la eternidad.

Amén.




OS AMO, QUERIDO REDENTOR MÍO (San Alfonso Mª de Ligorio)


 

Dios mío y mi todo, bien veo que, a pesar de mis ingratitudes y negligencias en vuestro servicio, seguís convidándome con vuestro amor. Aquí me tenéis; ya no quiero resistir más; quiero abandonarlo todo para dedicarme por completo a vos. 

No quiero ya vivir para mí mismo, pues mucho es lo que me habéis obligado a amaros. Mi alma se ha enamorado de vos, Jesús mío, y por vos sólo suspira. 

Y ¿cómo podría amar otra cosa después de haberos visto morir de dolor en una cruz para salvarme? ¿Cómo podría contemplaros muerto, acabado de dolores, y no amaros con todo mi corazón? 

Os amo, sí, querido Redentor mío; os amo con toda mi alma y no deseo más que amaros en esta y en la otra vida. 

 Amor mío, esperanza mía, fortaleza mía, consuelo mío, dadme fuerza para seros fiel; dadme luces para que vea qué debo hacer para sacrificarlo todo y dadme fortaleza para que os obedezca en todo. 

¡Oh amor del alma mía!, me ofrezco todo a vos para satisfacer el deseo que tenéis de uniros a mí, para que yo pueda unirme del todo con vos, Dios mío y mi todo. Venid, pues, por favor, Jesús mío, y tomad posesión de mí, de todos mis pensamientos y de todos mis afectos.

 Renuncio a todas mis aficiones, a todos mis consuelos y a todo lo criado, pues vos sólo me bastáis. 

Dadme la gracia de no pensar sino en vos, no desear más que a vos, no buscar más que a vos, mi amado y mi único bien. 

 ¡Oh María, Madre de Dios!, alcanzadme la santa perseverancia.

ORACIÓN A SAN JOSÉ

San José, tú has sido el árbol bendito por Dios,  

no para dar fruto sino para dar sombra. 

Sombra protectora de María tu esposa, 

sombra de Jesús, que te llamó padre, 

y al que te entregaste con gran amor.

Tu vida, tejida de trabajo y de silencio, 

me enseña a ser diligente 

en todas las situaciones, 

y también a mantenerme firme 

en la fe y en la esperanza, 

a pesar de las oscuridades.

Siete dolores y siete gozos 

resumen tu existencia.

Fueron los dolores y los gozos 

de Jesús y de María, expresión de tu entrega 

sin límites a su cuidado.

Que tu ejemplo me acompañe en todo momento,

para así florecer 

donde la Voluntad del Padre me ha plantado.

Enséñame a saber esperar, 

y a entregarme sin reservas, 

hasta que la tristeza y el gozo de los demás 

sean también mi tristeza y mi gozo. Amén


SÓLO CON QUE ME MIRES (San Alberto Hurtado S.J)


¡Madre mía querida y muy querida!

Ahora que ves en tus brazos a ese bello Niño

no te olvides de este siervo tuyo;

aunque sea por compasión, mírame.

Ya sé que te cuesta apartar los ojos de Jesús

para ponerlos en mis miserias,

pero, Madre, si tú no me miras,

¿cómo se disiparán mis penas?

Si tú no te vuelves hacia mi rincón,

¿quién se acordará de mí?

Si tú no me miras,

Jesús que tiene sus ojitos clavados en los tuyos,

no me mirará.

Si tú me miras, él seguirá tu mirada y me verá

y entonces con que le digas:

"¡Pobrecito! Necesita nuestra ayuda";

Jesús me atraerá a sí y me bendecirá

y lo amaré y me dará fuerza y alegría, 

confianza y desprendimiento.

Me llenará de su amor y de tu amor

y trabajaré mucho por él y por ti.

Haré que todos te amen

y amándote se salvarán.

¡Madre! ¡Y sólo con que me mires! 

Amén.

 

BENDITO SEA SAN JOSÉ

 Bendito sea San José, 

benditas sean sus manos que trabajaron 

para ganar el sustento de la Sagrada Familia,

benditos sean sus brazos que acunaron al Niño Jesús,

benditos sean sus ojos que contemplaron 

extasiados al Salvador del mundo, 

benditos sean sus pies que guiaron a la 

Sagrada Familia a Egipto salvando así 

a Jesús de una muerte segura, 

bendito sea su corazó


n que permaneció 

fiel y casto a su esposa y a Jesús.

Bendito seas eternamente, San José, porque 

solo con tu ayuda se pudo realizar 

la gran obra de la redención.

(Carmen de Jesús Crucificado, O.C.D.S.)



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