MILAGRO DE SAN JOSÉ, PATRONO DE LA BUENA MUERTE

Un obispo misionero irlandés, Monseñor O..Hair, estuvo ejerciendo el apostolado durante muchos años en Sudáfrica.
En una de sus caminatas se pierde. No sabiendo qué hacer, invoca a su Ángel de la Guarda, a San José y a Nuestra Señora del Buen Consejo, y sigue su camino completamente desorientado. Al fin, llega a un grupo de casas. Precisamente, un campesino está en ese momento trabajando cerca de su casa, y le dice:

- Llega usted en buen momento, pues en la casa vecina hay un hombre que se está muriendo.

El obispo se presenta en casa del moribundo y, a su vista, éste se pone a llorar de alegría, exclamando:

- Yo soy irlandés. Cuando era niño, mi madre me enseñó a rezar a San José, pidiéndole la gracia de una santa muerte. He rezado esta plegaria todos los días de mi vida. A los 21 años, después de haber participado en la guerra, me quedé en África. Cuando caí enfermo, le recé a san José con más fervor aún, y ahora me manda un sacerdote de forma inesperada.

Al día siguiente, el enfermo murió en la paz del Señor, habiendo tenido una buena muerte.

(Autor: P. Angel Peña O.A.R)



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