HONRA VANA CONDENADA POR CRISTO

El lenguaje del mundo no le hemos de oír, porque es todo mentiras, y muy perjudiciales para quien las 
creyere, haciéndole que no siga la verdad que es, sino la mentira que tiene apariencia y se usa. Y con esto el hombre está engañado y echa tras sus espaldas a Dios y a su santo agradamiento, y ordena su vida por el ciego norte del complacimiento del mundo, y nace en su corazón deseos de honra y de ser estimado de los hombres, semejante al de los antiguos soberbios romanos, de los cuales dice San Agustín que por amor de la honra mundana deseaban vivir, y por ella no temieron morir. 

La apreciaban tanto, que en ninguna manera pueden sufrir ni una liviana palabra que contra ella se diga, ni cosa que sepa ni huela a desprecio ni de muy lejos. 

¡Oh honra vana, condenada por Cristo en la cruz a costa de sus grandes deshonras! ¿Y quién te dio asiento en el templo de Dios, que es el corazón cristiano, con tan grande estima, que a semejanza del Anticristo, quieras tú ser más preciada que el Altísimo Dios? 

¿Quién te hizo competidora con Dios, y que le lleves ventaja en algunos corazones, en ser preciada más que Él, renovándole aquella grave injuria que le fue hecha cuando quisieron a Barrabás más que a Él? (Jn., 18, 40.) 

(San Juan de Ávila)



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entrada destacada

𝐄𝐋 𝐌𝐈𝐋𝐀𝐆𝐑𝐎 𝐄𝐔𝐂𝐀𝐑Ɩ́𝐒𝐓𝐈𝐂𝐎 𝐃𝐄 "𝐄𝐋 𝐂𝐄𝐁𝐑𝐄𝐑𝐎" (𝐎 𝐂𝐄𝐁𝐑𝐄𝐈𝐑𝐎)

  En un día de invierno del año 1300 en el que nevaba abundantemente, un vecino de la localidad de Barxamaior, llamado Juan Santín, labriego...

ENTRADAS POPULARES