CONSAGRARSE A MARÍA



San Luis María Grignion de Montfort nos anima a consagrarnos a la Virgen María de una manera muy especial, él mismo lo explica:
"Consiste, pues, esta devoción a María en una entrega total a la Santísima Virgen, para pertenecer, por medio de Ella, totalmente a Jesucristo. Hay que entregarle:
1. el cuerpo con todos sus sentidos y miembros;
2. el alma con todas sus facultades;
3. los bienes exteriores -llamados de fortuna- presentes y
futuros;
4. los bienes interiores y espirituales, o sea, los méritos,
virtudes y buenas obras pasadas, presentes y futuras.

Puede movernos a abrazar esta práctica el considerar los grandes bienes que reporta al prójimo, porque se le da, por manos de María, lo más precioso y caro que tenemos, que es el valor satisfactorio e impetratorio de todas las buenas obras, sin exceptuar el menor pensamiento bueno ni el más leve
sufrimiento. 
Se acepta que todas las satisfacciones adquiridas hasta ahora y las que se adquieran hasta la muerte
sean empleadas, según la voluntad de la Santísima Virgen, en la conversión de los pecadores o la liberación de las almas del purgatorio.
Para comprender la excelencia de este motivo sería indispensable conocer el valor que tiene la conversión de un pecador o la liberación de un alma del purgatorio; bien infinito, mayor que la creación del cielo y de la tierra, pues se da a un alma la posesión de Dios. De suerte que, aun cuando por esta devoción no se sacase en toda la vida más que a un alma del purgatorio o no se convirtiese más que a
un solo pecador, ¿no sería esto motivo suficiente para mover a todo hombre caritativo a optar por ella?

Nótese, además, que nuestras buenas obras, al pasar por las manos de María, reciben un aumento de pureza y por lo mismo, de mérito y valor satisfactorio e impetratorio.
Con lo cual se hacen mucho más capaces de aliviar a las almas del purgatorio y convertir a los pecadores que si no pasaran por las manos virginales y generosas de María.  
De suerte que una persona que haya sido enteramente fiel a esta práctica, encontrará a la hora de la muerte que ha liberado a muchas almas del purgatorio y convertido a muchos pecadores por medio de esta devoción, aunque sólo haya realizado las obras ordinarias de su propio estado.
¡Qué gozo en el día del juicio! ¡Qué gloria en la eternidad!

(Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen, e San Luis María Grignion de Montfort)

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