CUANDO AGONIZABA EN LA CRUZ, PENSABA EN LOS PECADORES


 Al día siguiente me sentía muy débil, pero ya no experimentaba ningún sufrimiento. 

Después de la Santa Comunión vi al Señor Jesús bajo la apariencia que ya había visto durante una de las adoraciones. La mirada del Señor traspasó mi alma por completo y ni siquiera el más pequeño polvillo se escapó a su atención. Y dije a Jesús: Jesús, pensé que me ibas a llevar. Y Jesús me contestó: 

"Aun no se ha cumplido plenamente Mi voluntad en ti; te quedaras todavía en la tierra, pero no mucho tiempo. Me agrada mucho tu confianza, pero el amor ha de ser más ardiente. El amor puro da fuerza al alma en la agonía misma. 

Cuando agonizaba en la cruz, no pensaba en Mí, sino en los pobres pecadores y rogaba al Padre por ellos. Quiero que también tus últimos momentos sean completamente semejantes a los Míos en la cruz. 

Hay un solo precio con el cual se compran las almas, y éste es el sufrimiento unido a Mi sufrimiento en la cruz. El amor puro comprende estas palabras, el amor carnal no las comprenderá nunca."

(Diario de Santa Faustina, +394)

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