Señor: Tú llegas a nuestro mundo y nos invitas
a abrir la puerta de nuestro corazón a todos los hombres.
Tú ya nos dijiste que eres Tú quien viene
cuando alguien llama a nuestra puerta.
Tu palabra es ésta: “He aquí que estoy a la puerta y llamo.
Si alguno oye mi voz y abre la puerta,
Yo entrará y cenaré con él y él conmigo”.
Señor: que sepamos escuchar tu voz, esa voz que nos llega
por nuestros hermanos. Que abramos la puerta
para acogerte a Ti, y en Ti a todos los hombres.
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