“Bajo las especies consagradas del pan y del vino, Cristo mismo, vivo y glorioso, está presente de manera verdadera, real y substancialmente, con su cuerpo, su sangre, su alma y su divinidad”. Así nos enseña el Concilio de Trento - DZ 1640; 1651- la verdad sobre la Eucaristía.
Es por esto que, después de comulgar, procura tener unos minutos para dar gracias. Es una muestra de fe, respeto y amor a Jesús, el continuar un momento después de Misa dándole gracias por la Comunión recibida. Puedes hacer despacio y las oraciones que siguen:
ACTO DE FE:
¡Señor mío, Jesucristo!, creo que verdaderamente estás dentro de mí con tu Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, y lo creo más firmemente que si lo viese con mis propios ojos.
ACTO DE ADORACIÓN:
¡Oh, Jesús mío!, te adoro presente dentro de mí, y me uno a María Santísima, a los ángeles y a los santos para adorarte como te mereces.
ACTO DE ACCIÓN DE GRACIAS:
Te doy gracias, Jesús mío, de todo corazón, porque has venido a mi alma. Virgen Santísima, Ángel de mi guarda, ángeles y santos del cielo, dad por mí gracias a Dios.
(Oraciones y devociones católicas)
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