Divino Redentor
Rey de majestad inmensa, clavado en cruz,
Rey de infinita dulzura, anegado en hiel,
Jesús, nuestro inefable bien.
Te ofrezco como homenaje
de amor y reparación,
mis pensamientos,
palabras, obras,
deseos, sufrimientos,
mi vida entera,
y, en presencia de María,
tu Madre y nuestra Reina Inmaculada,
me entrego y consagro a Ti para siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario