IDENTIFICARNOS CON JESUCRISTO



Jesús pide a los hombres que le imiten, porque Él es el único Maestro. Exige que hagan lo mismo que Él, incluso en aquellos aspectos de la vida dolorosos, en los cuales es tan difícil seguirle. 

Pero esto no es posible si no nos entregamos a una meditación serena e intensa del misterio de Jesús para dejarnos arrebatar por la visión sobrecogedora de su divina grandeza y entonces es cuando se dispone a amarle. 

Esta disposición es ya un don inicial de Dios, al cual seguirán la gracia y las virtudes. Ya está el alma en tensión. Y entonces brota, como última consecuencia, el deseo de entregarse cada vez más y de identificarse con Él. 

Brotan la limpieza de corazón, la abnegación crucificada, el enamoramiento del mundo bellísimo de lo sobrenatural. Sin esto no hay vida cristiana. Arrancad esto y el cristianismo muere. 

Es necesario que el hombre anhele vivamente la identificación con Jesucristo. 


 (En el corazón de la Iglesia, Marcelo González Martín)


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