TAMBIÉN DEBEMOS EVITAR EL PECADO VENIAL



El pecado venial es una transgresión voluntaria de la ley de Dios en materia leve, pero es muy importante luchar para no cometer pecados ni siquiera leves.

Jesús le dijo a Santa Faustina, que le desagradaban mucho los pecados voluntarios, aunque fueran leves.

Los pecados veniales tienen más importancia de lo que parece, porque por ejemplo: Una tos pequeña, pero descuidada, puede llevar a la sepultura.

Un punto negro en un diente no es nada, pero si no se lo enseñas al dentista, pronto todo el diente quedará dañado, y hasta puede ser necesaria la extracción.

No es que el pecado leve se convierta en grave pero dispone al pecado grave, pues debilita la voluntad y nos priva de gracias sobrenaturales con las cuales podríamos luchar mejor contra el pecado grave. 

Deberíamos poner especial diligencia en evitar los pecados veniales plenamente advertidos y voluntarios.

Pero si los hemos cometido ya, no es momento para desanimarnos, sino para arrepentirnos inmediatamente y acudir al confesor, porque si tenemos la cara tiznada, nos lavamos enseguida, y si tenemos una mancha de grasa en la ropa, nos la cambiamos inmediatamente porque nos da verguenza que nos vean así, entonces, ¿no debe darnos más reparo y verguenza que nuestra alma sea repulsiva a Dios y a la Virgen?

(Para salvarte, P. Jorge Loring)

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