Gracias, Madre,
por acompañarme y estar conmigo cada día.
Gracias, Madre,
por permanecer silenciosa, a mi lado y en espera,
velando tú por mi felicidad,
tu pretensión primera.
Cómo no amarte, Madre mía,
si en mí y en todos perseveras;
que yo sepa con mi vida
soportar cruces, como tú,
siempre fuerte y con fe plena,
Quisiera ser instrumento tuyo,Madre mía,
llevar al mundo esta buena nueva.
Despertar y alegrar otras almas,
almas santas que así lo desean.
por acompañarme y estar conmigo cada día.
Gracias, Madre,
por permanecer silenciosa, a mi lado y en espera,
velando tú por mi felicidad,
tu pretensión primera.
Cómo no amarte, Madre mía,
si en mí y en todos perseveras;
que yo sepa con mi vida
soportar cruces, como tú,
siempre fuerte y con fe plena,
Quisiera ser instrumento tuyo,Madre mía,
llevar al mundo esta buena nueva.
Despertar y alegrar otras almas,
almas santas que así lo desean.
(Silvia Relinque)
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