LA VERDADERA GRANDEZA


Si preguntamos a los contemporáneos de Jesús qué es para ellos un hombre grande, la respuesta es muy simple: un verdadero hombre es el que vive una existencia de grandeza, el que vive y muere noble y heroicamente, el que desconoce la vulgaridad de la vida, el que está conducido por una voluntad de poder, de gloria y magnificencia. Éstos y sólo éstos son hombres. 

Al lado está una subexistencia propia de esclavos, vulgar, mediocre, ensuciada por el dolor, con una muerte insignificante.

Pero al acercarnos a la vida y muerte de Jesús nos encontramos con que él asume esta segunda vida sin grandeza y no parece tener interés alguno en salirse de ella. 

Su pobreza es la pobreza de los pobres, no la de un Sócrates filosófico o la de un asceta hierático. Sus amigos son gente sin personalidad. Su vida carece de todo brillo: ni sus compañeros le entienden, sus propios adversarios le valoran poco, el fracaso se cierne constantemente sobre su obra.

Pero es, sobre todo, su muerte la que carece de la «grandeza» de los héroes.

Sócrates tiene una muerte brillante: es el filósofo que se sacrifica por su idea. Cesar consiguió una muerte heroica: cayó bajo los puñales de sus amigos. Qué muertes más distintas de la de este Jesús cubierto de salivazos, burlado por los soldados, condenado a muerte sin que quede muy clara la causa, traído y llevado a tribunales que le desprecian y no saben muy bien cómo quitárselo de en medio, crucificado finalmente entre dos ladrones y con la soledad de los amigos que le abandonan.  No hay honor en su muerte, que parece tener más de vergonzosa que de soberana.

La vida y muerte de Jesús nos obliga a preguntarnos si la verdadera grandeza del hombre no consistirá precisamente ni en la grandeza del mundo, ni en el heroísmo, ni en el brillo, ni en el esplendor, ni en el poder. 

Ser hombre debe de ser otra cosa. Morir lleno debe de ser otro modo de morir. Los verdaderos valores del hombre tienen que ser forzosamente otros. La pasión de Jesús tendrá que descubrírnoslo.


(Vida y misterio de Jesús de Nazareth, Jose Luis Martín Descalzo)

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