LA CONVERSIÓN DEL GRANJERO, SI YO PUDIERA HACERME PATO...


Había un matrimonio que vivía en una granja, rodeados de animalitos, cerditos, patos, gallinas etc.. eran felices y se llevaban muy bien, pero la mujer tenía una espinita clavada en su corazón: su marido no tenía fe, era muy bueno, pero no creía en Dios y nunca la acompañaba a Misa.
Ella oraba mucho por su conversión sin obtener ningún fruto.

Un domingo, como tantos otros, se disponía a ir a la Iglesia, y volvió a preguntarle a su marido si quería acompañarla y una vez más la misma negativa: ¿para qué voy a ir? , esos son cosas de beatas, ve tú, yo mientras me quedaré aquí a ver la tele y cuidar de los animales. Su mujer, cansada de oir siempre las mismas excusas le dijo:
-Me parece muy mal que no agradezcas a Jesús que viniera a la tierra, Él hizo ese esfuerzo inmenso para vivir con nosotros un tiempo, para decirnos cuantos nos ama... ¡ y encima le costó la cruz!- gritó la mujer al borde de las lágrimas.
-Pues que no hubiera venido, dijo el marido enfadado.


La mujer se marchó muy triste a Misa, y por el camino iba orando: Dios mío, dale a mi marido una señal, hazle conocer tu inmenso amor, las razones de tu venida al mundo, no permitas que mi marido muera sin conocerte, confío en ti Señor...así iba orando la pobre mujer, abatida pero confiada.

En la casa, el marido se sentó en su sillón favorito con una cerveza frente al televisor. Al rato vio por la ventana varios patos sueltos corriendo por ahí, se habían escapado del corral. Salió corriendo intentando atraparlos, pero corrían despavoridos, no los podía coger, el hombre sudaba y corría detrás de los patos, temiendo que se fueran asustados a una carretera cercana y los atropellara un coche.
El hombre decía: Si yo pudiera hablarles y hacerles entender el peligro que corren, deben entrar al corral para que esten a salvo, solo me entenderían si yo fuera otro pato, ¡si yo pudiera volverme pato!...y en ese momento algo se iluminó dentro de aquel hombre, se detuvo en seco, los ojos cargados de lágrimas, el corazón encogido...¡claro! ahora lo entendía, ahora entendía por qué Dios había bajado a la tierra y se había hecho hombre, para hablar en nuestro idioma.



Dios, todo un Dios eterno, se había ajustado al tiempo y se había revestido de carne mortal solo para que le pudieramos entender. 
El hombre cayó a tierra y permaneció allí en silencio mucho tiempo.
Cuando la mujer volvió, lo encontró cambiado, tan cambiado que ya nunca volvió a ser el de antes.



Y por cierto, siempre a partir de ese día, siempre la acampañaba a Misa.



Si el granjero se hubiera convertido en pato para salvarlos, hubiera tenido mérito, pero no hubiera cambiado de naturaleza, pues el hombre y el animal son de la misma naturaleza, sin embargo, Dios tiene más mérito, pues para venir al mundo tuvo que cambiar de naturaleza, pues Dios es de naturaleza Divina, no humana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entrada destacada

ORACIÓN PARA SER MISERICORDIOSOS

"Oh Señor, deseo transformarme toda en Tu misericordia y ser un vivo reflejo de Ti. Que este supremo atributo de Dios, es decir su inso...

ENTRADAS POPULARES