ORACIÓN DE UN ANCIANO



Señor Jesús, amigo de los niños y de los jóvenes,
de los hombres y de las mujeres, enséñame a
envejecer.
Enséñame a envejecer sin que los años se
conviertan para mí en una carga que no puedo
soportar.
Enséñame a envejecer con amor, con alegría, con
fe, con esperanza.
Enséñame a envejecer con la frente en alto,
dignamente, con paz y sosiego.
Enséñame, Señor Jesús, a vivir la ancianidad con
entusiasmo, libre de prejuicios, sin quejas ni
lamentos inútiles, sin parar de crecer
interiormente.
Enséñame, Señor Jesús, a vivir la ancianidad con
el corazón puesto en Dios que me dio la vida y
me mantiene vivo. 
Enséñame, Señor Jesús, a vivir la ancianidad con
amor, amando; en el amor… dejándome amar,
dejándome cuidar, agradeciendo con amor cada
gesto, cada palabra.
Enséñame, Señor Jesús, a vivir la ancianidad
con humildad, sin desesperarme por lo que no
puedo hacer, por lo que antes era y ahora no soy,
por lo que representaba para mí mismo y para los
demás, y ahora ya no represento.
No permitas, Jesús, que me pierda a mí mismo
por no saber acoger con corazón dispuesto, lo
que es ley de la vida, y que, aunque las
apariencias digan otra cosa, es mi mejor
momento, porque me da tiempo para compartir
Contigo. Amén

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