La maternidad divina de María constituye el primer principio básico y fundamental de toda la mariología por tres razones:
1ª Se trata de una verdad expresamente revelada por Dios en la misma Sagrada Escritura y expresamente definida por la Iglesia como dogma de fe .
«María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo» (M t 1,16).
«Estaban junto a la cruz de Jesús su Madre...» (Jn 19,25).
2ª Expresa una sola verdad absoluta, no dos o más, sin necesidad de nuevas añadiduras extrínsecas o accidentales.
3ª Constituye el último fundamento y la base objetiva de todas las demás verdades mariológicas.
Todos los atributos y privilegios excepcionales de María, todos ellos— sin ninguna excepción— le fueron concedidos en atención a su divina maternidad, o sea, porque había de ser la Madre del Verbo encarnado (predestinación, inmaculada concepción, plenitud inicial de gracia, etc.).
(Antonio Royo Marín, Teología y espiritualidad marianas)
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