Oh Jesús mío, te ruego por toda la Iglesia.
Concédele el amor y la luz de tu Espíritu, y da
poder a las palabras de los sacerdotes, para que
los corazones endurecidos se ablanden y vuelvan
a Ti, Señor.
Señor, danos sacerdotes santos.
Consérvalos Tú mismo en la santidad.
Oh Divino y Sumo Sacerdote, que el poder de tu
misericordia los acompañe en todas partes y los
proteja de las trampas y asechanzas del demonio,
que están siendo tendidas incesantemente en su
contra.
Que el poder de tu misericordia, Señor, destruya
y haga fracasar, lo que pueda empañar la santidad
de los sacerdotes.
Oh mi amadísimo Jesús, te ruego por el triunfo de
la Iglesia, por tu bendición para el Santo Padre y
todo el clero, y por la gracia de la conversión
para los pecadores empedernidos.
Te pido Jesús, una bendición especial para los
sacerdotes ante los cuales me confesaré durante
toda mi vida. Amén.
(Santa Faustina)
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