HIMNO A LA VIRGEN DEL CARMEN

 


Blanca flor del Carmelo, vid en racimo, 
 celeste claridad, puro prodigio al ser, 
a una, Madre de Dios y Virgen: 
 ¡Virgen fecunda! Madre, 
que florecida del Enmanuel, 
 atesoras intacta la doncellez;
 estrella, guía de los rumbos del mar, sénos propicia. 
 Vástago de Jesé, vara profética 
 que el Hijo del Altísimo das en cosecha; 
 Madre, consiente que vivamos contigo ahora y siempre. 
 Azucena que brotas inmaculada 
 y te yergues señera entre las zarzas; 
 devuelve, Virgen, nuestra frágil arcilla a su alto origen. 
 Ponnos, nueva Judit, para la lucha 
 tu santo Escapulario como armadura; 
 con tu vestido cantaremos victoria del enemigo. 
 Bajo noches oscuras navega el alma, 
 enciende tú los rayos de la esperanza, 
 y sé el lucero que lleve nuestra nave, segura al puerto. 
 Señora, desde siempre los carmelitas
 nos tenemos por hijos de tu familia, 
 y confiamos que un día nos acojas en tu regazo. 
 María, puerta y llave del paraíso, 
 queremos desatarnos y estar con Cristo; 
 si tú nos abres, reinaremos allí con tu Hijo, ¡Madre! Amén.

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