Himno
Profeta de soledades,
labio hiciste de tus iras,
para fustigar mentiras
y para gritar verdades.
Desde el vientre escogido,
fuiste tú el pregonero,
para anunciar al mundo
la presencia del Verbo.
El desierto encendido
fue tu ardiente maestro,
para allanar montañas
y encender los senderos.
Cuerpo de duro roble,
alma azul de silencio;
miel silvestre de rocas
y un jubón de camello.
No fuiste, Juan, la caña
tronchada por el viento;
sí la palabra ardiente
tu palabra de acero.
En el Jordán lavaste
al más puro Cordero,
que apacienta entre lirios
y duerme en los almendros.
En tu figura hirsuta
se esperanzó tu pueblo:
para una raza nueva
abriste cielos nuevos.
Sacudiste el azote
ante el poder soberbio;
y, ante el Sol que nacía,
se apagó tu lucero.
Por fin, en un banquete
y en el placer de un ebrio,
el vino de tu sangre
santificó el desierto.
Profeta de soledades,
labio hiciste de tus iras,
para fustigar mentiras
y para gritar verdades. Amén.
labio hiciste de tus iras,
para fustigar mentiras
y para gritar verdades.
Desde el vientre escogido,
fuiste tú el pregonero,
para anunciar al mundo
la presencia del Verbo.
El desierto encendido
fue tu ardiente maestro,
para allanar montañas
y encender los senderos.
Cuerpo de duro roble,
alma azul de silencio;
miel silvestre de rocas
y un jubón de camello.
No fuiste, Juan, la caña
tronchada por el viento;
sí la palabra ardiente
tu palabra de acero.
En el Jordán lavaste
al más puro Cordero,
que apacienta entre lirios
y duerme en los almendros.
En tu figura hirsuta
se esperanzó tu pueblo:
para una raza nueva
abriste cielos nuevos.
Sacudiste el azote
ante el poder soberbio;
y, ante el Sol que nacía,
se apagó tu lucero.
Por fin, en un banquete
y en el placer de un ebrio,
el vino de tu sangre
santificó el desierto.
Profeta de soledades,
labio hiciste de tus iras,
para fustigar mentiras
y para gritar verdades. Amén.
Preces
Invoquemos con alegría a Dios, que eligió a Juan Bautista para anunciar a los hombres la venida del reino de Cristo, y digámosle:
Guía, Señor, nuestros pasos por el camino de la paz
- - Tú que llamaste a Juan desde el vientre de su madre para preparar los caminos de tu Hijo,
ayúdanos a ir tras el Señor con la misma fidelidad con que Juan fue delante suyo. - - Así como concediste al Bautista poder reconocer al Cordero de Dios,
haz que tu Iglesia lo señale y que los hombres de nuestra época lo reconozcan. - - Tú que dispusiste que tu profeta menguara y que Cristo creciera,
enséñanos a ceder ante los otros para que tú te manifiestes. - - Tú que, con el martirio de Juan, quisiste reivindicar la justicia,
haz que demos, sin cansarnos, testimonio de tu verdad. - - Acuérdate de los que han salido ya de este mundo,
dales entrada en el lugar de la luz y de la paz.
oración: Dios todopoderoso, concede a tu familia caminar por la senda de la salvación, para que, siguiendo la voz de San Juan, el precursor, pueda llegar con alegría al Salvador que él anunciaba, nuestro Señor Jesucristo. Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario