Recuerda que, muy a menudo, las buenas personas se mezclan con los perversos y que los hijos adoptivos a veces se alejan de los buenos, como el hijo pródigo que se marchó a una tierra lejana y llevó una vida de perdición. Pero, a veces lo predicado revierte su conciencia y ellos vuelven al Padre, y yo les acepto como antes de pecar. Así que se debe predicar especialmente para ellos porque, aunque un predicador pueda encontrar sólo gente perversa a su alrededor, debe pensar en sus adentros:
‘Tal vez haya algunos entre ellos que se volverán hijos de mi Señor. Por ello, predicaré para ellos’.
Ese predicador será muy premiado.
(Del Libro de profecías y revelaciones a Santa Brígida de Suecia)
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