¿QUÉ ES LA CIRCUMINSESIÓN?
La circuminsesión (o mutua inhesión) entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, exige que donde esté una persona divina, estén también las otras dos, ya que son absolutamente inseparables entre sí y de la misma esencia divina, que es común a las tres personas.
Por eso en la Eucaristía, juntamente con la divinidad de Cristo (el Hijo de Dios), están también el Padre y el Espíritu Santo.
En las Sagradas Escrituras, el mismo Cristo dice:
«Yo y el Padre somos una sola cosa... El Padre está en mí, y yo en el Padre» (lo 10,30 y 38).
«El que me ha visto a mí ha visto al Padre...; el Padre, que mora en mí, hace sus obras. Creedme, que yo estoy en el Padre y el Padre en mí» (lo 14,9-11). Lo mismo hay que decir, naturalmente, del Espíritu Santo.
(Antonio Royo Marín, teología para seglares)
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