JESÚS QUIERE QUE LO IMITEMOS


Jesús no se contenta con que el hombre se detenga ante Él y le observe. Hay que dar un paso más para lograr la vida que Él trata de comunicar. Pide a los hombres que le imiten, porque Él es el único Maestro.  Exige que hagan lo mismo que Él, incluso en aquellos aspectos de la vida dolorosos, en los cuales es tan difícil seguirle. Porque si a Él le han perseguido, que es el Maestro, también a los discípulos los perseguirán.

Y todavía más. Pide una identificación con Él, en cuanto es posible a la naturaleza humana: Yo soy la vid y vosotros los sarmientos. Sin Mí nada podéis hacer (Jn 15, 5). 

Y llega al colmo de este deseo de identificación cuando al instituir el Sacramento de la Eucaristía habla a los hombres diciendo que solamente tendrán vida aquellos que coman su carne y beban su sangre. No se puede manifestar de una manera más profunda y expresiva el anhelo de identificación con Él que ofreciéndose a nosotros como alimento del alma.

Es, pues, el conocimiento que Jesús pide de Sí mismo el que desea que los hombres tengan de Él: primero, un contacto personal; segundo, una asimilación de su persona y su doctrina; tercero, una identificación con Él.

-En el corazón de la Iglesia, Cardenal don Marcelo González Martín-

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