CANTOS, POESÍAS Y PENSAMIENTOS DE SANTA MARÍA DE JESÚS CRUCIFICADO (Mariam Baouardy)

 


Cántico al Amor


¡Al Amor, mi Amor,
venid, adorémosle!
Adoremos la Trinidad que es un solo Dios.
¡Oh misterio incomprensible!
¡Oh Tres inmensos que hacen Uno solo!
Su bondad en paternal 
para aquellos que le buscan:
¡Venid, adorémosle!


Acción de gracias


Salud, salud, rayo de luz
que me descubres a mi amado Salvador.
Mi corazón late, mi espíritu se siente arrebatado 
en Dios mi Salvador…
El muro tan alto ha caído, 
la cadena de hierro de mi cuello
ha caído hecha polvo en el nombre del Señor…
Mi corazón late y mi espíritu se siente arrebatado.


Canto a la cruz


¡Salve, salve, árbol bendito 
que nos das el fruto de la vida!
Sobre tus hojas veo escritas estas palabras:
¡Nada temas!
Tu verdor dice: espera.
Tus ramas me dicen: caridad.
Y tu sombra me dice: humildad.
¡Salve, salve, árbol bendito 
En ti encuentro el fruto de la vida!
A tus pies quiero morir.


María, Madre de la resurrección


A los pies de María, mi madre querida, 
he reencontrado la vida.
Decís que yo soy una huerfanita, 
pero mirad: Tengo una madre en lo más alto del cielo.
¡Dichosos los hijos de tal madre!
María me llama
y en este monasterio yo quedaré para siempre,
a los pies de María, donde encontré la vida.


Canto a la muerte


Muerte, ¡último cumplimiento de la vida!
Muerte mía, ¡ven y háblame bajo!
Día tras día he velado esperándote 
y por ti he sufrido la alegría y el martirio de la vida.
Cuanto soy, tengo, espero y amo 
ha corrido siempre hacia ti en un profundo misterio.
Mírame una vez más
y mi vida será tuya para siempre.
Las flores están ya enlazadas
y lista la guirnalda para el esposo.
Será la boda y la novia dejará la casa 
y sola, en la noche solitaria,
encontrará a su Señor.

Salmo de confianza

Señor, soy el pollito que atrapa el milano;
le picotea en la cabeza para aplastársela;
pero el pobre pequeñuelo huye
y se cobija bajo el ala de su madre para estar seguro.
Corrí hacia mi Padre y mi Rey, que vino hacia mí.
Me sentí como si fuera un pollito bajo el ala de su madre.

Salmo de contemplación

¿Con qué puedo compararme, Señor?
con los pajaritos sin plumas en el nido;
si el padre y la madre no les dan su alimento,
mueren de hambre.
Así mi alma, Señor, sin Ti
no tiene apoyo, no puede vivir.

¿Con qué me compararé, Señor?
Con un pequeño grano de trigo, sepultado en tierra.
si el rocío no lo alimenta
y el sol no lo calienta
el grano se marchita y muere.
Pero si Tú lo regalas
con la dulzura del rocío y el calor de tu Sol,
de la pequeña semilla
plena de linfa y de vigor
brotarán raíces
y germinará un tallo fuerte
y abundante de frutos.

¿Con qué me compararé, Señor?
Con una rosa cortada
que al instante se marchita
y pierde su aroma,
pero unida a su tallo
permanece fresca y brillante,
intacta en su aroma.

¡Guárdame en Ti, Señor,
y comunícame tu Vida!

¿Con qué Te compararé, Señor?
Con la paloma que proporciona alimento a sus pequeños,
con una tierna madre
que alimenta a su criatura.

Salmo penitencial

Señor, mi tierra es árida y está quemada,
báñame con tu escarcha.
Mi carne va en corrupción
y mis pies no pueden sostenerme
ni mis manos moverse.
Mis nervios paralizados,
mis huesos secos
y la médula de mis huesos
es como humo contaminado;
pero yo confío en tu misericordia.

Súplica

Espíritu Santo, inspiradme;
Amor de Dios, consumidme;
al verdadero camino, conducidme.

María, Madre mía, miradme,
con Jesús, bendecidme;
de todo mal, de toda ilusión,
de todo peligro, preservadme.

Cántico de las alas

Me agarro a las alas de mi Salvador.
Veo toda la tierra;
me llama bienaventurada.
¡Oh qué dul­ce es perteneceros!
¡Oh mi Salvador!
Tu nombre es grande, lle­na los cielos.
Todo le alaba y se llena de gozo en su presencia.

Mis alas volanderas
es mi Salvador quien me las ha dado
Su mirada se ha compadecido de mi alma.
Él me dio las alas con que volar.
Yo estaba hundida en el abismo
y de allí me ha sacado el Señor.
Desde aquel día mi morada
es su seno para siempre.
¡Dichoso el día que jamás termina!

El Señor me ha recibido en su patria.
¿Qué decís vosotros, habitantes de la tierra?
Él me dio alas para volar,
Él me da mil flores
para sembrar en la ruta que veo;
me ha puesto entre las manos una canasta de flores.
Todos los amigos pueden recibirlas.
A lo largo del camino he sembrado.
Los amigos y enemigos se apresuran para llevarse algunas.

Él me dio alas para volar
y la canasta de flores sobre las rodillas.
El cielo y la tierra,
todo sonreía con su inmaculada sonrisa...




𝐏𝐞𝐧𝐬𝐚𝐦𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐬𝐚𝐧𝐭𝐚 𝐌𝐚𝐫𝛊́𝐚 𝐝𝐞 𝐉𝐞𝐬𝐮́𝐬 𝐂𝐫𝐮𝐜𝐢𝐟𝐢𝐜𝐚𝐝𝐨 𝐫𝐞𝐜𝐨𝐠𝐢𝐝𝐨𝐬 𝐞𝐧 𝐜𝐮𝐚𝐝𝐞𝐫𝐧𝐢𝐥𝐥𝐨𝐬 𝐩𝐨𝐫 𝐬𝐮𝐬 𝐡𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐚𝐬 𝐜𝐚𝐫𝐦𝐞𝐥𝐢𝐭𝐚𝐬 𝐝𝐞𝐬𝐜𝐚𝐥𝐳𝐚𝐬. 𝐄𝐥𝐥𝐚 𝐥𝐨𝐬 𝐞𝐱𝐩𝐫𝐞𝐬𝐚𝐛𝐚 𝐞𝐧 𝐯𝐨𝐳 𝐚𝐥𝐭𝐚 𝐜𝐮𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐛𝐚 𝐞𝐧 𝐞́𝐱𝐭𝐚𝐬𝐢𝐬 𝐲 𝐞𝐥𝐥𝐚𝐬 𝐥𝐨𝐬 𝐩𝐨𝐧𝛊́𝐚𝐧 𝐩𝐨𝐫 𝐞𝐬𝐜𝐫𝐢𝐭𝐨 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐨 𝐬𝐞 𝐩𝐞𝐫𝐝𝐢𝐞𝐫𝐚𝐧
- Un día, sor María estaba tan maravillosamente extasiada que ya no se contenía y bailaba delante del sagrario, llamando a Jesús: «Simiente querida». Decía: «Simiente querida, ¡tú vienes todos los días a mí!... David bailaba delante del arca, ¡y yo bailo delante del sagrario! El Amor está ahí, el Amor está ahí. ¡El sagrario es más que el arca de la alianza!»
- «Todos aman al rico, le honran. El pobre es despreciado, no tiene nada pero si él es humilde… ¿A quién honra el Señor? ¡A la humildad! La humildad es dichosa, la humildad es feliz, está bien en todas partes, la humildad está satisfecha con todo. La humildad lleva en su corazón al Señor dondequiera que se halle. El orgullo deja todo fuera de sí, todo le aburre, le enfada, le decae. Todo indigna y todo aflige al orgullo; tiene angustia en este mundo y en el otro. ¡La humildad es el reino del corazón de Dios! Hay que trabajar para conseguirla, hay que sembrarla, para que Dios la dé. No solo hay que decir: “Dámela, Señor”, sino que hay que sembrarla y trabajarla».
- «El Señor me ha hecho ver el infierno y me ha dicho: “En el infierno hay todo tipo de virtudes, pero no hay humildad: y en el cielo, hay toda clase de defectos, pero no hay orgullo”. Es decir, Dios perdona todo a un alma humilde y no da importancia a la virtud que carece de humildad».
- «El Señor dice: “Estaré con los pequeños, no me gustan los grandes y no permitiré que los grandes habiten en mi casa”».
- «El ego pierde al mundo. Aquellos que ensalzan su ego llevan la tristeza y la angustia con ellos a todas partes. No podemos tener juntos a Dios y a nuestro ego… Si pensamos tanto en nosotros mismos no tenemos a Dios y, si tenemos a Dios, no tenemos el yo… No tenéis dos corazones, solo poseéis uno… Todo es éxito para aquel que no se fija mucho en sí mismo, todo le llena de dicha… Donde está el "yo", no hay humildad, ni dulzura, ni virtud alguna, y aunque rece o suplique, sus rezos no ascienden y no llegan a Dios… Aquel que no es egoísta tiene todas las virtudes, la paz y la dicha».
- «El Señor dice: “Si alguna vez falláis, humillaos rápidamente, el Señor os perdonará; pero si acusáis al prójimo, Dios no perdona”. Me gustaría que, antes de decir algo contra el prójimo, pusiéramos la mano en el fuego».

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entrada destacada

EL AMOR DE LAS CINCO LLAGAS ( R. P. A. TESNIERE de la Congregación del Santísimo Sacramento.)

  Él ha sido sacrificado porque lo ha querido, como el Cordero entre las manos de aquel que le sacrifica. Él ha sido sacrificado y no ha ...

ENTRADAS POPULARES