¡Al Amor, mi Amor,
venid, adorémosle!
Adoremos la Trinidad que es un solo Dios.
¡Oh misterio incomprensible!
¡Oh Tres inmensos que hacen Uno solo!
Su bondad en paternal
para aquellos que le buscan:
¡Venid, adorémosle!
Salud, salud, rayo de luz
que me descubres a mi amado Salvador.
Mi corazón late, mi espíritu se siente arrebatado
en Dios mi Salvador…
El muro tan alto ha caído,
la cadena de hierro de mi cuello
ha caído hecha polvo en el nombre del Señor…
Mi corazón late y mi espíritu se siente arrebatado.
¡Salve, salve, árbol bendito
que nos das el fruto de la vida!
Sobre tus hojas veo escritas estas palabras:
¡Nada temas!
Tu verdor dice: espera.
Tus ramas me dicen: caridad.
Y tu sombra me dice: humildad.
¡Salve, salve, árbol bendito
En ti encuentro el fruto de la vida!
A tus pies quiero morir.
A los pies de María, mi madre querida,
he reencontrado la vida.
Decís que yo soy una huerfanita,
pero mirad: Tengo una madre en lo más alto del cielo.
¡Dichosos los hijos de tal madre!
María me llama
y en este monasterio yo quedaré para siempre,
a los pies de María, donde encontré la vida.
Muerte, ¡último cumplimiento de la vida!
Muerte mía, ¡ven y háblame bajo!
Día tras día he velado esperándote
y por ti he sufrido la alegría y el martirio de la vida.
Cuanto soy, tengo, espero y amo
ha corrido siempre hacia ti en un profundo misterio.
Mírame una vez más
y mi vida será tuya para siempre.
Las flores están ya enlazadas
y lista la guirnalda para el esposo.
Será la boda y la novia dejará la casa
y sola, en la noche solitaria,
encontrará a su Señor.
le picotea en la cabeza para aplastársela;
pero el pobre pequeñuelo huye
y se cobija bajo el ala de su madre para estar seguro.
Corrí hacia mi Padre y mi Rey, que vino hacia mí.
Me sentí como si fuera un pollito bajo el ala de su madre.
Salmo de contemplación
con los pajaritos sin plumas en el nido;
si el padre y la madre no les dan su alimento,
mueren de hambre.
Así mi alma, Señor, sin Ti
no tiene apoyo, no puede vivir.
¿Con qué me compararé, Señor?
si el rocío no lo alimenta
y el sol no lo calienta
el grano se marchita y muere.
Pero si Tú lo regalas
con la dulzura del rocío y el calor de tu Sol,
de la pequeña semilla
plena de linfa y de vigor
brotarán raíces
y germinará un tallo fuerte
y abundante de frutos.
¿Con qué me compararé, Señor?
que al instante se marchita
y pierde su aroma,
pero unida a su tallo
permanece fresca y brillante,
intacta en su aroma.
¡Guárdame en Ti, Señor,
y comunícame tu Vida!
¿Con qué Te compararé, Señor?
con una tierna madre
que alimenta a su criatura.
Salmo penitencial
Señor, mi tierra es árida y está quemada,
báñame con tu escarcha.
Mi carne va en corrupción
y mis pies no pueden sostenerme
ni mis manos moverse.
Mis nervios paralizados,
mis huesos secos
y la médula de mis huesos
es como humo contaminado;
pero yo confío en tu misericordia.
Súplica
Amor de Dios, consumidme;
al verdadero camino, conducidme.
de todo mal, de toda ilusión,
de todo peligro, preservadme.
Cántico de las alas
Veo toda la tierra;
me llama bienaventurada.
¡Oh qué dulce es perteneceros!
¡Oh mi Salvador!
Tu nombre es grande, llena los cielos.
Todo le alaba y se llena de gozo en su presencia.
Mis alas volanderas
es mi Salvador quien me las ha dado
Su mirada se ha compadecido de mi alma.
Él me dio las alas con que volar.
Yo estaba hundida en el abismo
y de allí me ha sacado el Señor.
Desde aquel día mi morada
es su seno para siempre.
¡Dichoso el día que jamás termina!
El Señor me ha recibido en su patria.
¿Qué decís vosotros, habitantes de la tierra?
Él me dio alas para volar,
Él me da mil flores
para sembrar en la ruta que veo;
me ha puesto entre las manos una canasta de flores.
Todos los amigos pueden recibirlas.
A lo largo del camino he sembrado.
Los amigos y enemigos se apresuran para llevarse algunas.
Él me dio alas para volar
y la canasta de flores sobre las rodillas.
El cielo y la tierra,
todo sonreía con su inmaculada sonrisa...











