AYUDAR A LOS DEMÁS A QUE NO OFENDAN A DIOS NO ES JUZGAR



La vida pasa muy deprisa, cuántas veces vemos que personas que saludamos ayer, hoy ya no están, incluso personas jóvenes. Tenemos la sensación de que no nos vamos a morir,  y así cuando enfermamos nos entra pánico y es que no estamos preparados para la muerte, y sin embargo la muerte llega, a veces nos da tiempo a despedirnos y a estar en paz con las personas y con Dios, pero a veces viene como ladrón en la noche, inesperadamente. 

Y nos vamos a ver ante el tribunal de Dios para ser juzgados por un Dios de amor, infinitamente bondadoso pero también infinitamente justo, porque como decía santa Teresita: la justicia también es bondad.

Pero hoy no quiero haceros pensar en vuestra muerte, sino en la de vuestros familiares, hermanos, padres, hijos...cuántas veces los vemos ofender a Dios y no les decimos nada, por no crear conflictos, por no discutir, por esa frase mal usada aquí: "porque no los quiero juzgar"...aquí no se trata de juzgar, no juzgamos si corregimos con amor a quienes queremos, eso no es juzgar, juzgar es otra cosa, juzgar es condenar, es despreciar, es no desear el bien, es criticar sin amor, pero hacerle ver a alguien a quien amamos que está ofendiendo a Dios y que está en peligro de perderse, NO ES JUZGAR, de hecho es una obligación moral, es un acto de caridad y misericordia y Dios nos va a pedir cuentas de ello a nosotros. 

Si la situación es muy espinosa y esa persona no nos quiere escuchar y va a ser peor hablarle, siempre nos queda ORAR, eso nunca falla, orar con confianza.

He escuchado a padres decir que están "orgullosos" de sus hijos porque en el fondo son buenos, hijos que están pecando, ya sea viviendo sin estar casados, ya sea cometiendo actos impuros con personas de su mismo sexo, ya sea engañando a sus esposos o esposas...

Si por desgracia estas personas mueren en pecado, ya sabemos qué puede ocurrir.

Lo ideal es dejarse guiar por la Iglesia, que para eso la ha fundado Jesús, para que nos aconseje sobre el pecado, poque el pecado no es lo que nosotros queremos que sea o no sea pecado, el pecado ya está recogido y definido por la Iglesia. Seamos humildes, con humildad vamos a aceptar la verdad que se nos revela en el magisterio de la Iglesia, y con esa verdad podremos nosotros iluminar a las almas que están más alejadas de Dios, con nuestras palabras dulces y consejos o sólo con la oración y los sacrificios.

Estamos a tiempo, que no sea demasiado tarde para ayudar a los demás, el amor más grande es desear que todos vayan al cielo.

(Reflexiones de una carmelita, Carmen de Jesús Crucificado O.C.D.S.)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entrada destacada

ORACIÓN PARA SER MISERICORDIOSOS

"Oh Señor, deseo transformarme toda en Tu misericordia y ser un vivo reflejo de Ti. Que este supremo atributo de Dios, es decir su inso...

ENTRADAS POPULARES