DISTINTOS GRADOS DE FELCIDAD EN EL CIELO


Quizás parezca una paradoja afirmar que en el cielo unos serán más felices que otros, cuando antes habíamos dicho que en el cielo todos serán perfectamente felices. Pero no hay contradicción. Aquellos que hayan amado más a Dios en esta vida serán más dichosos al consumarse ese amor en el cielo.

Es cierto que cada bienaventurado será perfectamente feliz, pero también es verdad que unos tendrán mayor capacidad de felicidad que otros. Para utilizar un ejemplo antiguo: una botella de cuarto y una botella de litro pueden ambas estar llenas, pero la botella de litro contiene más que la de cuarto. Esto explica que la felicidad en el Cielo será colmada para todos, pero unos serán más felices que otros sin que los menos felices pierdan nada de su felicidad porque están colmados según su capacidad.

Otra comparación: seis personas escuchan una sinfonía; todos están absortos en la música, pero cada uno la disfruta en seis grados distintos, que dependerán de su particular conocimiento y apreciación de la música.

En el catecismo encontramos la siguiente pregunta «¿Qué debemos hacer para adquirir la felicidad del cielo?», a lo que contesta diciendo: «Para adquirir la felicidad del cielo debemos conocer, amar y servir a Dios en esta vida.» Esa palabra del medio, «amar», es la palabra clave, lo esencial. Pero el amor no se da sin previo conocimiento, hay que conocer a Dios para poder amarle. Y no es amor verdadero el que no se manifiesta en obras: haciendo lo que el amado quiere. Así, pues, debemos también servir a Dios.


(La fe explicada, Leo J. Trese)

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