CARTA DE SAN RAFAEL ARNAIZ A SU TÍO LEOPOLDO,
DUQUE DE MAQUEDA

¿Cómo no amar a Dios teniendo a María?
Ah hermano, es algo en que el alma se pierde, no comprende, sólo queda un recurso para no enloquecer, y es amar mucho, mucho; vivir arrebatado en amor a María, la Madre de Dios,
la Virgen Santísima llena de gracia.
La que nos ayuda en la aflicción cubriéndonos
con su manto azul.
Refugio de pecadores, la que es esperanza nuestra,
la que en la tierra nos ayuda, para darnos luego en el cielo a su Hijo Jesucristo.
La que es bendita y ensalzada por todos los coros de las milicias celestiales.
Quisiera llenar pliegos,  y pliegos de papel, me has de perdonar mi tosquedad,  también ella me perdona; ve mi intención, como la ve Jesús, y eso me basta.
¡Ah si yo tuviera las palabras y el corazón de David! al mismo tiempo de tener mi fortaleza en Jesús, tendría mis debilidades en María, mi torre murada en Dios, mis consuelos en María...No se, me pierdo, soy muy poca cosa, hermano.



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