JESÚS SUFRIÓ MCUHO AL VER SUFRIR A SU MADRE DURANTE LA PASIÓN



 El amor infinito de Jesús a su santa Madre llenó su Corazón de muy acerbos dolores al considerar los padecimientos que sufrió su Corazón virginal durante la pasión.

A llegar el tiempo de buscar y acompañar a su Hijo en los tormentos, sale de su casa al despuntar el día, silenciosa como el Cordero divino, muda como oveja va regando el camino con sus lágrimas.

Esta santa oveja suspira por la vista del divino Cordero. Al fin lo vio todo desgarrado por los azotes, su cabeza atravesada por crueles espinas, su adorable rostro amoratado, hinchado, cubierto de sangre y de salivazos, con una cuerda al cuello, las manos atadas, un cetro de caña en la mano y vestido con túnica de burla. Sabe él que allí está su Madre dolorosa, conoce ella que su divina Majestad ve los sentimientos de su Corazón traspasado por dolores no menores a los soportados por él en su cuerpo.

 Oye los falsos testimonios contra él y cómo es pospuesto a Barrabás, ladrón y homicida. Oye miles de voces que clamaban llenas de furor:  crucifícalo, crucifícalo (Jn. 19, 15). Escucha la cruel e injusta sentencia de muerte contra el autor de la vida, ve la cruz en la que se lo van a crucificar y cómo marcha hacia el calvario cargándola sobre sus espaldas. Siguiendo las huellas de su Jesús, lava con lágrimas el camino ensangrentado por su hijo. También soportaba en su Corazón cruz tan dolorosa como la que llevaba él en sus hombros

(San Juan Eudes)

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