PARA SER SANTOS DEBEMOS CARGAR LA CRUZ

Toda la perfección cristiana consiste en querer ser santo, y para ello, debemos parecernos a Jesucristo llevando la cruz. Es tan limitado el número de los que quieren seguir a Jesús por el camino de la cruz, que apenas si hay uno por cada diez mil -como fue revelado, a varios santos, entre ellos a San Simón Estilita. 

Es tan reducido, que, si Dios quisiera agruparlos, tendría que gritarles, como en otro tiempo, por boca de un profeta.

El conocimiento práctico del misterio de la cruz se comunica a muy pocos. Para que alguien suba al Calvario y se deje crucificar con Jesucristo, es necesario que sea un valiente, un amigo de Dios; un hombre resuelto a sacrificarlo todo, emprenderlo y padecerlo todo por Jesucristo.

Aquellos que no tienen tal determinación andan sólo con un pie, vuelan sólo con un ala 

"El que quiera venirse conmigo, que me humillé y anonadé tanto que parezco más gusano que hombre (Salmo 22,7); conmigo, que vine al mundo solamente para abrazar la cruz, debe, a imitación mia, gloriarse sólo en la pobreza, las humillaciones y padecimientos de mi cruz: que reniegue de sí mismo.

¡Lejos de aquí los devotos orgullosos, que hacen resonar en todas partes el «en cuanto a mí» del orgulloso Lucifer: "No soy como los demás" que no pueden soportar que los censuren, sin excusarse; que los ataquen, sin defenderse; que los humillen, sin ensalzarse!


-San Luis de Montfort-




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