MADRE MÍA, RUEGA POR MÍ A TU HIJO

 


Sí, amable Madre mía; tú eres el único amparo que tengo sobre la tierra: 
yo que no soy sobre ella mas que un pobre desterrado, en tí sola he puesto mi esperanza. 
Valle de luto es el suelo de mi peregrinación, y en él moriré cercado de angustias si me abandonas a los peligros que me siguen a todas partes: por eso vengo a tí implorando tu protección. 
Tú ves los pesares que me agobian; apiádate de mí, ruega por mí al Hijo querido de tus entrañas, 
para que sean destruidas las asechanzas que el infierno pone a mis pies para perderme. 
Detén el brazo justiciero de tu Hijo para que no derrame sobre nosotros el cáliz de su ira, 
como lo hizo con los pueblos que lo desconocieron. 
Tus ruegos aplacarán su enojo y volverá hacia 
nosotros su rostro misericordioso.

-Devocionario Católico-

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