LA CIENCIA NOS LLEVA A DIOS







DIOS EN LA CREACIÓN



Dicen los ateos que Dios no existe porque no lo pueden ver.
A Dios no le podemos ver porque es espíritu; y el espíritu no se ve con los ojos de la cara, pero yo puedo conocer una cosa con el entendimiento aunque no la vea con los ojos, si veo un abrigo colgado de la pared, sé que allí hay un clavo o algo que lo sujeta, aunque no lo vea. Si no, el abrigo no se sostendría.
Vamos a conocer a Dios por las huellas que ha dejado en la creación.
Si paseas por la playa y ves huellas en la arena sabes que alguien ha pasado por allí y que esas huellas no se han hecho solas.
Si unos hoyos en la arena no se pueden haber hecho solos, ¿se habrán hecho solos los millones y millones de estrellas que hay en el cielo?
El movimiento de las estrellas es tan exacto que se puede hacer el almanaque con muchísima anticipación .
La precisión del movimiento de los astros sería imposible conocerlo si no fuera calculable matemáticamente.

Isaac Newton y Johannes Kepler formularon matemáticamente las leyes que rigen el movimiento de las estrellas del Universo; pero Newton y Kepler no hicieron esas leyes, porque las estrellas se movían según esas leyes muchísimos años antes de que nacieran .
Por eso el cosmonauta Frank Borman dijo desde la Luna:
«Nosotros hemos llegado hasta aquí gracias a unas leyes que no han sido hechas por el hombre». Y Newton: «El conjunto del Universo no podía nacer sin el proyecto de un Ser inteligente»
Einstein escribió «La ley del cosmos revela una inteligencia de tal superioridad que comparada con ella todo pensar humano es insignificante».


¿ AZAR O INTELIGENCIA CREADORA?

En el campo de la astronomía, ha surgido un planteamiento llamado principio antrópico, que sugiere que las fuerzas del universo tuvieron que ser determinadas con gran precisión para permitir la existencia del ser humano y del resto de los seres vivos sobre la Tierra.
Este principio afirma que cualquier mínima diferencia en el equilibro de tales fuerzas habría hecho del todo imposible la vida. El globo terráqueo tiene el tamaño justo, la temperatura idónea, la atracción gravitatoria necesaria, el agua imprescindible y los elementos químicos adecuados para sustentar a todos los organismos y muy especialmente al propio ser humano.


¿Cómo pudo surgir tal precisión?¿Es el orden resultado del caos o de un plan determinado? En un concepto sin Dios, es preciso postular una cantidad tremenda de casualidades fortuitas y precisas. ¿Qué respuesta dan los ateos a este misterio? El azar.
Pero el azar no explica nada, como dijo Jules-Henri Poincaré, Profesor de Física Matemática en la Universidad de París: «El azar no es más que la medida de nuestra ignorancia».


Y Einstein dijo : "Dios no juega a los dados".
El Premio Nobel de Física Alfredo Kastler es tajante:
«La idea de que el Universo material se ha creado él mismo, por azar, me parece absurda. Para un físico, un solo átomo es tan complicado, supone tal inteligencia, que un Universo materialista carece de sentido».

Dice Paul Davies en su libro La mente de Dios : «Cuesta trabajo creer que este intrincado universo exista por casualidad».
Nada es azar, No hemos aparecido así como así, un buen día cualquiera, porque un par de dados cósmicos hayan caído bien. Dejemos eso para quienes no quieren afrontar la verdad
Tanto la partícula más pequeña como la galaxia más alejada, muestran las huellas de una inteligencia creadora. La ciencia ha descubierto que la materia y los seres vivos están repletos de información compleja, como el software de una computadora.
¿De dónde viene toda esta información?
A partir de la teoría de la relatividad y del nacimiento de la mecánica cuántica se ha podido comprobar que el universo material, y los seres vivos que lo habitan, son mucho más complejos de lo que se suponía El ser humano tiene cada vez menos excusas para rechazar a Dios.
Los pioneros de la ciencia moderna, como por ejemplo Kepler, Boyle y Newton, no percibían conflicto alguno entre Dios y la ciencia, puesto que Dios creó los principios de la ciencia.
Newton dijo: «¿De dónde proviene todo ese orden y belleza que vemos en el mundo? ¿Fue el ojo ideado sin ingenio en materia de óptica? ¿No parece claro que existe un Ser Inteligente?»


Que la Naturaleza se rige según unas leyes es algo indiscutible. Estas leyes de la Naturaleza, son la base de la Ciencia.
¿De donde surgen las leyes de la naturaleza?
No puede haber leyes si alguien no las hace.
La ley supone un legislador inteligente.
Max Planck, Premio Nobel de Física, y padre de la Física moderna, dice: Es como si la Naturaleza estuviera regida por una voluntad inteligente», Autor de las leyes del cosmos. «Todo esto acontece como si este Universo nuestro fuera la obra de un compositor».
Muchos han sugerido también que las leyes simplemente surgieron por la necesidad de la existencia, en ese caso, ¿por que el universo no es caótico, sin orden? eso es lo que cabría esperar de una actividad aleatoria, ¿ como podría surgir de la nada un universo organizado y con las leyes necesarias para su existencia?
Una explosión en una imprenta no produce un diccionario.

ORIGEN DE LA VIDA
El biólogo François Jacob, planteo esta simple pregunta:
¿Quién ha elaborado los planos de la primera molécula de ADN, portadora del mensaje inicial que permitirá reproducirse a la primera célula viva?
Una célula viva está compuesta de una veintena de aminoácidos que forman una «cadena» compacta. La función de estos aminoácidos depende, a su vez, de alrededor de 2.000 encimas específicas. los biólogos han calculado que la probabilidad de
que un millar de encimas diferentes se unan ordenadamente por azar para formar una célula viva, formando un orden codificado con sentido, es nula.
El cosmólogo Chandra Wickramasinghe responde a esta cuestión: El hecho de que la vida hubiera aparecido por casualidad en la tierra es igual de improbable que un tifón pasase por una chatarrería y construyese un boeing 747.
La complicación del ADN es tan grande que «requiere una inteligencia».
La presencia manifiesta de esa inteligencia en el corazón mismo de la materia me aparta para siempre de la concepción de un universo que habría aparecido «por azar», que habría producido la vida «por azar» y la inteligencia también «por azar».
La racionalidad sugiere que busquemos alternativas distintas al azar.
El filósofo británico Anthony Flew ha renunciado al ateísmo debido a la propia naturaleza de los datos científicos que apuntan a Dios.



QUIÉN HA CREADO A DIOS?
Los ateos dicen: Si el mundo lo hizo Dios, ¿a Dios, quién lo hizo? - Nadie. Porque Dios es el primero, y el primero tiene que ser eterno.
Dios es el único ser necesario e increado que existe necesariamente, porque su esencia es existir, no depende de nadie para existir, no ha tenido principio ni tendrá fin. Dios es eterno.
Sería un absurdo decir que hubo un tiempo en el que no existía absolutamente nada. En ese caso, jamás podría haber empezado nada a existir, pues el primer ser no tuvo modo de empezar a existir. La nada absoluta no puede producir ningún ser»
Allan Sandage dice: «Dios es la explicación de que haya algo en vez de nada»
«Nosotros vivimos en el tiempo y no podemos concebir un ser que exista fuera del tiempo


¿ORIGEN DEL UNIVERSO O ETERNIDAD
DE LA MATERIA?
«El ateísmo marxista se basa en la eternidad de la materia.
Afirma que la materia ha existido desde toda la eternidad, y de este modo no necesitan a Dios-Creador, pero el que quiera estar de acuerdo con los últimos descubrimientos científicos que señalan una edad en la existencia de la materia, no tiene más remedio que negar la eternidad de la materia, la ciencia afirma que la materia comenzó en un momento determinado, hace algunos miles de millones de años» . Pero los marxistas, que solo admiten en su doctrina los hechos que la Ciencia ha demostrado ser ciertos, admiten esta afirmación de “la eternidad de la materia” sin demostración alguna.

También se ha comprobado que la materia no puede ser eterna por la transformación de unos elementos radiactivos en otros. el hidrógeno se convierte en helio en un proceso continuo e irreversible. Si esto sucediera desde toda la eternidad ya se habría gastado todo el hidrógeno que todavía se quema en las estrellas , pues la cantidad de hidrógeno del universo es limitada, y lo que se pierde no se repone.
Ésta fue la explicación que dio el astrónomo soviético Fessenkov en la Academia de la Unión Astronómica Internacional, celebrada en Roma en 1952, hablando sobre el origen de las estrellas..
El que contemplando el mundo sólo ve materia, es como el que entra en la Biblioteca Nacional de Madrid y sale diciendo que allí sólo hay papeles manchados con tinta de imprenta.
Lindner, Profesor de Química Técnica en la universidad alemana de Karlsruhe: «La Ciencia afirma que el cosmos es finito, que la materia no es eterna y que por lo tanto existe un Creador» .
«La vida finita del cosmos es algo científicamente probado.
La física moderna nos dice que el universo nació de una gigantesca explosión llamada Big Bang, que provocó la expansión de la materia.
¿Cómo ha demostrado la ciencia la existencia del Big Bang?
Por tres indicios:
El primero es la edad de las estrellas. Los datos que se refieren a las más antiguas indican una edad entre los doce y los quince mil millones de años, lo cual es coherente con la duración del universo desde su supuesta aparición.
El segundo argumento se basa en el análisis de la luz emitida por las galaxias, que sugiere que antaño las galaxias estaban concentradas en una única región del espacio, en el seno de una nube primordial de quince mil millones de años de antigüedad.
El tercer argumento, es que en 1965 se puso de manifiesto la existencia, en todas las regiones del universo, de una radiación uniforme que es el eco de los torrentes de calor y de luz de los primeros instantes del universo.
Precisamente el Premio Nobel de Física de 1978 se concedió a los radioastrónomos Arno Penzias y Robert Wilson, por haber recogido por primera vez en la historia el eco que queda de la gigantesca explosión que tuvo lugar en el comienzo de la creación del cosmos.
Hace unos años, creer en Dios requería un salto de fe; ahora cada vez hace falta más fe para seguir negando su existencia.

El científico italiano Antonio Chiichichi, dice :
«El ateísmo no tiene a sus espaldas ni la ciencia ni la razón. El ateísmo es también un acto de fe. Quien quiera profesar la fe en la nada, que continúe siendo ateo; pero a condición de que no pretenda que su opción esté motivada por razones científicas».
Dios no es, como dice Feuerbach «el producto imaginativo de la indigencia y los deseos del hombre», sino que la afirmación de la existencia de Dios es consecuencia de la búsqueda intelectual al hombre que investiga la razón suficiente de las leyes del cosmos, que suponen la existencia de un Creador inteligente.


¿EVOLUCIÓN O DISEÑO INTELIGENTE?

Los ateos apelan a la teoría de Darwin, porque según esta teoría, todos los seres vivos de este planeta habrían surgido por medio de la combinación del azar y la poderosa selección natural.
Stephen Jay Gould, fue uno de los primeros en perder la fe en la selección natural al constatar las importantes lagunas del registro fósil y darse cuenta de que la mayoría de las especies petrificadas aparecían ya perfectamente formadas en los estratos, entendió que el gradualismo propuesto por Darwin, así como su método de la selección natural, no podían explicar los hechos.
Cada día son más los adversarios de la evolución.
Algunos científicos (Luis Bounonre, Hermann Nielsen, Herbert Nilsson, etc.) opinan que el evolucionismo no es posible, pues la evolución sólo se da dentro de una especie; pero no es posible el paso de una especie a otra.
Los hallazgos más recientes y serios de la biología demuestran que los cromosomas de todos los hombres son iguales: no hay, por tanto, nada más que una familia humana, porque los cromosomas de los primates más parecidos al hombre son totalmente distintos: por lo tanto el hombre no procede de los primates».


Recientemente el célebre biólogo y matemático Jorge Salet en su libro Azar y certeza, demuestra matemáticamente la imposibilidad de una evolución progresiva.
Afirma que desde el origen de la vida, que se calcula ocurrió hace tres mil millones de años, no ha habido tiempo para que la primera célula viva evolucione hasta el hombre, pues el número de probabilidades es del orden de diez elevado a menos cien (10- 1oo). Es decir una probabilidad tan mínima, que para los científicos es prácticamente imposible.
El químico Charles B. Thaxton, señala graves errores del darwinismo para explicar el origen bioquímico de la vida y sugiere la posibilidad de un diseño inteligente de la misma.
Thaxton llega a tal conclusión después de reflexionar acerca de la complejidad estructural de moléculas orgánicas que parecen haber sido pensadas para hacer precisamente lo que hacen, y no ser el producto de una evolución accidental.
El matemático de la Universidad de Chicago, William A. Dembski desarrolla el “criterio de complejidad y especificación”, que es un método para saber si algo ha sido diseñado por una mente inteligente o es producto de causas naturales.
Dembski afirma que para eso es necesario tener en cuenta ante todo dos cosas. Primero, la complejidad de lo que se observa, ya que las causas naturales sólo pueden dar cuenta de fenómenos relativamente simples.
Y segundo, la existencia de un tipo de patrón que sería la firma inequívoca de la inteligencia.
El ojo es uno de estos ejemplos. Cuando un simple fotón de luz penetra en él y choca con una célula de la retina, se pone en marcha toda una cadena de acontecimientos bioquímicos, si una sola de las precisas reacciones se interrumpe, la visión normal resulta imposible e incluso puede sobrevenir la ceguera, por lo tanto, la extrema complejidad del proceso de la visión elimina la posibilidad de que el ojo se haya originado mediante transformación gradual como propuso Darwin, sino que manifiesta claramente un diseño inteligente que le debió permitir funcionar bien desde el primer momento.
Los seres vivos muestran numerosas estructuras semejantes al ojo que paralizan cualquier intento científico de explicar sus orígenes por transformación lenta y progresiva.
También el proceso de coagulación de la sangre va contra la teoría de la evolución, ya que depende de una cascada de reacciones bioquímicas en cadena que están subordinadas las unas a las otras y, por tanto, debieron funcionar adecuadamente desde el principio. Darwin escribió estas palabras en El origen de las especies:
“Si pudiera demostrarse que existió algún órgano complejo que tal vez no pudo formarse por modificaciones ligeras, sucesivas y numerosas, mi teoría se vendría abajo por completo”
(Darwin, 1980: 199)

FINALIDAD EN LA NATURALEZA
Los seres vivos rebosan finalidad
El concepto de finalidad en la naturaleza constituye para el evolucionismo ateísta un auténtico tabú del que casi está prohibido hablar.
Según esta ideología, los cambios en la naturaleza, al ser producidos por el azar, no se dirigen a ninguna parte, no hay intención en ellos. Sin embargo, la tendencia hacia un fin concreto que muestran las estructuras de los seres vivos es algo que no se puede negar:
Las raíces de las plantas se hunden en el suelo para buscar el agua y las sales minerales, mientras que los tallos y las hojas se elevan para recibir la luz del Sol y el dióxido de carbono.
Los conejos excavan madrigueras y las aves construyen nidos para poder tener a sus crías.
Las arañas fabrican telas pegajosas para capturar presas y alimentarse.
Las válvulas del corazón sirven para regular el sentido de la circulación sanguínea. Las células del sistema inmunitario vigilan y protegen el organismo de agentes invasores que podrían matarnos, etc... De manera que la existencia de la finalidad natural puede considerarse como un hecho bien comprobado ya que el mundo biológico está repleto de formas y mecanismos diseñados con precisión para realizar ciertas funciones.
La estructura íntima del universo y de los seres vivos es tan sofisticada y compleja que sólo se puede explicar satisfactoriamente apelando a una acción inteligente, capaz de escoger unas pocas posibilidades entre millones de otras que fueron sabiamente descartadas.

Por tanto, cualquier método de la ciencia humana que descarte de entrada la posibilidad de que el universo haya sido diseñado por una mente sabia y pretenda explicarlo todo como el simple producto de la casualidad, está de antemano condenado al fracaso y al error. Esto es lo que explica el matemático John C. Lennox, mediante la siguiente ilustración:
“Supongamos un automóvil Ford. Si alguien de una parte remota del mundo lo ve por primera vez y no tiene idea de mecánica moderna puede pensar que dentro del motor hay un dios (el señor Ford) que hace que el coche ande. Podría incluso intuir que, si el motor funciona bien, es porque el Sr. Ford está de buenas, y si no funciona es porque el Sr. Ford tiene un mal día. Si esa persona aprendiera mecánica, descubriría que dentro no hay ningún Sr. Ford, y que para explicar cómo funciona el motor solo habría que tener un cierto conocimiento de los principios impersonales de la combustión interna. Hasta aquí, ningún problema. Ahora bien, si decidiera que este conocimiento del funcionamiento del motor le impide creer que hubo un tal Sr. Ford que inventó el motor en un principio, nuestro personaje estaría equivocándose. ¡Sin un señor Ford que hubiera diseñado el mecanismo, no habría nada que comprender!”
Este es precisamente el error que comete quien confunde las leyes y mecanismos del universo con su causa original o su sustentador. La comprensión de la creación no elimina la necesidad del Creador, más bien es al contrario.




Fuentes:
Para Salvarte (P. Jorge Loring)
La Ciencia, ¿Encuentra a Dios? (Antonio Cruz)
Dios y la ciencia (Jean Guitton)
La ciencia descubre a Dios (Ariel A. Roth)











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