¡Querido San José, esposo de María, padre putativo de Jesús,
quiero como tu aprender a caminar en confianza
y como mucha fe hacia el encuentro de tu Hijo,
a aprender a adorarle, a postrarme ante la Eucaristía
asombrado, gozoso, alegre y estremecido por el misterio que allí sucede!
¡Quiero hacer como tu, amado san José,
saber escuchar en todo momento los planes de Dios en mi vida y cumplirlos!
¡Tu que eres el padre peregrino que custodia a Jesús,
enséñame a amarlo más, a ayúdame a que en el silencio de la oración
contemplarlo con devoción, ayúdame a acrecentar mi amor por Él!
¡San José, tu que eres el padre eucarístico de Jesús,
enséñame a acogerlo con devoción en mi corazón!
¡Otórgame tu fe para contemplar con esperanza a Jesús
presente en las especies de pan y vino y como tu, cuando dijiste
que sí a Dios para aceptar con alegría y esperanza tu misión paternal
sin comprenderlo todo, ayúdame a ser capaz de abandonar postrado
ante el Santísimo Sacramento del Altar la comodidad de mis
certezas humanas para aceptar siempre la voluntad Dios
que en tantas ocasiones se aleja de mis planes humanos para que pueda
emprender el camino hacia la salvación! ¡Dame un poco de tu fe,
San José, para abrirme a la contemplación y amar a Jesús
tan frágil y humilde en su cuerpo eucarístico!
(RMMC, con el corazón abierto.org)
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