Si un padre o una madre rica tuviera una gran cantidad de hijos, y que todos ellos debieran morir, y solo quedara uno, el que quede vivo recibirá toda la herencia.
Del mismo modo, Adán, así como todos sus hijos, murieron a la gracia como consecuencia del pecado original. Si hubieran permanecido en el estado de inocencia, ¡qué riqueza de dones! ¡Cuántos favores! María, la única exenta del pecado, sigue siendo la heredera de las gracias de inocencia y favores destinados a los hijos de Adán. Dios la ha hecho depositaria de sus gracias.
En el Evangelio se dice que el padre salió temprano en la mañana a buscar obreros para trabajar en su viña. Entonces, ¿todavía no había nadie en este viñedo? Sí, estaba María, que nació ahí. ¿Y cuál es esa viña? Es la gracia.
Sí, María nació allí, ya que fue concebida sin pecado. Y nosotros fuimos allí llamados, el padre de familia nos buscó; pero María siempre había estado allí. ¡La hermosa obrera! Ella es pura, sin mancha. El Dios de bondad podría crear un mundo más hermoso que el que existe, pero no podría crear una criatura más perfecta que María.
San Juan María Vianney, en: Mgr. R. Fourrey, La Virgen María y el cura de Ars, 1989, Ars
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