Jesús, tú eres la vida, pero te condenan a muerte; eres la verdad y sin embargo eres víctima de un falso proceso. Pero, ¿por qué no levantas la voz? tu respuesta es el silencio, es oración, es mansedumbre, es perdón, es la vía para redimir el mal, para convertir tus sufrimientos en un don que nos ofreces.
Jesús, tu silencio me enseña que la oración no nace de los labios que se mueven, sino de un corazón que sabe escuchar. Porque rezar es hacerse dócil a tu Palabra, es adorar tu presencia.
Tú que respondes al mal con el bien
Háblame al corazón, Jesús
Tú que apagas los gritos con la mansedumbre
Háblame al corazón, Jesús
Tú que detestas la murmuración y los reproches
Háblame al corazón, Jesús
Tú que me conoces íntimamente
Háblame al corazón, Jesús
Tú que me amas más de cuanto yo pueda amarme
Háblame al corazón, Jesús
-VÍA CRUCIS, COLISEO, ROMA, 29 DE MARZO DE 2024-
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