PODEMOS SER SANTOS (Santa Faustina)


Oh Dios único en la Santísima Trinidad, 

deseo amarte como hasta ahora ninguna alma humana te ha amado; y aunque soy particularmente mísera y pequeñita, no obstante arrojé muy profundamente el ancla de mi confianza en el abismo de Tu misericordia, oh Dios y Creador mío. 

A pesar de mi gran miseria no tengo miedo de nada, sino que espero cantar eternamente el himno de la gloria. 

Que no dude alma ninguna mientras viva, aunque sea la más miserable, cada una puede ser una gran santa, porque es grande el poder de la gracia de Dios. 

De nosotros depende solamente no oponernos a la actuación de Dios.


(Texto extraído de los escritos de Santa Faustina, la Divina Misericordia en m alma)

A BELÉN SE VA Y SE VIENE






A Belén se va y se viene
por caminos de alegría
y Dios nace en cada hombre
que se entrega a los demás.

A Belén se va y se viene
por caminos de justicia,
y en Belén nacen los
hombres cuando aprenden a esperar.

Lo esperaban como rico,
y habitó entre la pobreza;
lo esperaban poderoso
y un pesebre fue su hogar.

Lo esperaban un guerrero,
y fue paz toda su guerra;
lo esperaban rey de reyes,
y servir fue su reinar.

 Lo esperaban sometido,
y quebró toda soberbia,
denunció las opresiones,
predicó la libertad.

Lo esperaban silencioso,
su palabra fue la puerta
por donde entran los que gritan
con su vida la verdad.

 Navidad es un camino
que no tiene estridencias,
porque Dios resuena dentro
de quien va en fraternidad.

Navidad es el milagro
de pararse en cada puerta
y saber si nuestro hermano 
necesita nuestro pan.


ORACIÓN DE ALABANZA Y ADORACIÓN (San Juan María Vianney – Cura de Ars)


 

Yo te amo, Dios mío, y mi único deseo es amarte

hasta el último momento de mi vida.

Yo te amo, Dios infinitamente amable, y prefiero

morir amándote, a vivir un sólo instante sin

amarte.

Te amo, Señor, y la gracia que te pido es la de

amarte eternamente.

Yo te amo, Señor, y deseo el cielo sólo para tener

la felicidad de amarte eternamente.

Yo te amo, Dios infinitamente bueno, y temo el

infierno sólo porque allí no tendría jamás el dulce

consuelo de amarte. 

Dios mío, si mis labios no pueden decirte a cada

instante que te amo, quiero que mi corazón lo

repita cuantas veces yo respire.

Yo te amo, mi divino Salvador, porque has sido

crucificado por mí.

Dios mío, dame la gracia de amarte en mi

sufrimiento.

Concédeme, Señor, la gracia de morir por tu amor

y sabiendo que te amo; y al acercarme a la

muerte, aumenta mi amor y perfecciónalo. Amén.

ALEGRÍA DE NIEVE (Poema de Navidad)


 

Alegría de nieve

por los caminos.

¡Alegría!

Todo espera la gracia

del Bien Nacido.

Miserables los hombres,

dura la tierra.

Cuanto más nieve cae

más cielo cerca.

¡Tú nos salvas,

criatura

soberana!

Aquí está luciendo

más rosa que blanca.

Los hoyuelos ríen

con risas calladas.

Frescor y primor

lucen para siempre

como en una rosa

que fuera celeste.

Y sin más callar,

grosezuelas risas

tienden hacia todos

una rosa viva.

¡Tú nos salvas,

criatura

soberana!

¡Qué encarnada la carne

recién nacida,

con qué apresuramiento

de simpatía!

Alegría de nieve

por los caminos.

¡Alegría!

Todo espera la gracia

del Bien Nacido

(Jorge Guillén)

ACTO DE FE (PARA ANTES DE COMULGAR)

 



 

¡Ah mi amabilísimo Salvador! ¡qué excesos de amor,

                      qué abatimientos de vuestra divina Majestad 

practicasteis para uniros conmigo en este adorable Sacramento!.

Siendo Dios, os hicisteis hombre: siendo inmenso, os hicisteis siervo: descendisteis del seno del Eterno Padre al seno de una Virgen: del cielo a un pesebre:

del trono de gloria a un patíbulo de ajusticiados; 

y esta mañana salís de ese sagrario para venir a habitar dentro de mi pecho. 

Aquí tienes, oh alma mía, a tu amante Jesús,

que ardiendo en aquel mismo amor con que 

te amó en la cruz, muriendo por ti, está en aquel

divino Sacramento esperando que llegues a recibirle; 

y desde allí está observando tus pensamientos, tu amor, tus deseos, tus pretensiones,

y las ofrendas que vas a presentarle.

Alma mía, disponte para recibir a Jesús, 

pero primero dile con viva fe: 

¿es posible, mi amado Redentor, que de aquí a 

pocos instantes habéis de venir a mi? ¿un Dios

infinito a un pecador tan malo é ingrato como

yo? ¡Oh Dios escondido y desconocido de la

mayor parte de los hombres! yo os confieso,

creo y adoro en el santísimo Sacramento por

mi Señor y Salvador, y por confesar y defender esta verdad,

 daría voluntariamente mi propia vida. 

Vos venís para enriquecerme de gracias, y para uniros conmigo. ¡Ah, mi dulce Señor! cuánta debe ser mi confianza, sabiendo que venís por motivos tan amorosos. 

(Áncora de Salvación, Jose Mach)

CÓMO ORAR EN LA TENTACIÓN



En el Evangelio hay una advertencia de Jesús que

nunca debemos olvidar: 

"Orad, para no caer en tentación. Porque el espíritu esta pronto pero la carne es débil" (Mt 27, 41) 

Por eso nosotros, al sentir el ataque del mundo, del

demonio y de la carne, ¿nos quedaremos sin pedir ayudas del Señor Dios de los ejércitos?

Hay que decirle con el Salmo: 

"Mira Señor que me atacan, y no tengo a dónde

huir. Pelea Tú Señor, contra los que me hacen la guerra" (Sal 34). 

Un remedio muy útil: muchísimas personas han experimentado con gran provecho para lograr conseguir la victoria contra las tentaciones el mirar fijamente y con cariño el crucifijo, y mientras se va pensando en cada una de las heridas de Jesús, las de las manos, los pies y el costado, decirle con san Bernardo:

"Señor: cuando el gavilán traicionero de mis tentaciones me ataca para quitarme la

vida de la gracia y de la amistad con Dios, yo como tímida avecilla vuelo con mi pensamiento a esconderme en esas grietas salvadoras de mi Roca, en esas tus cinco heridas, y allí logro verme libre del enemigo traidor". 

Debemos pensar en la Pasión y Muerte de Jesús, este

provechoso recuerdo logrará ir alejando los pensamientos dañosos. 

No nos dediquemos a recordar las impurezas que hemos tenido, ni siquiera para lamentarlas y rechazarlas, sino que considerándolas como obras del demonio tratemos de no pensar jamás en ellas. Y en estas situaciones de dificultad demostremos que sabemos recurrir a la Virgen Santísima. Ella siempre ayuda admirablemente.

(Combate espiritual, P. Lorenzo Scúpoli)

ESPOSO DE MARÍA, SAN JOSÉ

 



Dulcísimo Padre y Señor mío, San José:

Te pido, que por la dignidad tan alta, dones y privilegios que el Señor te concedió al dar la mano de Esposo a la Reina de los cielos, me alcances las gracias necesarias para la salvación de mis seres queridos y la mía, te pido también por las Almas del Purgatorio más olvidadas y para que todos los hombres tengan un trabajo digno, te pido que las familias se mantengan unidas y por el fin del aborto.

Por Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

DESEOS DE PADECER CON JESÚS

 La noche del 19 de julio de 1900, Gema se quedó en éxtasis. Ella dice: 

"Me encontré con Jesús que sufría horribles penas. ¿Cómo podía yo ver sufrir a Jesús sin ayudarle? Se apoderó de mí un gran deseo de padecer, por lo que supliqué a Jesús me concediese esa gracia. En el instante, fueron satisfechos mis deseos.

Jesús se acercó, y quitando de su cabeza la corona de espinas con sus manos santísimas, la colocó sobre la mía y la oprimió contra las sienes. Momentos de

dolor fueron aquellos, pero felices. Así estuve una hora sufriendo con Jesús."

(Santa Gema Galgani, amor total, P. Ángel Peña O.A.R.)




MARÍA ESTÁ TRANSFORMADA EN DIOS



Me dirijo a ti por un momento, amabilísimo Jesús mío, para quejarme amorosamente ante tu divina Majestad de que la mayor parte de los cristianos, aun los más instruidos, ignoran la unión necesaria que existe entre ti y tu Madre santísima. 

Tú, Señor, estás siempre con María, y María está siempre contigo y no puede existir sin ti; de lo contrario, dejaría de ser lo que es. 

María está de tal manera transformada en ti por la gracia, que Ella ya no vive ni es nada;

sólo tú, Jesús mío, vives y reinas en Ella más perfectamente que en todos los ángeles y santos.

¡Ah! ¡Si se conociera la gloria y el amor que recibes en esta criatura admirable, se tendrían hacia ti y hacia Ella sentimientos muy diferentes de los que ahora se tienen! Ella se halla tan íntimamente unida a ti, que sería más fácil separar la luz del sol, el calor del fuego; más aún, sería más fácil separar de ti a todos los ángeles y santos que a la divina María, porque Ella te ama más ardientemente y te glorifica con mayor perfección que todas las demás creaturas juntas.

(Tratado de la verdadera devoción a María, San Luis de Monfort)

PARA DIOS NO HAY NADA IMPOSIBLE

Cuenta Javier Martín una antigua leyenda, de la Edad Media:

«Un hombre muy virtuoso fue injustamente acusado de haber asesinado a una mujer. En realidad, el verdadero autor era una persona muy influyente del reino, y por eso, desde el primer momento se procuró un "chivo expiatorio", para encubrir al culpable.

El hombre fue llevado a juicio ya conociendo que tendría escasas o nulas esperanzas de escapar al terrible veredicto: ¡La horca!

El juez, también comprado, cuidó no obstante, de dar todo el aspecto de un juicio justo, por ello dijo al acusado: 

"Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor, vamos a dejar en manos de Él tu destino:

Vamos a escribir en dos papeles separados las palabras CULPABLE e INOCENTE. Tú escogerás, y será la mano de Dios la que decida tu destino".

Por supuesto, el mal funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda: 'CULPABLE'.

La pobre víctima, se encomendó a Dios, y se dio cuenta que el sistema propuesto era una trampa. No había escapatoria.

Pero Dios le inspiró la solución. Tomó uno de los papeles doblados y se lo tragó.

El juez, indignado, dijo: “Y ahora,¿cómo vamos a saber el veredicto...?"

"Es muy sencillo, respondió el hombre, es cuestión de leer el papel que queda, y sabremos lo que decía el que me tragué".

Tuvieron que liberar al acusado y jamás volvieron a molestarlo.

Por más difícil que se nos presente una situación, nunca dejemos de buscar la salida, pidiendo ayuda a Dios. "Lo que es imposible para el ser humano, es posible para Dios"».

(Para Salvarte, P. Jorge Loring)




CAMINO POR UN MISIONERO

Celina, la hermana de Teresita cuenta un episodio en el convento con ella:

Cuando Teresita estaba enferma, la enfermera le había aconsejado darse todos los días un paseíto de un cuarto de hora por la huerta. Yo me la encontré caminando penosamente y, por así decirlo, al límite de sus fuerzas. 

"Harías mucho mejor descansando", le dije; en las condiciones en que estás, este paseo no puede hacerte ningún bien; te estás agotando, déjalo ya. 

-Es verdad, me contestó,  ¿pero sabes lo que me da fuerzas? Pues camino por un misionero. Pienso que allá lejos, muy lejos, tal vez alguno de ellos esté agotado en sus correrías apostólicas, y para aminorar sus fatigas ofrezco yo las mías a Dios.

(Consejos y recuerdos, Obras completas, santa Teresita del Niño Jesús)






TU SANTIDAD, SAN JOSÉ, TE HIZO DIGNO DE TANTO HONOR



Purísimo san José, ¿cual de los mortales 

ha logrado honor igual al que te concedió 

a ti la bondad de nuestro Dios? 

¿a quién de los mortales se le ha dado 

dignidad tan alta como la que se te

confió a ti de ser cabeza de la mas ilustre, 

más santa y grande familia que vio jamás la tierra?

Tu santidad, padre mío, tu eminente santidad,

fué la que te hizo digno de tanto honor. 

¿Y aquel respeto humilde, aquel amor 

que te profesaron en la tierra tu Hijo adoptivo 

y tu Esposa,  no ha de valer ahora en el cielo? 

¿acaso son menos atendidas ahora tus súplicas? 

No, no puedo creer que se haga sorda a tus voces 

una Esposa  que es la misma piedad y la clemencia.

Pide al Padre de misericordias 

que le de hijos a los matrimonios 

si es voluntad de Dios, que bendiga esa sagrada unión, 

y a todos los fieles nos de auxilios para cumplir 

con las obligaciones que contraemos 

en los desposorios que celebró nuestra alma 

con el Esposo sagrado Jesucristo, 

en el día en que nos bautizamos. 

Amén.

OH JESÚS ESCONDIDO (Oración de Santa Faustina)


 

A los pies del Señor, Oh Jesús escondido, Amor eterno, 

Vida nuestra, Divino Insensato que Te has olvidado

de Ti Mismo y nos ves solamente a nosotros. 

Aún antes de crear el cielo y la tierra, 

nos llevabas en Tu Corazón. 

Oh Amor, oh abismo de Tu humillación, 

oh misterio de felicidad, 

¿por qué es tan pequeño el

número de los que Te conocen? 

¿Por qué no encuentras reciprocidad? 

Oh Amor Divino, 

¿por qué ocultas Tu belleza? 

Oh Inconcebible e Infinito, cuanto más Te conozco 

Te comprendo menos; pero como no alcanzo

a comprenderte, comprendo más Tu grandeza. 

No envidio el fuego a los serafines, 

porque en mi corazón tengo depositado un don mayor. 

Ellos Te admiran en éxtasis, 

pero Tu Sangre se une a la mía. 

El amor es el cielo 

que nos está dado ya aquí en la tierra. 

Oh, ¿por qué Te escondes detrás de la fe? 

El amor rasga el velo. 

No hay velo delante de los ojos de mi alma, 

porque Tú Mismo me has atraído 

desde la eternidad al seno de un amor misterioso. 

Oh indivisible Trinidad, único Dios, 

a Ti honor y gloria por todos los siglos.

(Santa Faustina, Diario de la Divina Misericordia)

PIDAMOS POR LOS SACERDOTES


 

Nuestro Señor decía a sus Apóstoles: «Ved cómo las mieses se extienden y blanquean a lo lejos; pedid, pues, al Amo que envíe obreros a su mies.»

Que sea nuestra oración ardiente y apremiante al

terminar la Adoración. Si el sacerdocio es tan magnífico, tan poderoso y tan benéfico; si es

el medio necesario de su mediación y, por consiguiente, de la Redención del mundo, pidamos para innumerables almas la gracia y el honor de participar al sacerdocio de Jesucristo, de extenderlo, de multiplicarlo según las exigencias de la gloria de Dios, del servicio de la Iglesia y de la santificación de los hombres.

Pidamos sacerdotes, más sacerdotes, a Aquel que sólo los discierne, los escoge y los llama.

Ayudemos a las vocaciones sacerdotales, tan contrariadas en nuestros días por la debilidad de la fe en las familias y por el espíritu del mal que anima a los poderes contra Cristo y contra su Iglesia.

Sobre todo, no cesemos de pedir para todos los sacerdotes una abundante y nueva efusión del espíritu sacerdotal del Sacerdote por excelencia: la santidad de Jesús; es decir, la separación del mundo y de su espíritu; el afecto cordial y profundo al Dios que está en el Tabernáculo, único a quien deben aspirar; el celo por las almas, y, por último, el amor que no retrocede ante el sufrimiento, para completar en ellos el sacrificio no sangriento que ofrecen cada día, y cooperar así a la Redención del mundo. 

(Manual de Adoración al Santísimo Sacramento, P. Tesniére)

ORACIÓN A SAN GABRIEL ARCÁNGEL



¡San Gabriel Arcángel! Tú eres el Ángel que anunció la

Encarnación, Mensajero Fiel de Dios: 

Abre nuestros oídos para que podamos 

captar hasta las más suaves sugerencias 

y llamadas de la Gracia, nacidas del 

Corazón Misericordioso de Jesús.

Te pedimos, que te quedes siempre

 con nosotros para que, comprendiendo la Palabra de Dios 

y Sus Inspiraciones, sepamos obedecerla, cumpliendo bien 

y dócilmente lo que Dios quiere de nosotros. 

¡Haznos vigilantes en la espera del Señor 

para que no nos encuentre dormidos 

cuando llegue! Amén.

¡San Gabriel Arcángel!

Lucha a nuestro lado con tus Ángeles.

(Corazones Católicos)

¿SON TODOS LOS SANTOS IGUALES? NO, SAN JOSÉ ES EL MÁS SANTO ENTRE LOS SANTOS


De ninguna manera, no todos los santos son iguales ante Dios, aunque todos son muy queridos, sin duda.

Que Dios no trate a todos por igual parece chirriar frente a nuestra natural concepto de Justicia: “Igualdad para todos”. Pero tratar a todos por igual no es precisamente lo más justo siempre.

No podemos juzgar a Dios según nuestros limitados criterios.

Ya en los Evangelios vemos cómo Jesús tenía preferencias: 

"Uno de sus discípulos, el que Jesús amaba, estaba a la mesa al lado de Jesús."(Juan 13, 23)

¿Quiere decir esto que Jesús no amaba a los demás? No, esto no quiere decir eso, simplemente Jesús tenía esa preferencia, igual que a través de las escrituras va revelando su amor preferencial por el último, el pequeño, el desfavorecido.

Y volviendo al tema de los Santos, leemos en el libro "El Santo Patriarca San José", del Padre David Meseguer S.J. lo siguente: 

"Los santos en el cielo interceden por nosotros, ahora bien, ¿de qué depende la eficacia de su oración? Pues  depende de la perfección de su caridad y de la mayor unión que tienen con Dios en la gloria."

Está claro que no todos los santos tienen el mismo grado de Gloria, por lo tanto no todos son iguales. 

Ahora vamos al santo más agradable a Dios (después de la Virgen María, por supuesto) el P. David Meseguer prosigue: 

"El Patrocinio de San José es el más excelente y poderoso de todos, exceptuando el de la Santísima Virgen y es también el más universal".

Si todos los santos fueran iguales, los mismos santos y teólogos no hubieran dicho estas frases:

“A otros parece les dio el Señor gracia para socorrer en una necesidad; a este glorioso Santo (San José) tengo experiencia que socorre en todas”. (Santa Teresa de Jesús)

" Aunque tengamos muchos santos por abogados, hemos de ser particularmente devotos del bendito san José, por lo mucho que alcanza de Dios

(Santa Teresa de Jesús)

«Dios ha reunido en san José, como en el sol, toda la luz y el esplendor que todos los demás santos tienen juntos».

(San Gregorio Nacianceno)

"El poder de san José sobrepuja con mucho el poder de todos los ángeles y de todos los santos"

(P. Pedro José María Villaseca)

Es que está claro, si San José cooperó en la Obra de la Redención, ¿cómo va a ser igual que los demás santos? y que conste que con esto no se está despreciando a los demás santos como muchos creen.

(Carmen de Jesús Crucificado, O.C.D.S.)


POR LA SANGRE DE JESÚS Y LOS DOLORES DE MARÍA, SEAN LIBERADAS LAS ALMAS DEL PURGATORIO

 ¡Oh Jesús, oh María, esperanza, salud, 

felicidad de todos los fieles! 

desde el profundo abismo de sus miserias, 

a vosotros se vuelven

las benditas almas del Purgatorio 

para implorar el beneficio 

de vuestra sangre, 

¡oh Jesús! y el fruto de vuestros dolores, 

¡oh María!.

Esta sangre, estos dolores que fueron 

de tanta eficacia la primera vez en el Calvario, que libraron a

todo el mundo de toda iniquidad, 

libren de sus penas a las almas 

del Purgatorio, y por los

méritos de sangre tan preciosa 

y de dolores tan acerbos, 

sean conducidas salvas al cielo 

aquellas prisioneras infelices 

y en particular las más

olvidadas,  por las cuales os pedimos con

todo el fervor de nuestro espíritu. 




ORACIÓN PARA DESPUÉS DE LA CONFESIÓN


 

Por los merecimientos de la bienaventurada

siempre virgen María, y de todos los Santos,

humildemente os suplico, Señor mío Jesucristo, 

que os sea acepta y agradable esta confesión 

que acabo de hacer. Suplid con vuestra

misericordia los defectos que en ella haya cometido, 

para que por los méritos de vuestra

preciosa sangre, alcance la perfecta y plenaria

absolución de mis pecados. Amen. 

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO ✷ ✷ 🔥 🕊 ✷

 Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles, 

y enciende en ellos el fuego de tu amor.

Envía tu Espíritu Creador. 

Y renueva la faz de la tierra.

Oh Dios, que has iluminado los corazones 

de tus hijos con la luz del Espíritu Santo; 

haznos dóciles a sus inspiraciones 

para gustar siempre el

bien y gozar de su consuelo. 

Por Cristo nuestro Señor. Amén




--✞-- TÚ ERES SACERDOTE ETERNO--✞--



Reunid todos los sentimientos de respeto, 

de veneración, de reconocimiento, de amor 

y de fe que pueden entrar en el acto de adoración,

 para adorar a Nuestro Señor Jesucristo como lo merece, 

bajo su nombre sacrosanto y admirable 

e inefable de Sacerdote. 

Descorred por la fe el velo de las especies, 

y en este Santo de los santos en que ejerce 

hasta el fin la función suprema

de su sacerdocio eterno, adorad al Sacerdote

por excelencia: 

« Tu es sacerdos in aeternum.»

Vos sois Sacerdote, Vos sois el 

único Sacerdote eterno, oh Jesús, 

Hijo de Dios hecho hombre.

Vos sois Sacerdote como nadie lo ha sido

ni lo será. Sacerdote por esencia, Sacerdote

por naturaleza, así como por elección, 

y vuestra elección es vuestra naturaleza misma 

que os ha constituido Hombre-Dios. 

Vos sois Sacerdote en toda la plenitud 

de la forma sacerdotal, en toda la perfección 

de las cualidades sacerdotales, 

en toda la extensión posible

del poder, de la acción y de las funciones 

del Sacerdocio: "Tu es sacerdos". 

Oh Jesús, nuestro Sacerdote, yo os saludo, 

os aclamo  y me prosterno delante de Vos, 

os adoro y quisiera fundirme de reconocimiento y anonadarme de respeto ante la verdad 

profunda e incomprensible, 

ante las cualidades preeminentes, ante

la acción infinita e inefable de vuestro 

nombre de vuestra perfección, 

de vuestras funciones de Sacerdote: 

"Tu es sacerdos".

(LA PERSONA DEL CRISTO EUCARÍSTICO, P. Tesniére)

CRUCES CON CRISTO


 

«El siervo no es más que su señor.

Si a mí me han perseguido, también os

perseguirán a vosotros; si han guardado

mi palabra, también guardarán la vuestra.

Pero todo esto os lo harán por causa de mi

nombre» (Jn 15, 20-21).

Concédenos, oh Dios, no pensar 

en vidas sin cruces, sino más bien

en cruces con Cristo; porque la cruz es

un instrumento connatural a la vida del

hombre y, en especial, para aquellos que

hemos aceptado seguir a Cristo por los

caminos del Calvario. 

Te lo pedimos por el

mismo Cristo nuestro Señor.


ORACIÓN EN DEMANDA DEL SOCORRO DE MARÍA



 ¡Madre de Dios y reina de los ángeles!

¡Esperanza de los hombres!

¡Mira al que te llama y a ti recurre!

Me postro ante ti, yo, pobre esclavo,

me consagro por tu siervo para siempre

y me ofrezco a servirte y honrarte

cuanto pueda, toda la vida.


Poco puede honrarte

un esclavo tan ruin y rebelde

que tanto ha ofendido a mi Dios y Redentor.

Pero si me aceptas, aunque sin merecerlo,

y con tu intercesión me haces digno,

tu misma misericordia me hará santo

y te daré el honor que yo solo no puedo.

Acéptame y no me rechaces, Madre mía.


Estas ovejas perdidas

vino a rescatar el Verbo eterno,

y por salvarlas se hizo Hijo tuyo.

¿Despreciarás a esta oveja extraviada

que a ti recurre para encontrar a Jesús?

Ya está entregado el rescate que me salva;

mi Salvador ya derramó su sangre preciosa,

la que basta para salvar mil mundos.


Basta que esa sangre se me aplique,

y esto en tus manos está, Virgen bendita.

En tus manos está salvar al que quieres.

Ayúdame, mi reina, y sálvame.

En ti confío, a tu intercesión me entrego.

Salud de los que te invocan, sálvame.

(Las Glorias de María, san Alfonso Mª de Ligorio)


✥---✥-- CÓMO HACER MEDITACIÓN--✥---✥



La meditación es ante todo un diálogo personal y amoroso con Dios. Por ello, es necesario aprender a escuchar a Dios en el silencio del alma y explayarse con Él en un coloquio lleno de fe y amor, para entrar en un contacto personal y santificador con Él. 

Es en este momento cuando baja la luz y la fuerza del Espíritu Santo, la voluntad se conforma con la voluntad de Dios y surgen las decisiones que deben dirigir la vida.

Pasos para hacer bien la meditación:

✥ La noche anterior lee la meditación. 

Al día siguiente te será más fácil desarrollar los puntos de la meditación. Prueba y verás cómo es cierto.

✥ Al día siguiente, al inicio de la meditación, invoca al Espíritu Santo. Después, ponte en la presencia de Dios, haciendo los actos preparatorios; de la forma más personal y espontánea posible. Toma conciencia de que Él está ahí, te mira, te conoce, te penetra con su luz. Orar es unirse con Dios que sabemos que está presente entre nosotros. Si no se establece esta unión con Dios no hay verdadera oración cristiana. Pide ayuda a la Santísima Virgen.

✥ Lee el texto del Evangelio, o la cita que te has propuesto, despacio, reflexivamente.

✥ Lee las reflexiones tratando de personalizarlas y aplicarlas a tu propia vida. Ayuda mucho hacerse preguntas como: ¿Qué dicen los puntos de meditación? ¿Qué me dicen a mí en concreto? ¿Qué debo cambiar en mi vida, actitudes, criterios, costumbres, manera de actuar? 

Se trata de descubrir en la oración qué es lo que me está pidiendo el Espíritu Santo.

✥ Trata de mantener una conversación muy íntima, muy personal con Cristo, con Dios Padre, el Espíritu Santo o la Virgen María.

✥ Haz un propósito muy concreto para la vida. Puede ser algo para este día o algo que podrá durar toda la vida, como cambiar una actitud que no esté de acuerdo con el Evangelio.

(Guía color y fuego)

MAESTRO DIVINO (Santa Isabel de la Trinidad)


 

Maestro divino, que sea yo corroborada en la fe,

en esa fe que no permite al alma adormecerse,

sino que la mantiene siempre vigilante bajo tu

mirada, totalmente recogida en la luz 

de tu palabra creadora…

¡Oh Verbo eterno, Palabra de mi Dios! 

Quiero pasar mi vida escuchándote. 

Quiero pasar mi vida atenta a tus inspiraciones 

para que seas mi único Maestro. 

Quiero vivir siempre en tu presencia

y morar bajo tu luz infinita a través de todas

las noches, vacíos y fragilidades. 

¡Oh, mi Astro querido! Ilumíname con tu esplendor fulgurante 

de tal modo que ya no pueda apartarme de tu divina irradiación 

(Isabel de la Trinidad, Cartas. Tratados espirituales)

SANTA GEMA AYUDA A LA LIBERACIÓN DE UN ALMA QUE ESTABA EN EL PURGATORIO


Santa Gema, como todos los santos, también tuvo mucha devoción y amor a las almas del purgatorio. Rezaba por ellas desde jovencita, pues dice su tía Elisa

Galgani que, durante sus vacaciones en Camaiore, se le veía ir al cementerio y pasar largas horas, rezando por las almas.

También se sabe que rezaba todos los días los cien requiem por las almas benditas. Y por ellas hizo el voto heroico, que consiste en el ofrecimiento de

todas sus obras satisfactorias por ellas.

En una oportunidad, su ángel le preguntó: 

“Gema, ¿cuanto hace que no has rogado por las almas del purgatorio? Oh, hija mía, piensas poco en esto. 

La Madre Teresa sigue sufriendo”. 

Desde la mañana no había rogado por ella. Me

dijo: “Me gustaría mucho que cualquier cosa, por pequeña que fuese, que sufrieras, la ofrecieras por las almas del purgatorio. Todo pequeño sufrimiento

las alivia ¡Cuánto sufren estas almas! ¿Quieres hacer algo esta noche por ellas? ¿Quieres sufrir?

Otro día el ángel le dijo que Jesús quería que sufriera esa noche unas dos horas por un alma de purgatorio... Sufrí de hecho dos horas como quería Jesús por la Madre María Teresa. En una de sus apariciones, Jesús le revela las angustias de la religiosa pasionista Madre Josefa, porque tenía en casa a sor María Teresa que estaba muy enferma. Jesús le reveló que, dentro de poco tiempo, moriría esta hermana María Teresa. 

Un viernes me pareció que Jesús me decía: 

“Gema, la Madre Teresa (era una religiosa pasionista) está en el purgatorio, ruega por ella, pues sufre mucho”. Cuando lo oí no quería creer que fuera ella... El ángel de mi guarda me dijo que hasta la más

mínima cosa que padeciese lo ofreciese todo por las almas del purgatorio, en especial por ella. Así lo hice. Un jueves me hizo Jesús sufrir dos horas más por

ella, diciéndome que había aliviado sus penas… Yo pensé que el día de la Asunción de María Jesús se la llevaría consigo. Serían las nueve de la mañana

y me pareció que me daban sobre el hombro (un golpecito) y vi cerca de mí una persona vestida de blanco. ¡Qué miedo sentí! Me preguntó:

- ¿Me conoces? Yo soy la Madre Teresa. Vengo a darte gracias por el bien que me has hecho y por el interés que te has tomado para que cuanto antes pudiera entrar en el paraíso. Sigue haciéndolo así. Unos cuantos días más y seré feliz eternamente.

- No me dijo más y desapareció.

Desde esa hora, redoblé con el máximo empeño mis pobres oraciones.

Ayer por la mañana, después de la sagrada comunión, Jesús me dijo que hoy, a medianoche volaría al cielo.

Me había prometido Jesús que me daría una señal. Era ya la medianoche y nada. A la media me pareció que la Virgen venía a avisarme, diciéndome que la hora se acercaba. Después de unos instantes, la vi venir acompañada de su ángel custodio. Estaba vestida de pasionista. Me dijo que su purgatorio había

terminado y se iba al cielo... Sonreía y no puede figurarse lo jubilosa que iba.

Fueron a recogerla Jesús y su ángel de la guarda. Al tomarla, Jesús dijo: “Ven, oh alma, que me has sido tan querida”. Y se la llevó.

(Santa Gema Galgani, amor total, P. Ángel Peña O.A.R.)

ORACIÓN PARA ANTES DE CONFESARSE (Por San Alfonso María de Ligorio)


 

Dios y Señor de las misericordias, 

todo cubierto de confusión, y penetrado del dolor de

mis culpas, vengo, Señor, a vuestros pies.

Yo vengo con firme resolución de abominarlas

todas, y con un verdadero pesar de haber ofendido 

a un Dios tan bueno, tan amable,

y tan digno de ser amado. 

¡Ay Dios mío de mi alma! 

¿Ésta es la correspondencia que merecen, Señor, vuestras piedades? ¿Éste es, Dios mío,  el reconocimiento que vos esperabais de mí, 

después de haberme amado, hasta derramar vuestra preciosa sangre, por librarme de la crueldad de mis enemigos, y de las llamas del infierno? 

Sí, señor, yo he sido con vos muy vil e ingrato. 

Os pido humildemente perdón de todos mis

pecados, dadme gracia para hacer digna penitencia de ellos; haced, Dios mío, que me llegue a

los pies del confesor, que en vuestro nombre

me espera, con las disposiciones necesarias.

Dadme luz para conocer la fealdad de mis culpas.

Dadme una verdadera contrición de ellas:, abrid mi boca, para que las confiese enteramente, a fin de que reciba dignamente el santo sacramento de la Penitencia, y obtenga vuestra divina gracia. Amen. 


EL INFIERNO ES DOGMA DE FE

 



A algunos, que no han estudiado a fondo la Religión, les parece que siendo Dios misericordioso no va a mandarnos a un castigo eterno. 

Sin embargo, que el infierno es eterno es dogma de fe. Pero hemos de tener en cuenta que Dios no nos manda al infierno; somos nosotros los que libremente lo elegimos. 

Él ve con pena que nosotros le rechazamos a Él

por el pecado; pero nos ha hecho libres y no quiere privarnos de la libertad que es consecuencia de la inteligencia que nos ha dado.

Jesucristo nos enseñó clarísimamente la gran misericordia de Dios. Pero también nos dice que el infierno es eterno. 

Cristo afirmó la existencia de una pena eterna, entre otras veces, cuando habló del juicio final: «Dirá a

los de la izquierda: apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo». Y después añade que los malos «irán al suplicio eterno y los justos a la vida eterna». Es dogma de fe que existe un infierno eterno para los pecadores que mueran sin arrepentirse.

Aunque Dios es misericordioso, también es justo. Dice la Sagrada Escritura: «Tan grande como ha sido mi misericordia, será también mi justicia».

El infierno existe, no porque lo quiera Dios, que no lo quiere; sino porque el hombre libre puede optar contra Dios. No es necesario que sea una acción explícita. 

Se puede negar a Dios implícitamente, con las obras de la vida. 

Si negamos la posibilidad del hombre para pecar, suprimimos la libertad del hombre. Si el hombre no es libre para decir NO a Dios, tampoco lo sería para decirle SI. 

La posibilidad de optar por Dios incluye la posibilidad de rechazarlo .

El gran misterio del infierno es que aunque Dios desea la salvación de todos los hombres, nosotros somos capaces de condenarnos. Dios nos ha creado libres y quiere que nos comportemos como tales. 

Negar la posibilidad de condenarnos es negar la libertad del hombre.

¿por qué permite la existencia de su enemigo?

Pregúntaselo a Él: también permite tu existencia, siendo como eres malo con Él, al reirte y despreciarlo y burlarte de Él. Sin embargo, como toda criatura, buena o malo, tú y el demonio, por enemigos que queráis ser de Dios, servís para darle gloria, igual que los personajes malos de una novela, aunque odiasen a su novelista, no dejan de ser instrumentos de su

gloria como Autor de una Gran Obra. Y esa es la tragedia del demonio: intenta el mal, pero de todo mal Dios puede sacar un bien.

Como ya hemos dicho: Dios no llena el infierno; la gente se va de cabeza con sus elecciones cotidianas, cuando endurece su corazón y dice "no necesito a Dios": finalmente llegan a una eternidad sin Dios, y a ese estado de eternidad sin Dios, más allá de la muerte, con ausencia de bien y plenitud de mal, le llamamos infierno.

(Estudio teológico, escriturístico

y testimonial sobre el Infierno)


QUE MI CORAZÓN SEA TU PEQUEÑA BETANIA


 

Oh, Jesús, Amado mío, qué dulce es amarte, pertenecerte, tenerte por único todo!

Ahora que vienes cada día a mi corazón, que nuestra unión sea cada día más íntima. 

Que mi vida sea una oración continua, un prolongado

acto de amor. 

Que nada pueda distraerme de ti, ni los ruidos ni las

distracciones. 

Me gustaría tanto, oh mi Señor, vivir contigo en el

silencio. Pero lo que amo sobre todo es cumplir tu voluntad. 

Y ya que quieres que esté todavía en el mundo, me someto de todo corazón por amor tuyo. 

Yo te ofrezco la celda de mi corazón para que sea tu pequeña Betania.

Ven a descansar. Te amo tanto... Quisiera consolarte y me ofrezco a ti como víctima, oh Maestro, por ti, contigo. 

Acepto de antemano todos los sacrificios, todas las pruebas, incluso la de no sentirte conmigo. 

Sólo te pido una cosa: ser siempre generosa y fiel, siempre; aunque nunca vuelva a poseerme. 

Quiero cumplir perfectamente tu voluntad, responder siempre a tu gracia. Deseo ser santa contigo y para ti, pero siento mi impotencia. (Oh, sé mi santidad!. 

Si nunca me enmiendo, oh, te conjuro, te suplico, Llévame, hazme morir mientras yo soy toda tuya. 

Yo soy tu pequeña mimada, tú me lo dices; pero tal vez la prueba venga muy pronto y entonces seré yo quien te daré. 

Señor, no son estos dones, estos consuelos de que me colmas, lo que yo busco. Es a ti, únicamente a ti. Sostenme siempre, tómame cada vez más. 

Que todo en mí te pertenezca. Rompe, arranca todo lo que te disgusta para que sea toda tuya. 

Oh, cada latido de mi corazón es un acto de amor!. Jesús mío, Dios mío, qué bueno es amarte, ser tuya completamente!

(Santa Isabel de la Trinidad)

ORACIÓN A LA VIRGEN DEL CARMEN POR LAS ALMAS DEL PURGATORIO

 María Santísima, Madre y abogada nuestra,

Virgen Santísima del Carmen, 

Patrona de las Almas del Purgatorio, 

te ruego que intercedas por ellas,

te ruego que las visites como visitaste a tu prima Isabel, 

que encendida en caridad fuiste deprisa

en su socorro para ayudarla en lo que ella necesitara,

teniendo para ello que recorrer tanta distancia 

por caminos ásperos y peligrosos, 

pues de la misma manera te ruego visites 

y confortes a las benditas Almas 

que están retenidas en el Purgatorio.

Ten compasión de estas almas tan queridas 

por tu amadísimo Hijo, 

ya que para que no se perdieran 

quiso derramar toda su sangre. 

Por los méritos de la sangre de tu Hijo, 

por la espada que atravesó tu alma afligida,

por los dolores de san José para salvar a Jesús

de una muerte segura, por los dolores y méritos 

de todos los santos de todos los tiempos, 

te pido, Santísima Virgen del Monte Carmelo,

especial protectora de las Almas del Purgatorio,

que socorras a las que estén más necesitadas,

a las más olvidadas.

Amén.





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