Celina, la hermana de Teresita cuenta un episodio en el convento con ella:
Cuando Teresita estaba enferma, la enfermera le había aconsejado darse todos los días un paseíto de un cuarto de hora por la huerta. Yo me la encontré caminando penosamente y, por así decirlo, al límite de sus fuerzas.
"Harías mucho mejor descansando", le dije; en las condiciones en que estás, este paseo no puede hacerte ningún bien; te estás agotando, déjalo ya.
-Es verdad, me contestó, ¿pero sabes lo que me da fuerzas? Pues camino por un misionero. Pienso que allá lejos, muy lejos, tal vez alguno de ellos esté agotado en sus correrías apostólicas, y para aminorar sus fatigas ofrezco yo las mías a Dios.
(Consejos y recuerdos, Obras completas, santa Teresita del Niño Jesús)
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