Esta Madre del Amor Hermoso quitará de tu corazón todo escrúpulo y temor servil desordenado y lo abrirá y ensanchará para correr por los mandamientos de su Hijo con la santa libertad de los hijos de Dios, y para encender en el alma el amor puro, cuya tesorera es Ella.
De modo que en tu comportamiento con el Dios-Caridad ya no te gobernarás –como hasta ahora– por temor, sino por amor puro.
Lo mirarás como a tu Padre bondadoso, te afanarás por agradarle siempre y dialogarás con El en forma confidencial como un hijo con su cariñoso padre.
Si, por desgracia, llegaras a ofenderlo, te humillarás al punto delante de Él, le pedirás perdón humildemente, tenderás hacia Él la mano con sencillez, te levantarás de nuevo amorosamente, sin turbación ni inquietud, y seguirás caminando hacia Él, sin descorazonarte.
De modo que en tu comportamiento con el Dios-Caridad ya no te gobernarás –como hasta ahora– por temor, sino por amor puro.
Lo mirarás como a tu Padre bondadoso, te afanarás por agradarle siempre y dialogarás con El en forma confidencial como un hijo con su cariñoso padre.
Si, por desgracia, llegaras a ofenderlo, te humillarás al punto delante de Él, le pedirás perdón humildemente, tenderás hacia Él la mano con sencillez, te levantarás de nuevo amorosamente, sin turbación ni inquietud, y seguirás caminando hacia Él, sin descorazonarte.
-Tratado de la verdadera devoción a María, San Luis María Grignion de Montfort-
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