Desde los orígenes de la veneración dedicada a la Virgen María, Ella ha respondido a muchos nombres diferentes. Se trata de los Títulos Marianos o Advocaciones Marianas, nombres que derivan de atributos que se refieren a María en las Sagradas Escrituras o en la veneración popular, o que derivan de características atribuidas a ella.
Algunas son advocaciones dogmáticas, derivadas de la presencia de María en los Evangelios y de la Liturgia: Madre de Cristo, Inmaculada Concepción, Descendiente de David, Nueva Eva, Nuestra Señora.
Otras derivan de Advocaciones atribuidas por teólogos y Padres de la Iglesia, como Reina del Cielo, Stella Maris que indica cómo la Virgen es una especie de estrella polar para los cristianos, Torre de Marfil, Virgen de los Dolores, en referencia a los siete dolores que afronta María en los Evangelios etc...
También están las Advocaciones Marianas ligadas a fenómenos naturales, como la Virgen del rayo, la Virgen de las Nieves etc...
La Virgen también se asocia con la salud y curaciones milagrosas, como la Virgen del Rescate, cuyo culto nació en Palermo en 1306, cuando la Virgen se apareció al monje agustino Nicola La Bruna para curarlo de una enfermedad incurable, o la Virgen de los Enfermos, que libró de la peste a la comunidad parroquial de San Bernardo en Vercelli en el año 1630.
También son fascinantes las Advocaciones marianas vinculadas a la iconografía, como la Virgen de la pera, del cuadro del siglo XV que representa a la Virgen dando una pera al niño Jesús, símbolo de la aceptación por parte de este último del sacrificio por la redención de la humanidad, o María que desata los nudos, del cuadro de Johann Georg Schmidtner pintado en el siglo XVIII de donde se originó la famosa gran devoción mariana.
Finalmente están las Advocaciones marianas de tipo toponímico, que hacen referencia a lugares queridos por la Virgen o en los que se ha aparecido a lo largo de los siglos, como la Virgen de Loreto, Nuestra Señora de Lourdes, la Virgen de Fátima, Santa María del Mar, Nuestra Señora de Guadalupe, Nuestra Señora Aparecida, la Virgen del Carmen y muchas más.
No hay muchas Vírgenes, solo hay una: la Madre de Jesús, Madre de la Iglesia y Madre nuestra, pero tiene muchos vestidos y con todos ¡está maravillosamente HERMOSA!
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