LA CONTEMPLACIÓN DE DIOS EN EL ALMA PURGANTE


 

Nosotros sobre la tierra reconocemos a Dios por la fe. El alma purgante lo contempla a través de un velo de amor que es fruto del estado de gracia; el alma condenada lo percibe a través de una terrible fobia y de un odio total porque está separada voluntaria y obstinadamente de Él. 

El fuego y las penas del Purgatorio son como un lente que lo acerca, porque el alma sufriendo para purificarse, lo siente como el único fin de su vida.  El fuego y la pena del Infierno son como una terrible oscuridad y humo que lo alejan. Por esto en las revelaciones, los santos han dicho que el fuego del Purgatorio es luminoso y el del Infierno es tenebroso. 

Por el estado de gracia el alma purgante está cerca de Dios, y siente mil veces más que las almas contemplativas en la tierra, la sublime paz de la infinita sencillez de Dios. 

Se encuentra como envuelta en una melodía, que es la admirable armonía de la Unidad y de la Trinidad Divina. No ve a Dios, pero lo contempla en la armonía de la gracia por la cual vive sobrenaturalmente en Él. Es un espectáculo dulcísimo, lejano sí, pero que aumenta el ansia amorosa de reunirse con Él. Por esta ansia que es amorosa presión divina, el alma siente el amor de Dios que la rodea. También en esto se ve una dulcísima odisea de amor que para el alma es pena y purificación de amor.


-EL PURGATORIO, La última de las misericordias de Dios, PADRE DOLINDO RUOTOLO-

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