Salve, María, Madre del Rosario
salve, princesa de la humanidad,
Tiende tu mano a los que imploramos,
siempre nos proteja tu bondad.
salve, princesa de la humanidad,
Tiende tu mano a los que imploramos,
siempre nos proteja tu bondad.
Los que peregrinos en tierra de paso,
buscamos alivio a nuestros dolores,
te invocamos Madre, Reina de los Cielos,
sabiendo que tú estás siempre atenta,
nos cuidas con mimo, nos colmas de amores.
El Rosario, Señora, es nuestro homenaje
de amor encendido en tu devoción.
Son sus misterios preciosos hogares
en donde encontramos retazos de tu corazón.
No nos olvides, Madre amorosa,
en el momento de nuestra partida.
Por tu Rosario, divina Señora,
nos lleves a Cristo y hallemos la vida.
Fuente: Ángel Ramos Sánchez, Apostolado de la oración.
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