¡Oh Redentora de cautivos y Madre de toda Merced!
Aquí a vuestras plantas y en el principio de este día,
os invoca vuestra maternal protección
Aquí a vuestras plantas y en el principio de este día,
os invoca vuestra maternal protección
el más indigno de vuestros hijos.
A Vos, que sois Madre del mismo Dios
A Vos, que sois Madre del mismo Dios
y esperanza de pecadores,
acudo en este día, honrándoos
acudo en este día, honrándoos
con todo el afecto de mi alma
y confiándoos mi eterna salvación.
¡Oh Virgen de la Merced!
y confiándoos mi eterna salvación.
¡Oh Virgen de la Merced!
aceptadme por esclavo vuestro
ya que sois tan poderosa para con Dios,
libradme durante este día
ya que sois tan poderosa para con Dios,
libradme durante este día
de las tentaciones del inmundo seductor,
de los estímulos de la carne y de las sugestiones
de los estímulos de la carne y de las sugestiones
del maligno espíritu, y para ello os consagro mis ojos,
mis oídos, mi lengua, mi corazón y todo mi ser,
quedando del todo vuestro y esperando
la merced de la perseverancia final. Amén.
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