Jesús, Hijo único de Dios, Hijo único de María,
al escoger, entre todas las criaturas, a esta incomparable
Virgen para ser su Madre, su nodriza y su gobernante; y
pues su infinita bondad nos la dio como Madre y refugio en
todas las necesidad, quiere que la veneremos, la honremos
y la amemos como él la ama.
La exaltó y honró por encima de todos los hombres y
los ángeles; quiere igualmente que le rindamos más respeto
y veneración que a todos los ángeles y que a todos los
hombres. Pues él es nuestra Cabeza y nosotros sus
miembros, animados por su espíritu, debemos seguir sus
inclinaciones, caminar por sus sendas, continuar su vida en
la tierra y practicar las virtudes que practicó, quiere que
nuestra devoción a su divina Madre sea continuación de la
suya. Es decir, que tengamos los sentimientos de honor, de
sumisión y de amor que él le tuvo acá abajo y que le tiene
eternamente en el cielo.
Virgen para ser su Madre, su nodriza y su gobernante; y
pues su infinita bondad nos la dio como Madre y refugio en
todas las necesidad, quiere que la veneremos, la honremos
y la amemos como él la ama.
La exaltó y honró por encima de todos los hombres y
los ángeles; quiere igualmente que le rindamos más respeto
y veneración que a todos los ángeles y que a todos los
hombres. Pues él es nuestra Cabeza y nosotros sus
miembros, animados por su espíritu, debemos seguir sus
inclinaciones, caminar por sus sendas, continuar su vida en
la tierra y practicar las virtudes que practicó, quiere que
nuestra devoción a su divina Madre sea continuación de la
suya. Es decir, que tengamos los sentimientos de honor, de
sumisión y de amor que él le tuvo acá abajo y que le tiene
eternamente en el cielo.
Fuente: "El corazón admirable", San Juan Eudes.
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