Oh Bien Supremo, deseo amarte como hasta ahora nadie Te ha amado en la tierra.
Deseo adorarte cada momento de mi vida y unir estrechamente mi voluntad a Tu santa voluntad.
Mi vida no es monótona ni gris, sino variada como un jardín de flores perfumadas, donde no sé que flor recoger primero; el lirio del sufrimiento o la rosa del amor del prójimo o la violeta de la humildad.
No voy a enumerar estos tesoros que cada día tengo en abundancia. Es una gran cosa saber aprovechar el momento presente.
Oh Jesús, Luz Suprema, haz que yo me conozca y penetra con Tu luz mi alma oscura, y llena de Ti el abismo de mi alma.
(Santa Faustina, +296 La Divina Misericordia en mi alma)
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